sábado, 31 de diciembre de 2022





 

Conmigo para siempre

 Mi carne y mi corazón pueden desfallecer, pero Dios es la fortaleza de mi corazón y mi porción para siempre. Salmo 73:26 (LBLA)


En el mundo de los deportes de la escuela secundaria Rochelle en Texas, la alumna Bonnie Richardson se consagró como la atleta más destacada. Salió primera en salto alto, segunda en salto largo y tercera en lanzamiento de disco. Y luego salió primera en la carrera de 200 metros y segunda en la de 100 metros.


Esta alumna, por sí sola, logró acumular 42 puntos, ganando el título de Campeón del Estado.


Ahora, más allá de todos los laureles y trofeos que acumulemos en esta vida, las palabras del salmista siguen siendo ciertas: la carne y el corazón eventualmente van a desfallecer. Los grandes atletas del pasado hoy están confinados a los libros de historia y a los recuerdos en la memoria de sus admiradores.


Veamos lo que sigue diciendo el salmista: «Mi carne y mi corazón pueden desfallecer, pero Dios es la fortaleza de mi corazón y mi porción para siempre».


Lo más probable es que a cada uno de nosotros nos llegará el momento en que el cuerpo se rehusará a obedecer las órdenes del cerebro y las cosas no funcionarán como antes.


Cuando eso nos suceda, nuestro futuro nos podrá parecer sombrío y desalentador. Pero para quienes tenemos a Jesucristo como el Salvador de nuestras vidas, las cosas van a ser distintas. Porque gracias a él, sabemos que no estamos solos para enfrentar ese futuro. Nuestro Padre celestial, quien envió a su Hijo a salvarnos del castigo del pecado y de los estragos de la desobediencia, siempre está y va a estar con nosotros ayudándonos, protegiéndonos, guiándonos, y consolándonos. En él podemos confiar. Él nunca nos dejará ni nos abandonará.


Por CPTLN

Logros 2022

     Gracias a todos por acompañarnos durante el 2022, aquí les comparto el progreso en la comunicaciones digitales, sigamos adelante y que alcancemos a muchas vidas más para la Gloria del Señor en el 2023.

https://www.ministeriotv.com/video/logros-2022-gracias-a-ustedes-25666

viernes, 30 de diciembre de 2022




 

Ven a la fiesta

 Volvió el rey a enviar otros siervos, y les dijo: ‘Díganles a los invitados que ya he preparado el banquete; que he matado mis toros y animales engordados, y que todo está dispuesto. Que vengan a la fiesta.'» Mateo 22:4


«Dios ayuda a quien se ayuda a sí mismo.»


¿Sabe en qué parte de la Biblia se encuentra esa frase? Si su respuesta es que esa frase no se encuentra en la Biblia, le felicito. Si por el contrario todavía está tratando de pensar en qué libro de la Biblia se encuentra, no piense más, porque la Biblia no dice eso, por más que la mayoría de las personas así lo cree.


Se me ocurre que una pareja de Pennsylvania se encuentra entre este último grupo. Hace unos días, ambos fueron arrestados por robar, luego de que sus imágenes fueran captadas por una cámara de seguridad. Según se puede ver, robaron alimentos de un supermercado por el monto de más de mil dólares.


¿Saben qué iba a hacer esa pareja de recién casados con esos alimentos? Iban a utilizarlos para alimentar a los invitados a la fiesta de casamiento… algo muy diferente del ejemplo de Jesús en su parábola, en donde el hombre había preparado sus propios animales.


Cuando servía como pastor, a menudo encontraba parejas que, al igual que ésta, tenían las prioridades equivocadas. Algunas se preocupaban más con el largo de la iglesia que con el mensaje que el pastor iba a dar. Otras invertían más tiempo eligiendo el vestido, la torta, o las invitaciones, que eligiendo la iglesia a la que pertenecerían una vez casados. Y mucho más tiempo se invertía en preparar el casamiento, que en hacer que el matrimonio funcionara.


Casi siempre es malo tener las prioridades equivocadas.


Damos gracias porque Jesús nos sugiere cómo debería ser nuestra lista de prioridades. En Mateo 6, Jesús dice: «… busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas» (v. 33). Solteros o casados, a todos nos vendría bien seguir el consejo de Jesús.


Cuando seguimos al Salvador, todas las demás cosas se acomodan. Cuando seguimos al Salvador, los problemas y las cargas de la vida se hacen soportables. Cuando seguimos al Salvador tenemos perdón, esperanza y vida eterna.


Por CPTLN

jueves, 29 de diciembre de 2022




 

Un Dios cercano

 Pero tú, Señor, ¡no te alejes! Tú eres mi fuerza, ¡ven pronto en mi ayuda! ¡Rescata de la espada y de esos perros la única vida que tengo! ¡Sálvame de las fauces de esos leones! ¡Líbrame de los cuernos de esos búfalos! Salmo 22:19-21


Nunca he visto de cerca un tiburón de dieciséis pies y medio de largo, y tampoco quiero verlo.


Se me ocurre que Ana tampoco hubiera querido verlo.


Ana estaba haciendo surf en Tasmania, cuando fue atacada por un tiburón que la hundió y la sacudió hasta que, cuando parecía que todo estaba perdido, con la ayuda de su primo Jorge, logró zafarse.


Jorge la subió a su tabla de surf, y con la ayuda de una ola la llevó a la costa, donde fue atendida de sus heridas.


Pensando en lo que había pasado, Jorge dijo: «No soy creyente, pero la ola perfecta que vino en el momento justo, tuvo que haber sido enviada por Dios».


Me gustaría poder decirle a Jorge que quizás es hora de que se vuelva creyente… es más, quizás es hora de que se ponga a pensar en que llegará el momento en que la tabla de surf no le va a servir para escapar de la muerte.


A todos nos llega la muerte. A algunos les llega con un tiburón; a otros con un infarto, o cáncer, o un accidente, o… la lista es interminable.


Dios sabía que la muerte nos espera a todos. Por ello es que envió a su Hijo para que se ofreciera como rescate por nuestra salvación. Al morir en la cruz y resucitar al tercer día, Jesús venció el poder de la muerte, y nos abrió la puerta hacia la vida eterna.


Más aún, sabemos que nuestro Señor está siempre a nuestro lado. Como escribe el Salmista: «Pero tú, Señor, no te alejes; fuerza mía, ven pronto en mi auxilio. Rescátame de la boca de los leones.»… o de tiburones… o accidentes… o enfermedades.


Por CPTLN

miércoles, 28 de diciembre de 2022












 

Jesús está a mi favor

 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna. Juan 3:16


Hace unos años, mi esposa y yo construimos la casa de nuestros sueños a orillas de un lago en las afueras de la ciudad. En el piso de arriba hicimos una sala bien grande para acomodar grupos de jóvenes. Esa casa ha sido de gran bendición.


Dado que la casa mira hacia el oeste, hemos visto algunas puestas de sol increíblemente preciosas. De veras, una puesta de sol sobre el agua es una maravilla.


Pero también tenemos el privilegio de ver la luna reflejada en el agua, lo cual es otra maravilla de Dios. A veces me levanto a las 3:30 o 4:00 de la mañana y me voy al lago en el kayak, a la luz de la luna llena.


¿Qué tiene todo esto que ver con una devoción? Es que más allá de donde uno se encuentre, en la costa o en el kayak en el medio del lago, los rayos de luz siempre le llegan directamente.


Cuando estoy parado en el muelle, los rayos de luz van directamente a mis pies. ¿Cómo puede ser entonces que, sea que vaya caminando por la costa o remando en medio del lago, los rayos del sol o de la luna siempre me sigan?


¿No es algo maravilloso? ¡Sin lugar a dudas! Es una maravilla que nos recuerda cómo el amor de Dios nos llega en forma directa, personal y poderosa. Nos llega aun cuando no nos damos cuenta o no lo apreciamos. ¡Qué consuelo!


El rayo de luz me recuerda que Jesucristo el Salvador, la luz del mundo, es también la luz de mi vida.


Por CPTLN

lunes, 26 de diciembre de 2022




 

Preparación de los...

 Accede al nuevo tema en el Canal y escucha el tema: Preparación de los suelos para la siembra espiritual, bendecirá de manera especial tu vida, te esperamos, sigue el enlace a continuación 

https://www.ministeriotv.com/video/preparacin-de-los-suelos-para-la-siembra-espiritual--25634


Creados y redimidos

 ¡Grande es el Señor, nuestro Dios! ¡Gran Rey es él sobre todos los dioses! En su mano están las profundidades de la tierra, y las alturas de los montes son suyas. Suyo es también el mar, pues él lo hizo, y sus manos formaron la tierra seca. ¡Vengan, y rindámosle adoración! ¡Arrodillémonos delante del Señor, nuestro Creador! 

Salmo 95:3-6


Los dioses de otras religiones exigen y reclaman cosas. Muchos creen que las estrellas y los planetas controlan el destino humano, una afirmación falsa que da un estatus divino a los cuerpos celestes creados. Incluso la tierra misma se describe a veces como una diosa, personificada como la «madre naturaleza» o «madre tierra». Quienes creen en estas falsas ideas «cambiaron la verdad de Dios por la mentira, y honraron y dieron culto a las criaturas antes que al Creador» (Romanos 1:25a).


Esos otros «dioses» no tienen ningún derecho real sobre la tierra o cualquier parte de la creación. Solo el Dios Trino es Dios. Como nos recuerda la Escritura: «Todos los dioses de los pueblos son ídolos, pero el Señor es quien creó los cielos» (1 Crónicas 16:26). Por lo tanto, no debemos adorar a la creación, sino reconocer a su Creador y adorarlo solo a Él. Desde los valles más profundos y las profundidades del océano hasta las montañas más altas, la tierra pertenece al Señor porque Él creó todo. A su orden, «subieron a los montes, bajaron por los valles» (Salmo 104: 8a). Dios dio el cuidado de Su creación a los seres humanos que Él creó, diciéndoles: «¡Reprodúzcanse, multiplíquense, y llenen la tierra! ¡Domínenla! ¡Sean los señores de los peces del mar, de las aves de los cielos, y de todos los seres que reptan sobre la tierra!» (Génesis 1: 28b).


Las personas bajo cuyo cuidado Dios puso al principio a su creación, se sumergieron voluntariamente a sí mismas y al mundo en las tinieblas del pecado y la muerte. Sin embargo, nuestro gran Dios y Rey amaba al mundo que había creado, por lo que envió a su Hijo a rescatarlo. Jesús tomó sobre sí mismo la culpa del pecado de la raza humana y sufrió la pena de muerte que nos correspondía a nosotros por nuestra rebelión contra nuestro Creador. ¡Ningún otro «dios» ha hecho eso! Luego, Jesús resucitó triunfante sobre la muerte en la mañana de Pascua.


Por la gracia de Dios, mediante la fe en Jesús, nuestros pecados son borrados por la sangre del Salvador. Jesús, por quien y para quien fueron creadas todas las cosas, reina ahora en exaltada gloria sin compartir su dominio con los ídolos pues se le ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. En un gran día aún por venir, Jesús nuestro Señor regresará en gloria como Rey y Juez. Esta tierra presente pasará, y Dios creará un cielo y una tierra nuevos, haciendo nuevas todas las cosas.


Nuestro Creador y Salvador sostiene en su mano los lugares más profundos de la tierra y las montañas más altas. ¡Y nos sostiene también a nosotros! Por el poder del Espíritu Santo, solo hay una respuesta que podemos dar: «¡Vengan, y rindámosle adoración! ¡Arrodillémonos delante del Señor, nuestro Creador!»


Por CPTLN

Promesa

 




Tema de Diciembre

 




Bendecido y

 


Dios a la tierra, el hombre al cielo

 Lucas 2:1-14


¡Gloria a Dios en las alturas! ¡Paz en la tierra a todos los que gozan de su favor! (Lc 2:14)


En el Edén había quedado claro que Dios no dejaría a la deriva aquello que había creado con tanto amor y dedicación. Dios no renegó de su creación. Es que los humanos habíamos sido creados para vivir cerca de Dios. Por siglos, Dios daría señales intensas de ese amor profundo y demostraría su afecto entrañable que quiere atraernos cerca de su corazón. Y también por siglos, los seres humanos rehuimos de ese abrazo que Dios quería estrecharnos.


En Belén se nos muestra hasta qué punto Dios estuvo dispuesto a llegar, por amor. La brecha entre el santo y el pecador, entre el cielo y la tierra, iba a cerrarse a través de su auto-entrega misteriosa: Dios iba a atravesar el abismo haciéndose humano para estar con nosotros, para actuar por nosotros, para ser nuestro Emanuel. A través de Jesús-el Dios encarnado-se tendería un puente precioso entre el Creador y su creatura. Por ese puente Dios viene a la tierra y el hombre asciende al cielo.


La navidad le devuelve la gloria a quien la merece y la paz a quien la ha perdido: a Dios y al hombre. Cuando el hombre quiso robarle la gloria a Dios en el Edén, se acabó la paz. Cada vez que con nuestros pensamientos, palabras y obras, le disputamos la gloria a Dios, la paz deviene en conflictos, dolores y muerte. Ahora, en Belén, la paz vuelve a ser una posibilidad cierta: en Jesús, los seres humanos pecadores gozamos del favor de Dios. ¡Gloria a Dios en las alturas! ¡Paz a los hombres!


Por CPTLN

jueves, 22 de diciembre de 2022

De Belén para el mundo

 Miqueas 5:2-4


Tú, Belén Efrata, eres pequeña para estar entre las familias de Judá; pero de ti me saldrá el que será Señor en Israel. (Miq 5:2)


Una aldea pequeña destinada a ser famosa. Belén había sido cuna de la familia de Elimelec y Noemí, los suegros de Rut, la moabita que fuera recibida bajo las alas de Yahvé. No solo eso; había sido la cuna del gran rey David, el hijo de Isaí. Belén está situada a unos pocos kilómetros al sur de Jerusalén, en la denominada «ruta de los patriarcas». El nombre Belén (Bet Léjem) significa «casa de pan», dado que allí se cultiva trigo y cebada.


Una pequeña aldea, cuna de grandes reyes. Pero todavía faltaba el más grande de todos: el Salvador, Jesús. A partir de su llegada, el nombre Belén quedaría grabado en la historia con letras de oro. ¿Puede salir alguien tan grande de un lugar tan humilde? En principio, la lógica nos dice que no. Por esta razón fue que, cuando los magos de oriente buscaban al rey recién nacido, se dirigieron a Jerusalén, la capital, y no a esa pequeña aldea.


Dios sigue ofreciéndonos y dándonos grandes cosas a través de lugares, elementos y personas humildes. Con simples palabras Él nos anuncia la buena noticia del evangelio: el mensaje de perdón gratuito por causa de Cristo. A través de agua, unida a su palabra, nos lava y nos incorpora a su reino. A través de pan y vino, unidos a su palabra, nos alimenta para la eternidad.


No rechacemos lo que Dios nos ofrece en Belén por su apariencia. Alimentemos nuestra esperanza con el pan que el Padre amasa con amor en esa tierra: el pan de vida, Jesús.


Por CPTLN

martes, 20 de diciembre de 2022

Un lugar de descanso

 María se quedó con Elisabet como tres meses, y después volvió a su casa. (Lucas 1:56)


Tres meses de paz. Cuando Dios alentó a María a que fuera a visitar a su prima Elisabet, quien también estaba embarazada, le estaba dando un regalo celestial. Durante tres meses no tendría que lidiar con las reacciones de su familia o de José. Al contrario, estaría con dos personas que creían por completo su historia-dos personas que, en vez de dudar o temer o incluso enojarse, se alegraron con ella.


Esos tres meses le permitirían a María superar los malestares de comienzos del embarazo: las náuseas, las fluctuaciones hormonales y los cambios emocionales bruscos. Elisabet la podría ayudar y aconsejar y María, a cambio, podría ayudar con la cocina, la limpieza y las compras que a Elisabet se le iban a hacer pesadas hacia el final de su embarazo. Las dos se ayudarían mutuamente en amor.


Lo mejor de todo: esos tres meses iban a servirle a María para aceptar la maravilla que Dios estaba haciendo a través de ella. Tendría tiempo para pensar en todas las tremendas promesas que el ángel le había hecho, en todo lo que había aprendido acerca del Mesías prometido por Dios y en cómo habría de salvar a su pueblo. Todo eso habría de darle fuerzas para que, cuando llegara el tiempo, pudiera regresar y enfrentar a sus padres y a José, confiando en que Dios se encargaría de todo.


A nosotros Dios también nos ofrece momentos de paz y de consuelo. A veces son cortos-sólo unos minutos en el trabajo, o mientras los niños descansan. Pero cuando llegan, son un regalo de ese Dios que nos ama tanto, que vino al mundo a través del cuerpo de una joven embarazada cansada que necesitaba paz.


Jesús, el Príncipe de Paz, conoce nuestras necesidades y provee para ellas ahora y para siempre. Él ha ganado la verdadera paz para nosotros a través de su muerte y resurrección. Cuando lo necesitamos, podemos pedirle que nos ayude dándonos descanso.


Por CPTLN

lunes, 19 de diciembre de 2022




 

Felicidades

 Te hemos preparado una tarjeta de felicitación escucha el mensaje navideño siguiendo el vínculo que aparece a continuación 

https://www.ministeriotv.com/video/feliz-natividad-2022-25618 



Qué hacer cuando ...

 El tema para hoy es: Qué hacer cuando los incrédulos rechasan el mensaje. Para escuchar esta enseñanza bíblica dominical visita:

https://www.ministeriotv.com/video/qu-hacer-cuando-25617

Las tinieblas se disipan

 Isaías 9:2-7


El pueblo que andaba en tinieblas vio una gran luz; sí, la luz resplandeció para los que vivían en un país de sombras de muerte. (Is 9:2)


Las tinieblas, además de ser una realidad negativa, son en sí mismas un símbolo de todo lo maligno que existe en el mundo. Si decimos, por ejemplo, que tal persona «anda en tinieblas», no hay manera de entender esa afirmación como algo positivo.


Desde una perspectiva espiritual, las tinieblas representan un mundo en el que nada bueno puede esperarse. Las profecías acerca del Mesías refieren a su venida como a la irrupción de una luz en medio de las sombras de la muerte. Israel, el pueblo de Dios, había pasado por momentos tristes y oscuros en su historia. Períodos de desobediencia y rebelión seguidos por invasiones, deportaciones y calamidades sin fin. Eran tiempos de sombra de muerte. El Mesías llega como un rey niño para revertir ese panorama sombrío. La tierra de Galilea, lugar del ministerio de Jesús, sería escenario de esa venida luminosa.


Jesús es el príncipe de paz que va a acabar con todos los símbolos de conflicto, guerra y enemistad entre nosotros. Sus nombres son propios de un rey extraordinario: «Consejero admirable», «Dios fuerte», «Padre eterno» y «Príncipe de paz». Él viene a nuestra Galilea arrasada a establecer un reino espiritual de paz, para gobernar nuestras mentes y corazones. Si nuestra existencia es atravesada por oscuridad, si los conflictos y las guerras han devastado nuestra vida, hay esperanzas inmensas en ese PRÍNCIPE DE PAZ.


Preparémonos para recibirle en arrepentimiento y fe. Con su amor y perdón, con su justicia y su paz, Él iluminará nuestros corazones. Su adviento puede ser nuestro advenimiento a una existencia nueva y luminosa.


Por CPTLN

viernes, 16 de diciembre de 2022


 

Disponible

 Ya está disponible la Conferencia, para acceder visita el enlace provisto a continuación 

https://www.ministeriotv.com/video/necesito-servir--25608


La hora del gozo

 Isaías 12:2-6

Y con gran gozo sacarán ustedes agua de las fuentes de la salvación. (Is 12:3)


¿Qué cosas nos producen gozo en esta vida? ¿Con cuánta frecuencia lo experimentamos? ¿Dónde lo buscamos? El verdadero gozo es un don del Espíritu Santo, junto con la paz, la paciencia, la fe y otros regalos. Correr detrás del placer, el confort o el consumo, no necesariamente nos conducirá al gozo. A veces esa búsqueda, casi desesperada, nos dejará secos, vacíos o frustrados.


El verdadero gozo es una experiencia vibrante en nuestro espíritu. No tiene que ver con lo que nosotros hacemos por ser más o menos felices; es el resultado de lo que Dios nos hace experimentar por gracia, por ser un Dios bueno y misericordioso.


Y es por eso que el gozo puede brillar incluso en medio de las sombras del dolor, el sufrimiento y la muerte. Es una convicción que nos eleva, asociada con el perdón, la salvación, la seguridad de que lo terrible de nuestra vida no tiene la palabra final. Es como el caminante perdido en el bosque que de repente vislumbra el sendero de salida, o el sediento en el desierto que de pronto descubre el oasis.


No hay mayor gozo que la experiencia de la salvación. Es la certeza que brota de la palabra divina de que Dios ya no nos acusa, sino que nos consuela… de que ya no es nuestro enemigo, sino nuestro salvador. Cuando nuestra vida parece ser un laberinto sin salida, podemos elevar nuestra mirada y confiar en Aquel que se manifiesta como nuestro salvador en el pesebre y en la cruz. El profeta nos invita diciendo: ¡Vean a Dios, mi Salvador! Jesús es la fuente inagotable de esa salvación. Aferrémonos a Él con fe, para experimentar el favor divino.


Por CPTLN

miércoles, 14 de diciembre de 2022

Necesito servir

 Hemos preparado una conferencia como recurso de ayuda en la comprensión y servicio. Reserva la fecha, pasa la voz, te esperamos. Toda la información la consigues aquí 

https://www.ministeriotv.com/video/necesito-servir-25606

Un giro repentino

 Abrahán engendró a Isaac, Isaac a Jacob, y Jacob a Judá y a sus hermanos… con la que fue mujer de Urías el rey David engendró a Salomón… En el tiempo de la deportación a Babilonia, Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos… y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo. (Mateo 1:2, 6, 11)


¿Alguna vez has tenido un cambio repentino en tu vida? Esperas que las cosas sigan normalmente, pero de repente sucede algo impactante y te encuentras en un camino completamente nuevo.


La ascendencia de Jesús está llena de tales giros. Abrahán era un hombre sin hijos que se convirtió en el padre de una nación. Judá era el cuarto hijo, pero heredó la bendición de su padre después de los crímenes de sus hermanos mayores. Salmón fue un líder que se casó con una prostituta cananea. Su hijo Booz se casó con Rut, una extranjera pobre, y se convirtió en el bisabuelo del rey David. David fue un pastor que reemplazó al desastroso rey Saúl. Si David se hubiera mantenido alejado del asesinato y el adulterio, ¡su hijo Salomón probablemente nunca habría nacido!


Si bien no todos estos giros fueron terribles, sí fueron inesperados, excepto para Dios. Dios sabe exactamente lo que está haciendo cuando le da un giro a nuestra vida o se aprovecha de uno que causamos al hacer algo malo. ¡Ni siquiera nuestro pecado puede detenerlo!


Y, por supuesto, el mayor giro de todos es cuando Dios vino a nuestro mundo en Jesucristo, para sufrir, morir y resucitar por nosotros. Gracias a él, finalmente estamos en el camino correcto, con todos nuestros giros equivocados perdonados.


Por CPTLN

lunes, 12 de diciembre de 2022


 

Requisitos indispensables para . . .

 Ya está disponible la enseñanza de la Escuela Bíblica Dominical bajo el tema Requisitos indispensables para evangelizar a otros, haz clic sobre el enlace para ir al Canal y escuchar

https://www.ministeriotv.com/video/requisitos-indispensables-para-evangelizar-a-otros-25599

Editando nuestra vida

 Salmo 25:1-10


Tú, Señor, eres todo bondad. Por tu misericordia, acuérdate de mí; pero olvídate de que en mi juventud pequé y fui rebelde contra ti. (Sal 25:7)


Si toda nuestra vida estuviera filmada en una cinta, seguramente usaríamos una tijera para recortar buena parte de esas escenas «olvidables». Sólo dejaríamos lo que nos favorece. Lo que se recuerde o se olvide, incide en nuestra suerte como «actores» de la vida.


¿Se acuerda Dios de nosotros? ¿Qué parte de la película se guarda? Hay quienes viven pensando que Dios está en deuda con ellos. Piensan que han sido poco premiados por la crítica del prójimo, o por Dios mismo. Se acercan a Dios recordándole sus «buenas escenas», con la intención de forzarlo a cumplir sus deseos.


Es mejor que Dios se olvide de ciertas cosas al tratar con nosotros. La única manera de salir bien parados ante Él, es que nos trate de acuerdo a su misericordia y no según nuestros méritos. Si no fuera por el amor y la misericordia de Dios, estaríamos perdidos sin remedio. En su misericordia, Él «decide» no ver esas escenas en las que salimos mal parados: orgullo, falta de amor, deseos que ofenden su santidad. Incluso en las escenas que consideramos «buenas», nos salimos del libreto.


La misericordia divina tiene un nombre: Jesús. Él viene a «poner el cuerpo» por nosotros, para hacer bien lo que nosotros sólo podemos hacer mal. Dios recorta las escenas vergonzosas de nuestra vida y las reemplaza con las de su Hijo, el actor principal de nuestra salvación. Dios toma el sufrimiento, la obediencia y el clamor de su Hijo, y los pone en lugar de nuestras escenas fallidas. No es que seamos buenos actores: es que él es un benévolo editor. Confiemos, entonces, en su misericordia.


Por CPTLN

viernes, 9 de diciembre de 2022

 




El Señor es nuestra justica

 Jeremías 33:14-16


Cuando llegue el día y el momento, haré que de David surja un Renuevo de justicia, que impondrá la justicia y el derecho en la tierra. (Jer 33:15)


¡Justicia! ¡Justicia! clama y reclama la muchedumbre congregada frente al edificio de los tribunales. Muchos que lo ven, se adhieren a su causa. Otros, resignados, murmuran: «aquí no va a pasar nada». La escena nos resulta familiar. Revela uno de los grandes dilemas de este mundo. Es tan difícil que se haga justicia. ¿Quién defiende al débil y al pobre? ¿Cuándo terminarán las injusticias?


Jeremías anuncia la venida de alguien que tomará sobre sí la causa de los perdedores, los abusados. ¿Cómo hará Dios para traerle justicia a esa gente? ¿Desaparecerá la injusticia como por arte de magia? Quizás soñamos con un Dios justiciero que un día baje del cielo y elimine de un golpe a todos los injustos. Es una fantasía recurrente.


El problema es que «no hay en la tierra nadie tan justo que siempre haga el bien y nunca peque» (Ecl 7:20). Y si nadie es justo, estamos ante un problema: lo único que podemos pedirle a Dios, en ese caso, es misericordia. Es por causa de nuestra injusticia que Dios enviaría al Renuevo de justicia, a su santo Hijo, a morir por los injustos. Él único en condiciones de clamar por justicia -el único justo- no tendría justicia: le tocó morir por los injustos, por ti y por mí.


Su entrega a la muerte, su obediencia y su victoria lo transformaron en fuente de justicia y misericordia para todos: él justifica a los pecadores arrepentidos ante el Padre. Él vendrá como juez de vivos y muertos. Él vindicará a los suyos. En él esperamos. El Señor es nuestra justicia.


Por CPTLN

jueves, 8 de diciembre de 2022

Las cuentas en claro

 Isaías 1:18-20


El Señor dice: «Vengan ahora, y pongamos las cosas en claro. Si tus pecados son como la grana, se pondrán blancos como la nieve». (Is 1:18a)


Suele decirse que las cuentas claras conservan la amistad. Muchas relaciones se han deshecho por causa de alguna deuda que no fue honrada a tiempo. Saber honrar las deudas es una virtud preciosa. A veces se desperdician largos años de amistad por causa de una deuda impaga.


Dios quiere poner en claro las cuentas con cada uno de nosotros. La relación Dios-hombre, que es el vínculo vital de nuestra existencia, se ha visto profundamente afectada por el pecado. Una relación destinada a ser de armonía, confianza y comunión, se convirtió en temor, ira, vergüenza e incluso indiferencia.


Muchas veces tratamos de convivir con esa realidad dolorosa y remediarla a nuestra manera: huimos, nos escondemos, tratamos de negociar con Dios, apretamos los dientes y negamos la realidad. Pero, en el fondo, sabemos que algo que debe ser arreglado todavía sigue pendiente. Los remedios que usamos no nos traen verdadera paz.


Y las cosas no pueden ser de otra manera, a menos que Dios mismo las arregle. Para que esas deudas no sean un estorbo en nuestro vínculo con el Dios santo, Él mismo las toma y las coloca sobre su Hijo santo e inocente. Cuando Dios nos dice que hemos sido perdonados, no es que esté postergando un reclamo para el futuro. Él perdona de veras, y lo hace porque Jesús, con su sufrimiento y muerte, efectivamente pagó nuestra culpa. El pecado es quitado, borrado, echado en lo profundo del mar. Jesús vino a este mundo a cargar con aquello que nos destruye.


Entonces, no huyamos. Vayamos al encuentro con Dios en arrepentimiento. Él nos perdonará, y las cuentas quedarán en claro.


Por CPTLN

miércoles, 7 de diciembre de 2022

Manos limpias y corazón puro

Salmo 24


¿Quién merece subir al monte del Señor? ¿Quién merece llegar a su santuario? Sólo quien tiene limpias las manos y el corazón puro. (Sal 24:3-4a)


Hay lugares a los que nos gustaría mucho entrar, aunque sea por curiosidad. Pero no es posible, a menos que el dueño o el jefe nos inviten. Necesitamos un vínculo con quien decide el acceso; tenemos que reunir las condiciones para estar allí. Pensemos, por ejemplo, en alguien que desea presenciar una cirugía de corazón, parándose al lado de los cirujanos. Imposible, a menos que sea parte del equipo médico.


Dios habita en el más santo de los lugares. Un lugar en el que su santidad es como una luz que encandila y consume. ¿Qué persona, contaminada por el pecado, está en condiciones de entrar? A menos que tengamos la justicia y la santidad que se requieren, no estamos en condiciones de permanecer en la presencia del Creador del universo y del Señor de la historia.


Sin embargo, Dios ha abierto una posibilidad para llegar a su presencia: es entrando junto con su hijo Jesús. Si conocemos al Príncipe, podemos llegar al Rey. Jesús es el príncipe que viene a este mundo y que luego de su misión regresará al Padre. Él viene al rescate de los pecadores. Siendo Dios, nacerá en un pesebre, vivirá como siervo y purificará con su perdón a todos los que creen en su nombre. Él atribuirá justicia perfecta a quienes esperan en su gracia, quienes anhelan ser cambiados. Al ser bautizados, al congregarnos con su pueblo y al oír su evangelio, estamos en comunión con Jesús como un anticipo del gran reencuentro con el Padre en la eternidad. ¿Quién entrará? Esperemos al Príncipe. Confiemos en el Hijo. Con él hay entrada al Padre.


Por CPTLN 

martes, 6 de diciembre de 2022

Larga vida al Rey

 Salmo 72:1-15


¡Concédele juzgar a tu pueblo con justicia, y con buen juicio a los afligidos de tu pueblo! (Sal 72:2)


Dos mujeres presentan su caso ante el rey. Ambas dicen ser la madre del bebé que una de ellas trae en brazos. El rey pide una espada. ¡Partamos el niño en dos y le damos la mitad a cada una! No, si esta es la solución, prefiero que lo tenga la otra, dice una de ellas. Sí, que lo parta, y que el niño no sea ni para mí ni para ella, dice la otra. El caso queda resuelto. Se hizo justicia; sí, justicia. Cuántos claman por ella. ¿Quién puede vivir sin ella?


El rey, para ser rey, tenía que ser justo. Muchos contaban con él como último -o único- recurso. El pueblo ora por su rey, espera que sea un lugarteniente de Dios. Varios Salmos se refieren a él. Si había esperanzas en alguien, era en el rey. Cuanto más oprimidos y menesterosos había, más se necesitaba del rey y más se imploraba por un rey justo.


Israel veía una y otra vez que sus reyes no estaban a la altura de sus expectativas. De pronto, las oraciones y salmos se transformaron en profecía y se aplicaron al rey que Dios iba a enviar, al cual esas palabras no le quedarían grandes.


El Adviento nos prepara para la venida de ese rey que dirá: «vengan a mí todos los trabajados y cargados, que yo les daré descanso», y «mi paz les dejo, mi paz les doy». Su muerte y resurrección serán la fuente inagotable de justicia que desciende de lo alto. Nuestro principal problema, el pecado, encuentra remedio en Él. Bienvenidas la justicia y la paz. ¡Larga vida al rey!


Por CPTLN

lunes, 5 de diciembre de 2022

La ministración comienza en casa

 Ya tienes acceso a la enseñanza de la Escuela Bíblica Dominical, haz clic sobre el enlace siguiente

https://www.ministeriotv.com/video/la-ministracin-comienza-en-casa-25582

Nuevo Audio

 En voz del pastor Maldonado el tema Ríos de alabanza, escúchalo en el Canal siguiendo el enlace

https://www.ministeriotv.com/video/ros-de-alabanza-25581

Un retoño va asomoando

Leer  Isaías 11:1-10


Una vara saldrá del tronco de Isaí; un vástago retoñará de sus raíces. (Is 11:1)


La historia nos muestra cómo las monarquías han entrado en crisis y cómo una dinastía, poderosa en el pasado, desaparece o es reemplazada por formas de gobierno más modernas. En algunos países las rancias dinastías que subsisten no son más que meros símbolos sin poder real. Si se las sigue sosteniendo es por respeto a su pasado, pero no porque despierten grandes esperanzas para el futuro.


La dinastía de David contaba con antecedentes gloriosos. David, el hijo de Isaí, había recibido promesas extraordinarias: su trono permanecería para siempre (2 Samuel 7). Sin embargo, en muchas ocasiones los sucesivos reyes davídicos no estuvieron a la altura de lo esperado, sino que fueron todo lo contrario a lo que se anhelaba en un rey de Israel.


En medio de ese panorama de desazón, Isaías señala a un miembro futuro de la casa davídica que honrará su estirpe. Pero ese renuevo de Isaí tiene características tan extraordinarias, que ningún simple mortal podrá encarnarlas. El rey que viene está destinado a restaurar la creación misma, devastada por el pecado. Su mayor virtud será la justicia. Cada uno de nosotros, condenados a la destrucción y al destierro del Edén, podremos encontrar en Jesús una puerta para regresar al Edén. Por Jesús y en Jesús, los lobos y corderos volverán a convivir en paz.


En el retoño de David tenemos esperanza. A pesar de los fracasos, hay esperanza. A pesar del pecado y la muerte, hay esperanza. Unidos a su muerte y resurrección, el regreso al Edén está garantizado. Aguardemos su venida. Celebremos su venida. Confiemos en su justicia que nos cubre, perdona y santifica.


Por CPTLN

viernes, 2 de diciembre de 2022

Intro Equipando a los santos para el ministerio

 Visitando el Canal puedes tener acceso a la introducción general del cuarto trimestre de la Escuela Bíblica Dominical bajo el tema Equipando a los santos para el Ministerio.  Clic en el enlace

https://www.ministeriotv.com/video/introduccin-25575

Una mirada al desierto

 «Luego Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo.» Mateo 4.1


En su camino a Belén, seguramente José y María miraron varias veces el desierto al otro lado del río Jordán, y recordaron las historias que sus familias y los rabinos les habían contado: la vida del pueblo de Dios en Egipto, el nacimiento de Moisés y su vida en el palacio, su huída al desierto, su experiencia con la zarza ardiente, su confrontación con el Faraón, las plagas, la Pascua, el paso a través del Mar Rojo, el Monte Sinaí, y cuando Dios les dio los Diez Mandamientos. Eran muchas las historias de las cuales podían hablar.


Ahora José y María formaban parte del plan de acción de Dios. El Mesías prometido estaba por nacer. No tenían ni idea que el hijo de ellos, el Mesías, iba a pasar momentos sumamente difíciles en el desierto. Allí iba a ser tentado por el mismo que había tentado a Adán y Eva y los había hecho caer en pecado. Iba a ser una batalla espiritual extrema.


Esa no sería su última tentación, pero, al igual que a todas las demás, Jesús la vencería. Y lo mejor de todo es que su victoria se habría de convertir en nuestra victoria. Como pecadores que somos, no siempre logramos vencer al diablo. Demasiado a menudo él triunfa en los desiertos de nuestra vida. Pero la victoria final es nuestra, no de él, y lo es gracias a la fidelidad de Cristo.


Somos conscientes de las tentaciones que nos acosan en nuestro camino a Belén. Pero más conscientes aún somos del perdón que Cristo nos da.


Por CPTLN

jueves, 1 de diciembre de 2022

Que nadie se duerma

 Mateo 24:36-50


Por tanto, también ustedes estén preparados, porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que menos lo esperen. (Mt 24:44)


Estar preparados. Listos. No especular. Tomarnos en serio que el Señor ha de volver. Vivir como si regresara hoy mismo. Jesús no se ahorra advertencias para los suyos. Sin embargo, muchos de sus seguidores andan por la vida como si nada.


La segunda venida de Cristo es una promesa consoladora. Pero, si la olvidamos, puede transformarse en amenaza. Este es el tiempo de la gracia, la era en la cual el evangelio ha de ser compartido, para alcanzar hasta el último perdido. Es un período en el cual los creyentes han de vivir con fidelidad, testimonio y compromiso.


Sin embargo, muchos viven como en los días de Noé: no hacen caso a las advertencias de volverse a Dios, ni escuchan la palabra que se predica. Por eso Jesús ilustra su discurso con la parábola del siervo que es puesto a cargo de los bienes de su señor, pero que especula diciendo: «mi señor tarda en venir». Lamentablemente, cuando el señor llegue ya será tarde. Que no nos suceda lo mismo.


No disponemos de todo el tiempo del mundo. Ahora es tiempo de volvernos a Dios en arrepentimiento… de volvernos a nuestro hermano, nuestro prójimo, en humildad y reconciliación. Ahora es tiempo de gracia. Hoy es el día. Dios no quiere la muerte del impío, sino que éste se aparte de su mal camino y viva (Ez 33:11). Cristo vino y murió, para que nuestro pecado sea perdonado. Cristo vendrá a llevar consigo a los que confiaron, a los que velaron despiertos. El tiempo de gracia llega a su fin: empieza el tiempo de gloria. Que nadie se duerma.


Por CPTLN

Promesa

 


Evento de Diciembre

 Llegó diciembre y con ello el Evento del mes para orar juntos en nuestros devocionales personales.  Pasa la voz todos los detalles los consigues en el Canal siguiendo el vínculo a continuación

https://www.ministeriotv.com/video/evento-de-diciembre-25573

Tema de Diciembre

 


Bendecido y