viernes, 29 de noviembre de 2019

Llamados a servir

Leer | Mateo 20.20-28
A los cristianos se les conoce en la Biblia con diferentes nombres —creyentes, hermanos y santos—, pero un título que pocas veces nos damos es “servidores de Cristo”. Sin embargo, eso es exactamente lo que el Señor nos pide que seamos. Después de que sus discípulos disputaron en cuanto a quién sería el más grande de todos ellos, el Señor Jesús les hizo un llamado a ser grandes en el reino siendo siervos de todos.
Cristo no es solo nuestro Salvador; es también nuestro Señor y Maestro, y debemos seguir su ejemplo. Así como Él sirvió a su Padre al interesarse por su pueblo, nosotros servimos a nuestro Dios atendiendo amorosamente las necesidades temporales y espirituales de quienes nos rodean.
El servicio es esencial para el crecimiento espiritual. Dios siempre está obrando en la vida del creyente para hacerlo más como Cristo (Ro 8.29). Pero el egocentrismo es un gran obstáculo en este proceso. Servir a los demás es una de las herramientas que el Señor utiliza para sanarnos del egoísmo.
El servicio es necesario para lograr el propósito de Dios. Él ha designado tareas específicas para cada uno de nosotros, que debemos realizar en el curso de nuestra existencia (Ef 2.10). Si solamente recibimos y nunca damos, nos perderemos de lo que Él ha dispuesto para nosotros.
Nunca olvide que usted tiene un llamado especial que se lleva a cabo solo cuando se convierte en un servidor del Señor. Busque las oportunidades que el Señor le dará para servir a otros. Tome su lugar al lado de Cristo, quien fue el siervo más grande de todos.
Por: Min. En Contacto

Por Él

Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él.
Juan 3:17 

miércoles, 27 de noviembre de 2019

Consolados

Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados.Mateo 5:4

Alégrese siempre

“Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en todos los problemas. Por eso no tenemos ningún temor. Aunque la tierra se estremezca, y los montes se hundan en el fondo del mar; aunque sus aguas bramen y se agiten, y los montes tiemblen ante su furia.” Salmo 46:1-3
Probablemente no todas las personas se den cuenta que la economía mundial está sufriendo, los expertos parecen estar confundidos, y las compañías y corporaciones, sólidas y fuertes, siguen tambaleándose. Al mismo tiempo, la depresión, el desánimo y la duda son cada vez mayores.

Estamos pasando por una época en que nuestra necesidad por el Salvador debería ser obvia.

Esto me lleva a la historia de Harriet Martineau, una mujer atea del siglo 19. Una mañana ella, junto con una amiga, se detuvieron a contemplar la belleza del otoño. Al ver el sol brillante apareciendo a través de la bruma, la escarcha en la pradera, y las hojas de colores brillantes cayendo a la tierra, Harriet se conmovió tanto por la belleza, que dijo: “Estoy tan agradecida. Estoy tan agradecida por todo esto.”

Al escuchar ese comentario, su amiga, que era cristiana, le pregunto. “¿A quién le estás agradecida?”

En estos mismos momentos hay personas a nuestro alrededor que están buscando un salvador. Sería justo y apropiado que, como cristianos, les sugiriéramos que busquen esperanza y ayuda en EL Salvador.

Jesucristo, que se dio a sí mismo para ganar nuestra salvación, ha prometido estar con nosotros cada día de nuestra vida. Él nos escucha, nos ayuda, y nos acompaña en los momentos difíciles y en los tiempos felices.

En esto estamos de acuerdo con el Salmista, que dijo: “Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en todos los problemas”. Gracias a nuestro Señor, nosotros también podemos decir: “Por eso no tenemos ningún temor. Aunque la tierra se estremezca, y los montes se hundan en el fondo del mar”. Y podríamos seguir: “aunque el mercado de valores esté inestable, y aunque nuestro trabajo y nuestros ahorros estén en peligro”.

Gracias al Señor de la vida, no necesitamos tener miedo. Él está en control. A Él démosle gracias.
Por: CPTLN

martes, 26 de noviembre de 2019

Gracias al Señor

“¡Aleluya! ¡Alabemos al Señor, porque él es bueno, porque su misericordia permanece para siempre.” Salmo 106:1
En los Estados Unidos, este es el tiempo de Acción de Gracias. Por lo menos eso espero.

Hace muchos años escuché la historia de una familia agradecida. Al sentarse a la mesa repleta de pavo y todos los acompañamientos correspondientes, era costumbre primero orar.

Se trataba de una familia que siempre daba gracias antes de la comida, pero el Día de Acción de Gracias, la oración era diferente.

Ese día, cada persona, comenzando con la de mayor edad, expresaba una razón especial de agradecimiento al Señor por su bendición en su vida. Es claro que también eran prácticos, y no querían que la comida se enfriara, por lo que trataban de ser concisos. Por ejemplo, uno decía que daba gracias por su salud, otro por la familia, etc., etc.

Todos comprendían la regla… menos el hijo menor, de tan sólo cinco años.

Dado que era la primera vez que iba a participar, se había venido preparado. Primero dio gracias por la mamá que había cocinado el pavo, y el papá que lo había traído del supermercado. Después agradeció por la cajera y por el supermercado donde lo compraron, y también por el granjero que lo había criado, y la compañía que se lo había comprado.

Luego de parar para respirar, dijo: ‘¿Me olvidé de alguien?’. A lo que su hermano mayor dijo: ‘De la única persona que te olvidaste fue de Dios’. Ante lo que el pequeño respondió: ‘Ahora le tocaba a Él’. Y así lo hizo.

Es muy triste que haya tantas personas que nunca, ni siquiera el Día de Acción de Gracias, son capaces de agradecerle al Señor. No le agradecen por las bendiciones terrenales, ni porque les preserva la vida. No le agradecen por el Salvador quien, a través de su sacrificio, nos ha perdonado, rescatado, y abierto las puertas del cielo en donde el Día de Acción de Gracias será celebrado cada día.
Por CPTLN

Tengamos Gratitud


Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; 

Hebreos 12.28

lunes, 25 de noviembre de 2019

No hecha de manos, eterna

Sabemos que si la tienda terrenal que es nuestra morada, es destruida, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha por manos, eterna en los cielos.2 Corintios 5:1

La resurrección de los santos de la gran tribulación

El audio del tema en cuestión pertenece a la enseñanza de la
Escuela Bíblica Dominical de la semana, clic para escuchar

https://www.ministeriotv.com/video/la-gloria-es-de-dios-18615


Mensaje Dominical

Ya está disponible el Mensaje Dominical de la semana
para escuchar haz clic en el enlace a continuación:

https://www.ministeriotv.com/video/la-gloria-es-de-dios-18616


Nadie tan justo

Hola lindo día y buen comienzo de semana

“No hay en la tierra nadie tan justo que haga el bien y nunca peque.” Eclesiastés 7:20
Al principio iba a pasar el artículo por alto. No era más que otra historia acerca de la campaña nacional que la Asociación Humanista Americana (AHA) está lanzando, desafiando a los cristianos fundamentalistas por el mal uso que hacen de la Biblia.

El artículo parecía una repetición de tantos otros ataques hechos en el pasado por la AHA: los carteles en las calles y los avisos en los buses, las mini campañas a las que la prensa les presta su máxima publicidad, etc.

Pero lo que me llamó la atención fue la última frase de la historia. Decía: ‘El humanismo es la idea de que uno puede ser bueno sin creer en Dios’.

Ser bueno sin Dios. Si la definición de la AHA de ‘ser bueno’ significa no matar a nadie, supongo que la mayoría de sus adherentes son buenos. Si significa que no han estafado en sus declaraciones de impuestos, imagino que algunos serán buenos.

Pero si se trata de ser realmente buenos, los miembros de AHA distan mucho de serlo. Que ¿cómo lo sé? Simple: se pasan atacando a Dios, en quien no creen, e invierten muchísimo tiempo metiéndose con la fe de quienes sí creen. Eso no es ser muy bueno, ¿no es cierto?

La verdad es que, como dice la Biblia: “No hay en la tierra nadie tan justo que haga el bien y nunca peque”. Usted peca, yo peco, incluso la persona más buena y santa que exista no escapa al hecho de ser pecadora.

Es por ello que, a pesar de lo que diga la AHA, todos necesitamos un Salvador. Necesitamos un Salvador que haga por nosotros lo que nosotros no podemos hacer por nosotros mismos. Necesitamos a alguien que pague el precio de la redención y nos reúna nuevamente con el Padre celestial.

Eso es lo que Jesús hizo por las personas ‘buenas’, por las ‘no tan buenas’, y por las ‘malas’. Gracias a que el Salvador se ofreció a sí mismo, y gracias a que pagó el precio de nuestro rescate, hay perdón y salvación para todos los que creen en él. Todos.

Incluyendo la AHA.
Por: CPTLN

viernes, 22 de noviembre de 2019

Para desarrollar un espíritu de siervo

Mateo 20.17-28
La ambición personal y el servicio no siempre son compatibles. De hecho, a menudo se contradicen entre sí. El propósito de un siervo es agradar a su señor en lo que sea necesario, pero la ambición personal se esfuerza por avanzar para provecho propio. Las palabras del Señor en el pasaje de hoy debieron haberles sonado extrañas a los discípulos, ya que, de acuerdo con la mentalidad de su cultura, la grandeza se lograba luchando, no sirviendo.
Al igual que ellos, vivimos en un mundo en el que muchas personas buscan llamar la atención. Se fijan metas, crean planes y hacen lo que sea necesario para lograr lo que se han propuesto. Pero, como cristianos, debemos vivir según una norma diferente: exaltar a Cristo, obedecer sus preceptos y servirlo fielmente al hacer su voluntad, no la nuestra.
No hemos sido llamados a ganar fama ni fortuna, ni dejar nuestras huellas en concreto para que todos las admiren. Nuestra tarea es seguir con humildad las pisadas del Señor Jesucristo. Que nuestra vida tenga un impacto grande o pequeño depende de Dios, no de nosotros. Los más grandes actos de servicio no suelen ser exhibiciones llamativas; son gestos comunes, como ser amable con los extraños, ministrar a otros creyentes y orar por los demás.
El Señor Jesucristo se humilló, renunció a sus derechos y obedeció al Padre hasta el punto de morir en la cruz (Fil 2.5-8). Ser su siervo comienza con la misma actitud. Requiere ayudar a otros cuando no nos resulte cómodo, realizar tareas que no sean llamativas y obedecer al Señor, aunque nos resulte caro. No estamos en este mundo para construir nuestro reino, sino para servir de manera fiel a Dios mientras Él construye el suyo.
Por: Min. En Contacto

Espíritu de siervo

Mateo 20.17-28

17 Subiendo Jesús a Jerusalén, tomó a sus doce discípulos aparte en el camino, y les dijo:
18 He aquí subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte;
19 y le entregarán a los gentiles para que le escarnezcan, le azoten, y le crucifiquen; mas al tercer día resucitará.

Petición de Santiago y de Juan

(Mr. 10.35-45)

20 Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, postrándose ante él y pidiéndole algo.
21 El le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda.
22 Entonces Jesús respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo he de beber, y ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado? Y ellos le dijeron: Podemos.
23 El les dijo: A la verdad, de mi vaso beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados; pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado por mi Padre.
24 Cuando los diez oyeron esto, se enojaron contra los dos hermanos.
25 Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad.
26 Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor,
27 y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo;
28 como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.

jueves, 21 de noviembre de 2019

La búsqueda de santidad

Leer | 1 Pedro 1.15-21
Los hijos de Dios estamos llamados a vivir en reverencia a Él. Una fuerte motivación para una vida recta es la cruz de Cristo y lo que ella representa.
Primero, la cruz es un recordatorio de nuestra condición original por causa del pecado. Segundo, apunta a nuestra necesidad de un Salvador. La justicia divina decreta que la paga del pecado es la muerte (Ro 6.23). Pero el único pago aceptable es un sacrificio de sangre de una vida perfecta (Lv 17.11Dt 17.1). Puesto que todos somos culpables, no podemos pagar por nuestros propios pecados. Tercero, fue en la cruz que Jesús tomó nuestro lugar y sufrió la ira de Dios para que pudiéramos ser perdonados. Cuarto, la crucifixión marca el momento en que la justicia de Dios fue satisfecha y Él demostró su misericordia. Por último, señala la manera de reconciliarse con el Padre y ser adoptados en su familia. Solo por la fe en Jesucristo podemos ser salvos (Jn 14. 6).
Lamentablemente, muchos han olvidado el requisito de Dios en cuanto a la santidad (v. 15). En vez de acatar sus normas en cuanto a comportamiento y actitud, tienden a adoptar valores mundanos que les resultan más convenientes. Después, el placer y las riquezas materiales, tienden a reemplazar a la obediencia y al servicio humilde. Tales cosas son estimuladas por la sociedad, que tiene poco temor de Dios y que, por lo general, ignora sus advertencias y sus mandamientos.
Para contrarrestar la influencia de la sociedad, mantenga el significado de la cruz frente a usted. Entonces se sentirá motivado a buscar la santidad, en honor de Aquel que dio su vida para salvarle.
Por: Min. En Contacto

Sed santos

1 Pedro 1.15-21

15 sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir;
16 porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.
17 Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación;
18 sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata,
19 sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,
20 ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros,
21 y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios.

miércoles, 20 de noviembre de 2019

La confianza en el poder de Dios

Leer | Filipenses 4.10-13
Humanamente hablando, el apóstol Pablo tenía mucho de qué jactarse —sus credenciales se encuentran en Filipenses 3.4-6. No obstante, él sabía que esos logros no eran lo que realmente importaba. Pablo entendía acertadamente que conocer a Cristo y confiar en Él eran la fuente del verdadero valor en la vida.
Al escribir con tal modestia, el apóstol es un buen ejemplo de cómo debemos vernos a nosotros mismos —o sea, como el Padre nos ve. La mejor manera de hacerlo es reconocer a Dios como la fuente de nuestro poder: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (4.13).
Muchos de nosotros conocemos este versículo de memoria, pero ¿hemos aceptado la verdad que contiene? El énfasis no está en “lo puedo”, sino en el hecho de que lo puedo en Cristo —Él nos da todo lo que necesitamos para llevar a cabo su plan para nuestras vidas.
Este versículo es la confesión de que no podemos hacer la voluntad de Dios con nuestras propias fuerzas. Pero eso no significa que debemos simplemente cruzarnos de brazos y convertirnos en simples espectadores. Como cristianos, tenemos la responsabilidad de obedecer la dirección del Señor en todo, pues, son nuestras manos, pies, cuerpo, voz, compasión y deseos, los que el Señor usará para llevar a cabo sus grandes propósitos para nuestras vidas.
Obedecer por fe puede parecer atemorizante, pero mantenerse a salvo cómodamente no es lo que el pueblo de Dios elige. Hacer todo por medio de Cristo implica tomar riesgos, pero usted descubrirá que las recompensas por la obediencia son profundamente gratificantes.
Por: Min. En Contacto

martes, 19 de noviembre de 2019

No más culpabilidad

Leer | Romanos 5.8, 9
¿Por qué podemos decir que el Señor nos ha declarado “inocentes” de nuestro pecado? Lo primero que tenemos que entender es que este acto fue totalmente obra de Dios. Nosotros no podemos hacer absolutamente nada para eliminar la mancha de nuestro pecado. Es por esta razón que el Padre celestial envió a su Hijo al mundo.
El único pago satisfactorio por el pecado es la muerte (Ro 6.23), y porque Dios quiso salvarnos de ese castigo, proveyó la única salida. Dio el sacrificio perfecto: Su Hijo, Jesucristo (Ro 5.8).
¿Qué logró este acto misericordioso? Nos permitió acercarnos a Dios como hombres y mujeres puros, limpios y santos. Nuestra pureza no tiene nada que ver con algo que hayamos hecho; se debe exclusivamente al hecho de que hemos sido purificados por la sangre de Jesús. Es por eso que podemos decir que hemos sido “lavados en la sangre” —la única manera de quitar la mancha del pecado.
Cuando comenzamos una relación personal con el Señor Jesús, lo primero que sucede es que somos justificados; en otras palabras, Dios nos declara “inocentes”. Esto significa que, como creyentes, podemos estar en la presencia del Dios santo y perfecto, porque Él nos ve ahora como sus hijos. Cuando ponemos nuestra fe en Jesucristo como Salvador, la pena por todos nuestros pecados —pasados, presentes y futuros— ha sido pagada, y nunca enfrentaremos la condenación de Dios (Ro 8.1).
Dé gracias a su Padre celestial hoy, no solamente porque ha perdonado su pecado, sino además por haberle liberado de la carga de culpabilidad.
Por: Min. En Contacto

No consejo ni camino malo

Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche.  

Salmos 1.1-2

lunes, 18 de noviembre de 2019

No te olvides de Dios

Porque la raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual algunos, por codiciarlo, se extraviaron de la fe y acabaron por experimentar muchos dolores. 1 Timoteo 6:10
Estabilidad financiera, ¿quién no la quiere? Todos queremos vivir de una manera confortable y tener un futuro seguro. Y eso en sí no está mal. El problema es cuando nos preocupamos tanto por lograrlo, que vivimos sólo para ganar dinero y acumular bienes, olvidando que de la vida no nos vamos a llevar nada material. La Biblia dice: “La raíz de todos los males es el amor al dinero”.
Todos necesitamos dinero para vivir, pero no debemos codiciarlo al punto de que nos aleje del camino de la fe. Por el contrario, pon delante de Dios todas tus necesidades y deseos. Dios atenderá tus pedidos en el momento adecuado y según su voluntad. Puedes estar seguro que él sabe lo que es mejor para cada uno de nosotros. Recuerda que la mayor riqueza que se puede tener es confiar en Jesucristo y en el perdón que él nos regaló al morir en la cruz y resucitar de la muerte.
Por: CPTLN

La batalla de . . .

Dios te bendiga:

El audio La batalla de aquel gran día: El Armagedón, enseñanza correspondiente a la Escuela Bíblica Dominical ya está disponible y puedes escucharlo siguiendo el vínculo siguiente:

https://www.ministeriotv.com/video/la-gloria-es-de-dios-18549






















Mensaje Dominical

Dios te siga bendiciendo y conceda lindo día
Ya puedes escuchar el mensaje dominical de
esta semana, haciendo clic en este enlace:

https://www.ministeriotv.com/video/la-gloria-es-de-dios-18549


















miércoles, 13 de noviembre de 2019

Una confesión honesta

“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.” 1 Juan 1:9-10
Aún cuando los historiadores afirman que probablemente nunca ocurrió, la historia acerca de George Washington y la tala del cerezo de su padre tiene una cierta atracción.

Según cuenta la historia, el padre de Washington reclamó: “¿Quién ha cortado mi árbol de cerezo?” Ahí es cuando el joven salió al frente, y valientemente dijo: “Padre, no puedo mentir, yo soy quien cortó tu árbol de cerezo.”

Me pregunto: si hubiera sido el padre de Washington, ¿cómo habría reaccionado ante tal confesión? Probablemente habría elogiado la honestidad… pero estoy casi seguro que también lo habría castigado por lo que había hecho.

Así sentí cuando leí la historia de una señora que llamó a la policía, y dijo: “Quiero reportar a un conductor ebrio.” El agente de policía le preguntó: “¿Está usted manejando detrás de él ahora?”, refiriéndose al conductor ebrio. A lo que la señora contestó: “Yo soy él.”

La señora siguió las órdenes del agente deteniendo su auto al costado de la carretera, donde esperó con sus luces de emergencia prendidas.

Y así es como la policía la encontró. Fue citada por delito menor, y comparecerá ante la corte el 10 de diciembre. ¿Qué le ocurrirá? Probablemente será elogiada por su confesión, y castigada por su delito.

Si la iglesia tuviera una lista de ideas en peligro de extinción, la confesión encabezaría dicha lista. La confesión general durante el servicio de los domingos quizás no, pero la confesión personal por un pecado específico es casi inexistente en la actualidad.

Sin embargo, el apóstol Juan nos anima a confesar nuestros pecados, porque Dios quiere que reconozcamos nuestras fallas y nuestros errores. Cuando lo hacemos no sólo reconocemos lo que hemos hecho mal, sino que también admitimos que necesitamos el perdón que Jesús ha ganado por nosotros con su vida, muerte y resurrección.

Es una cosa rara… nosotros pecamos, Jesús recibe el castigo; nosotros confesamos; Jesús nos perdona. Sí, es una cosa extraña, pero qué maravillosa que es.
Por: CPTLN

martes, 12 de noviembre de 2019

La segunda venida de Cristo

Buen día y linda semana:

El audio de la enseñanza en la Escuela Bíblica Dominical
bajo el tema: La segunda venida de Cristo lo puedes oír
en el Canal La Gloria Es De Dios siguiendo el enlace

https://www.ministeriotv.com/video/la-gloria-es-de-dios-18494

















Mensaje Dominical

Buen día Dios te bendiga

El mensaje dominical ya está disponible por el
Canal La Gloria Es De Dios y lo puedes oír
siguiendo el siguiente enlace, te esperamos:

https://www.ministeriotv.com/video/la-gloria-es-de-dios-18492

















Atrapado

Atrapado

“Arrogante, el malvado persigue al pobre; ¡pero sus propias trampas lo atraparán! El injusto se jacta de sus malos deseos; alaba al ambicioso y desprecia al Señor.” Salmo 10:2-3
Darrell entró en el mercado de un pueblo cerca de la ciudad de Toronto. En la mano llevaba un revólver, pero no dijo ni una palabra, ni hizo ninguna demanda de nada. Finalmente, salió del mercado sin llevarse ninguna mercancía ni dinero.
Ocho minutos más tarde, entró en un restaurante de comida rápida, nuevamente revoloteando su revólver. Al ver el arma, los empleados se escondieron. Una vez más, Darrell salió del restaurante sin llevarse nada.
Cinco minutos después, Darrell abordó a un hombre que iba caminando por la calle. Esta vez, mostrándole su revólver, le exigió que le diera dinero. Pero quizás su voz haya denotado inseguridad, porque el hombre se negó a darle lo que le pedía.
Darrell no le disparó sino que lo dejó ir, y siguió caminando.
Cuando supo que la policía lo estaba buscando, decidió entregarse. Como dice el salmista, Darrell fue atrapado en sus propias trampas.
La mayoría de la humanidad tiene más éxito en cometer pecados que Darrell. Con esto quiero decir que, generalmente, logramos esconder nuestros pecados de los demás. Es claro que del Señor no podemos esconder nuestros pensamientos, palabras u obras. Él ve lo que hacemos mal, y también ve las intenciones que tenemos de hacer mal.
Ante la condición de nuestros corazones y vidas, nuestro Creador vio que estábamos desamparados y desesperados, y decidió enviar a su Hijo a salvarnos.
Jesús tomó todos nuestros pecados: los que cometimos, los que tratamos de cometer, y los que sólo hemos imaginado, y los llevó con él a la cruz. Allí, en un acto de sacrificio increíble, el Hijo inocente de Dios pagó la culpa por todos nuestros errores.
Tres días después de su muerte, todo el mundo vio, en el Señor Jesús resucitado, que su obra de redención había sido completada y aceptada por el Padre. Ahora, todos los que creemos en él como nuestro Salvador, podemos vivir como hijos perdonados de Dios.
Por: CPTLN

miércoles, 6 de noviembre de 2019

Cuando la . . .

La reflexión de hoy bajo el tema: Cuando la culpa es nuestra


Como vimos ayer, algunas necesidades son universales —necesidades que son comunes a todas las personas. Hoy nos enfocaremos en necesidades de otra clase: de las que surgen cuando la culpa es nuestra.
Pensemos en el hijo pródigo. Este joven tenía todo lo que podía necesitar —vivía en una casa hermosa, tenía abundancia de comida, y había sido criado dentro de una familia adinerada. Sin embargo, puso imprudentemente su mirada en lo único que no tenía: independencia. Quiso dejar de vivir bajo la sombra de su padre y su hermano mayor. A pesar de que lo tenía todo, quería vivir lejos de su padre.
¿El resultado? Este joven vivió a las mil maravillas, pero solo por un breve tiempo. Deseaba el placer que proporcionaba el éxito, pero sin prestar ninguna atención a las responsabilidades que exige la riqueza. Por tanto, se dirigió a un mundo de sufrimientos y carencias que nunca había experimentado antes. Y a nadie podía culpar, sino a sí mismo.
Afligido, hambriento y completamente solo, el hijo pródigo sabía muy bien en qué lugar podría encontrar respuesta a sus necesidades. Entonces, al reconocer su culpa, cambió de dirección y se dirigió a su hogar.
Cuando estamos afligidos, por lo general tratamos de encontrar a alguien a quien culpar. Puede ser doloroso darse cuenta de que la falta es en realidad nuestra. Si esto describe su situación, usted puede, como el hijo pródigo, tragarse su orgullo y volver al Padre celestial. Si lo hace, descubrirá que Él ya está corriendo para encontrarse con usted, y listo para suplir otra vez sus necesidades.
Por: Min. En Contacto

martes, 5 de noviembre de 2019

La presencia poderosa de Dios

¿Cuándo fue la última vez que usted sintió la presencia de Dios? ¿Cuándo fue la última vez que tuvo la convicción real, y no solamente intelectual, de que Dios estaba morando en usted de una manera personal?
Si usted es como muchos creyentes hoy, es posible que haya pasado mucho tiempo desde que realmente sintió su presencia. Muchas personas viven cada día sin tener una verdadera percepción de la cercanía de Dios.
Vemos en la Biblia, que cuando Dios llamaba a alguien a su servicio, lo primero que Él hacía era recordar a esa persona su presencia permanente. Vemos ejemplos de esto en las historias de Moisés (Ex 3.11, 12), Josué (Jos 1.1-9), Gedeón (Jue 6.12) y Jeremías (Jer 1.6-8), para nombrar apenas a unos pocos. Todas las veces que Dios llamó a la acción a uno de sus siervos, su mensaje fue: “Puedes ser fuerte y valiente porque yo estoy contigo. Tendrás la victoria, no por tus habilidades, tu fuerza, tu destreza, tu armadura, tus dones o tu dedicación; será absolutamente por mi presencia. Puedes ser fuerte porque yo seré fuerte en y a través de ti”.
El Señor aseguraba su presencia una y otra vez a sus seguidores, para que pudieran recordar la razón por la que podían tener confianza. Y Él quiere hacer lo mismo con usted.
El Señor sabe lo difícil que puede ser la vida, y está consciente de los detalles de todas las luchas que usted enfrentará. Como creyentes en Jesucristo podemos tener la confianza de que nuestro Padre celestial cumplirá su Palabra. Él está ahora mismo con nosotros, y lo estará siempre (He 13.5, 6).
Por: Min. En Contacto

lunes, 4 de noviembre de 2019

La Gran Tribulación ...

Te invitamos a escuchar este importante y
edificante tema La Gran Tribulación para
la nación de Israel, enseñanza ofrecida en
la Escuela Bíblica Dominical y puedes
escuchar por el Canal La Gloria Es De Dios
seguir el enlace siguiente:
https://www.ministeriotv.com/video/la-gloria-es-de-dios-18423


Mensaje Dominical

Escucha el mensaje dominical
servicio ofrecido en el Canal
La Gloria Es De Dios bajo el
tema Bendiciones de la
Obediencia, ir para escuchar

https://www.ministeriotv.com/video/la-gloria-es-de-dios-18422

Como la gracia lo cambia todo

Leer | 1 TIMOTEO 1.12-17
Sin el Señor, nuestras vidas no tienen sentido. Por nuestra naturaleza imperfecta caminamos por sendas equivocadas a lo largo de nuestra existencia. El castigo por el pecado es la muerte y la separación eterna de Dios. Nadie está exento de esta verdad bíblica; y no hay nada que ninguno de nosotros pueda hacer para cambiarla. Pero entra en escena el favor inmerecido de Dios; su gracia. No podemos hacer nada para ganarla. Él nos bendice de acuerdo con su benevolencia, sin tener en cuenta nada que hayamos hecho.
Pensemos en Pablo, cuyo propósito original fue perseguir y destruir a cualquiera que invocara el nombre del Señor Jesús. El apóstol tuvo un papel importante en la brutal violencia dirigida contra los cristianos y, en sus propias palabras, era “el primero” de los pecadores (1 Ti 1.15). Nada de lo que él hizo merecía el amor de Dios.
Sin embargo, la gracia divina llevó al Todopoderoso a alcanzar y perdonar a este infame fanático que blasfemaba el nombre de Jesús. Dios lo convirtió tiernamente en un hombre que se dedicó a compartir el mensaje del evangelio. Pablo es un hermoso ejemplo de la gracia de Dios.
No podemos hacer suficientes buenas obras para ganar nuestra entrada al cielo. La salvación es posible solo por la gracia. Cristo murió en la cruz y solo Él merece todo el crédito de nuestra redención.
La muerte de Jesucristo cubrió los pecados de toda la humanidad. No hay transgresión que Él no pueda perdonar. No podemos añadir nada a su acto de expiación; lo único que podemos hacer es recibir este regalo. Si ponemos nuestra fe en Cristo, nos salvará, y nos hará sus hijos para siempre.
Por: Min. En Contacto

viernes, 1 de noviembre de 2019

Evento de Noviembre

Unidos en clamor todo este mes
Mateo 5.44
Bendiciones

https://www.ministeriotv.com/video/la-gloria-es-de-dios-18421


Su necesidad: La oportunidad de Dios

Leer | 2 REYES 5.1-10
Cada vez que seguimos la dirección de Dios, nuestra obediencia le abre la puerta para que Él pueda hacer grandes cosas en nuestras vidas. Pero a menudo nos resistimos a obedecerle, porque sus instrucciones no parecen prácticas, mas bien descabelladas; por tanto, dudamos de sus intenciones para con nosotros.
Naamán no podía entender por qué le diría el Señor que se lavara siete veces en el río Jordán. Pensaba que ya había ejercido fe al venir a ver al profeta Eliseo. Esperaba la curación sobrenatural de su enfermedad, no ser enviado a lo que le parecía una misión ilógica y estúpida. Después de todo, el gran comandante sirio no había visto a nadie que al sumergirse en las turbias aguas hubiera sido sanado. Pero las instrucciones de Dios eran específicamente para él.
Si usted decide seguir lo que Dios le dice que haga en base a lo que ha visto haciendo en otros, se perderá de lo mejor que Él tiene para usted. Supongamos que Naamán hubiera decidido que no podía hacer algo que parecía tan absurdo. Habría muerto leproso. Del mismo modo, si decide no obedecerle, nunca sabrá lo que Él habría hecho de haber confiado.
Las necesidades son oportunidades para que Dios transforme las vidas de sus hijos. Para que lleguemos a ser todo lo que Él quiso que seamos, debemos aprender a creer en su fidelidad, y obedecer.
Cuando enfrente un reto, usted tiene dos alternativas. Puede concentrarse en lo que le falta, y en cómo Dios no parece estar respondiendo. O, reconocer que su necesidad indica el deseo de Él de enseñarle algo… y regocijarse por todo lo que Él tiene previsto para que usted logre.
Por: Min. En Contacto