lunes, 30 de noviembre de 2020



 

A los que le temen

 Y su misericordia es de generación en generación

A los que le temen.

Lucas 1.50

Un Ministerio de oración

 Edificante tema de enseñanza ofrecido en la Escuela Bíblica Dominical, lo consigues siguiendo el vínculo de abajo

https://www.ministeriotv.com/video/un-ministerio-de-oracin-21588



La prueba de nuestra fe

 “Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido” (1 P. 4:12).

La primera carta del apóstol Pedro versa sobre la persecución del creyente. Cristo nos enseñó que la persecución nos vendrá a nosotros tan seguramente como le vino a Él. Demuestra que realmente estamos siguiendo al Señor. Viene para probar nuestra fe. Cuando nos convertimos, profesamos fe en Cristo, pero no entendíamos todas las implicaciones. Más bien, deberíamos de haber dicho: “Creo que creo en ti”. Somos inconstantes. ¿Realmente creemos? Nuestra fe necesita ser probada para confirmar que es real y no una emoción pasajera o una convicción intelectual. La persecución es una manera de probar la fe. Hoy, cuando no hay persecución en España, tenemos sufrimiento en lugar de persecución para poner a prueba nuestra fe para ver si es auténtica. La salvación consiste en transformar a personas estropeadas hasta llegar a la perfecta humanidad de Cristo, hasta que Cristo sea formado en nosotros. ¿Cómo puede un ser egocéntrico aprender a pensar en otros, a amar verdaderamente. “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor”  (2 Cor. 3:18). Dios nos está transformando para ser como su amado Hijo.

Dios dosifica el sufrimiento para trabajar en nosotros en medio de situaciones difíciles, enjuicia el pecado ahora, y cambiamos, para no tener que enfrentar el juicio divino en el Día Final: “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Jan 5:24). Dios nos perdona por la cruz, somos libres de culpa, pero la salvación es más que la justificación y el perdón, es también la transformación. Desde el día que creemos somos justificados, peros seguimos pecando. Hemos de ser bautizados en sangre en el altar y bautizados en el Espíritu Santo en el lavacro para ser piedras vivas en el Templo de Dios. Cuando creemos en Cristo entramos en el camino de la santidad que conduce a Sion, pero solo el que persevera hasta el fin es salvo. El juicio final para el cristiano es ahora, en esta vida. Los “juicios” o castigos de Dios nos limpian, nos cambian y nos transforman. Es en este sentido que el juicio ha empezado en la casa de Dios (v. 17).

Los apóstoles tuvieron gozo en medio de la prueba: “Gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo” (1 Pedro 4:13), pero hemos de asegurarnos de que nuestro sufrimiento no viene por nuestra propia culpa: “Que ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhecho, o por entremeterse en lo ajeno, pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello” (v. 15, 16). ¡Se cierran emisores de radio porque no han pagado los permisos y luego piensan que están sufriendo por Cristo! ¿Nos metemos donde no debemos y luego pensamos que estamos sufriendo por causa de Cristo? Hace falta perseverancia para glorificar a Dios por nuestra vida. Que suframos con gozo para glorificar a Dios. “El justo con dificultad se salva” (v. 18), así que, “que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador” (v. 19). Dios nos creó, somos únicos, obras de artesanía del Creador, obras de arte en progreso. Él nos conoce mejor que nosotros mismos. Conoce nuestros fallos, y allí está trabajando para cambiarnos. Es fiel: nos está salvando y perfeccionando hasta el día de Cristo.

Enviado por el Hno. Mario Caballero















Recordatorio del Evento

 El evento de noviembre finaliza hoy este es el recordatorio





Ejércitos

 Consigues en el Canal el tema, visita el enlace disponible aquí

https://www.ministeriotv.com/video/ejrcitos-21587











Misiones

Misiones: del mes de noviembre finaliza en el clamor por Venezuela 








domingo, 29 de noviembre de 2020






                                      

La Nueva Jerusalén

 Tema en la lección de Escuela Bíblica Dominical que consigues visitando el enlace provisto abajo

https://www.ministeriotv.com/video/la-nueva-jerusaln-21577


Al que venciere

 Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo.

Apocalipsis 3.12

Y después qué

 Escucha el nuevo tema disponible en el Canal, haz clic sobre el vínculo que aparece a continuación

https://www.ministeriotv.com/video/y-despus-qu-21576


viernes, 27 de noviembre de 2020






 

Perdón diario

 “Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros” (1 Juan 1:10).

Nuestro estudio de Ezequiel nos ha enseñado que para mantener lleno del Señor su santo templo, que somos nosotros, hemos de recurrir frecuentemente al altar. Empezamos con el templo lleno: “He aquí que la gloria de Jehová llenó la casa” (Ez. 43:5), pero se tiene que mantener en santidad para que permanezca así, porque: “Esta es la ley de la casa: Sobre la cumbre del monte, el recinto entero, todo en derredor, será santísimo” (Ez. 43:12). Cuando entra el pecado, hemos de volver al altar: “Estas son las medidas del altar” (Ez. 43:13). Habiendo confesado nuestro pecado y pedido perdón en base al Sacrificio perfecto ofrecido por nuestro Sacerdote, tenemos paz y aceptación con Dios: “Los sacerdotes sacrificarán sobre el altar vuestros holocaustos y vuestras ofrendas de paz; y me seréis aceptos, dice Jehová el Señor” (Ez. 43:27). Entonces la gloria del Señor volverá a llenar su casa: “Y he aquí la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová” (Ez. 44:4).
Este precioso himno de siglos atrás nos recuerda de nuestra necesidad de mantenernos llenos del Señor por medio de la confesión del nuestros pecados, al pie de la cruz:
Padre, aunque tu hijo pecaminoso ha sido reconciliado con la Ley y vivo por tu gracia perdonadora, no obstante, cada día necesito clamar: “Perdóname”.
Él pagó el precio de mi rescate, llevó mi culpa sobre sí; humillado delante de tu Trono de Gracia, te suplico remisión total.
Señor, perdóname, día tras día, las deudas que no puedo pagar: obligaciones no cumplidas, cosas indebidas, poco dignas, en que yo he caído.
Transgresiones de palabra o pensamiento, hechos realizados por motivaciones impuros, ingratitud, sospechas, desconfianza, pensamientos innobles o injustos.
Perdón te ruego, mi Señor y Dios. ¿Tengo deudores o enemigos? Yo, que vivo por medio de tu perdón, perdono sus ofensas.
Que pueda sentir, aun mientras sufro, que la venganza es de Dios. No me atrevo a vengarme, salvo por la venganza dulce de orar por los que me hacen el mal.
Que yo, que he sido perdonado de mucho, aprenda a devolver amor por odio, bien por mal. Entonces gozaré de la seguridad total de que tú, mi Dios, me has perdonado a mí.
“Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestros Padre celestial; más si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas” (Mateo 6:14, 15).
Habiendo recibido perdón por nuestros pecados, y habiendo perdonado a otros, tenemos paz con Dios, somos limpios, y su gloria puede llenar nuestro templo.

Enviado por el Hno. Mario Caballero

No te condeno, vete y no peques más

 10 Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó?

11 Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.

Juan 8.10-11

jueves, 26 de noviembre de 2020







 

Bendecido y Feliz Día de Acción de Gracias

 






Para qué estamos aquí

 “…y den siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.” Efesios 5:20

Recibí una carta enviada por un lector de estas devociones acerca de una conversación que había tenido con su hijo.

El padre creía que su hijo se estaba poniendo engreído y delicado. La gota que colmó el vaso fue cuando el hijo le pidió el automóvil para ir a la escuela, a lo cual le respondió: “Hijo, la escuela está muy cerca. No es necesario que vayas en auto. Si no, ¿para qué te dio el Señor dos pies?” Rápidamente, el hijo respondió: “Un pie para el freno y el otro para el acelerador”.

Al leer esta carta no pude menos que preguntarme para qué nos ha dado el Señor las cosas que tenemos.

Por ejemplo, ¿para qué nos ha dado nuestras mentes, nuestras familias, nuestros trabajos, nuestra salud, nuestros amigos? Como dijo Lutero: “Todo lo que mi cuerpo y mi vida necesitan”.

La única respuesta que se me ocurre es que Dios nos ha dado tanto porque nos ama y confía en nosotros.

Ese mismo amor es lo que lo motivó a enviar a su Hijo a buscar y salvar al perdido. Gracia, misericordia, amor, compasión, piedad. Todas esas cosas motivaron al Señor a permitir que su Hijo muriera por nuestra redención.

Por lo que hoy le invito a que me acompañe en dar gracias al Señor por todas sus bendiciones. Démosle gracias aunque no esté de moda, y aunque nos sea difícil al principio.

Es para ello que estamos aquí: para dar gracias a Dios por esta maravillosa vida.

ORACIÓN: Padre de misericordia, te damos gracias y te alabamos por proveer todas nuestras necesidades. Ayúdanos a reconocer que incluso la más simple de las cosas que poseemos viene de ti. Especialmente te damos gracias por el perdón que nos has dado a través de la muerte y resurrección de tu Hijo Jesús. Es en su nombre que oramos y en su nombre damos gracias. Amén.

Enviado por: CPTLN

Qué es Gracia

 Compartamos este edificante tema, sigue el enlace provisto aquí

https://www.ministeriotv.com/video/qu-es-gracia-21575

Bendecido Acción de Gracias

 



Querido Dios, gracias por todo

 

Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.

Filipenses 4.12

miércoles, 25 de noviembre de 2020








 

La gran sorpresa: Restauración

 “Pero tampoco se realizarán los planes que estáis pensando, cuando decís: Seamos como otras naciones,… ¡Vivo Yo! dice Adonay Yahvé…reinaré sobre vosotros”

(Ez. 20:32, 33).

Israel quería ser como las otras naciones y tener rey (1 Sam. 8:5), pero la dinastía de David se había acabado hasta que viniera el Mesías. Dios dice que ahora Él será su Rey. No tendrán rey humano. Los va a sacar de los países donde están esparcidos “con brazo extendido y ira incontenible” y los llevará al desierto, y allí los juzgará uno por uno. Dios hará una criba: “y apartaré de entre vosotros a los rebeldes, y los sacaré de la tierra de su peregrinación, pero no entrarán a la tierra de Israel, y sabréis que Yo soy Yahvé” (ver vs. 34-38). Dios limpiará a su pueblo de los rebeldes y llevará a los demás de nuevo a su tierra. Que elijan. Si quieren seguir en la idolatría, que lo hagan, pero quedarán fuera: “A vosotros, casa de Israel, esto os dice Adonay Yahvé: Si a Mí no me escucháis, ¡vaya cada uno tras sus ídolos y sírvalos!, pero no profanéis más mi santo Nombre con vuestras ofrendas y con vuestros ídolos” (v. 39). Los que vuelvan servirán a Dios: “Y sabréis que Yo soy Yahvé, cuando os haya traído a la tierra de Israel; tierra por la cual alcé mi mano jurando que la daría a vuestros padres” (v. 42). Así Dios limpiará su pueblo y guardará su Pacto. Aquí vemos la santidad de Dios, su juicio, y su fidelidad. Y así Dios se revelará a las naciones: “Y mi santidad será reflejada en vosotros ante los ojos de las naciones” (v. 41).

Así hace con nosotros, con los que profesamos ser su pueblo: a los que persisten en el pecado, los entregará a su idolatría, pero quedarán fuera. A los demás los limpiará por su fuerte disciplina, y al final entrarán en la eterna Tierra Prometida. Dios es fiel, y así es cómo funciona su fidelidad.

Ahora, los de Israel que vuelven no serán los mismos. Volverán con el corazón contrito y humillado: “Y allí (en la tierra de nuevo) os acordaréis de vuestros caminos, y de todos vuestros hechos en que os contaminasteis, y os aborreceréis a vosotros mismos a causa de todos vuestros pecados que cometisteis” (v. 43). Dios los llevará a un verdadero arrepentimiento. Y este es el proceso doloroso por el cual lo va a conseguir: invasión babilónica, deportación, y retorno de los exiliados, habiendo eliminado a los rebeldes de en medio de ellos y purificado a los demás. Una persona realmente perdonada es consciente de cómo era su vida anterior, de cómo era cuando andaba lejos de Dios. Se repugna. “Os aborreceréis a vosotros mismos a causa de todos vuestros pecados que cometisteis”.

El arrepentimiento es en don de Dios, el mayor que hay, porque sin él no hay salvación. La persona que se cree salva, y piensa que antes de conocer la gracia de Dios en Cristo era buena persona, ¡no lo es! Así de contundente. La gracia de Dios nos humilla. Su perdón nos hace sentirnos limpios, pero tremendamente endeudados con Dios. Todo orgullo y todo engaño acerca de nuestra propia bondad están fuera. El apóstol Pablo que había sido un fariseo orgulloso, convencido de su propia justicia, llegó a verse como el peor de los pecadores. Si Jesús no te ha salvado de un corazón horriblemente perverso y engañoso y un orgullo espantoso, no te ha salvado de nada. Si tú estás sentado a los pies de Jesús en tu juicio cabal, habiendo visto la degradación de tu propio corazón, su dureza y rebeldía, ¡eres salvo! ¡Aleluya! Este es un milagro de la gracia de Dios. Alabado sea su Nombre. ¡Dios lo ha conseguido!

Enviado por el Hno. Mario Caballero

Recordatorio

Día de Ayuno y clamor




 

martes, 24 de noviembre de 2020







 

Adoración y oración

 Ya está disponible en el canal este tema y lo puedes escuchar siguiendo el enlace provisto a continuación

https://www.ministeriotv.com/video/adoracin-y-oracin-21571


Alto, sublime y su nombre es Santo

 Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados.

Isaías 57.15


Evidencias de verdadera salvación

 “Si uno murió por todos, luego todos murieron; y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos. De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne… De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Cor. 5:14-17).

La conversión significa cambio. Antes vivíamos de una manera, ahora de otra. Han cambiado nuestros valores, actitudes, modales, metas, nuestro uso del tiempo, nuestro concepto de lo que está bien y lo que está mal, nuestra forma de enfocar la vida, la manera en que nos relacionamos con otros, además de nuestra relación con Dios. Somos nuevas personas. Hemos empezado la vida de nuevo. Hemos vuelto a nacer. Los demás ven las evidencias en nuestro comportamiento, pero los cambios interiores son los que han dado lugar a los exteriores, y aquellos solo Dios los ve.

Los cambios interiores tienen que ver con nuestro carácter. Seguimos con la misma personalidad, pero el carácter cambia. Si antes éramos líderes, seguimos siendo líderes, pero lideramos de otra manera, con más humildad, con más servicio hacia los demás. Si antes éramos extrovertidos, seguimos siéndolo, pero no para ocupar el centro de atención, sino para llegar a los demás para ayudarles. Si antes éramos divertidos, mantenemos nuestro sentido de humor y amor a la aventura y optimismo, pero ¡menuda diferencia! Ahora nuestro optimismo se basa en la experiencia cristiana, y nuestra fe en Dios, y nuestro sentido de humor adquiere otro tono.

Si no hemos cambiado nada, si seguimos con los mismos problemas de carácter, tenemos que plantearnos si realmente hemos muerto con Cristo, según estos textos que hemos leído. Jesús vino para salvarnos de nuestros pecados (Mateo 1:21), y éstos están muy arraigados en nuestro carácter. Si somos nuevas criaturas, tiene que haber cambios. Si sigo siendo la misma persona: iracunda, impaciente, negativa, quejica o pesimista, ¿dónde está la nueva criatura? Si sigo siendo violenta, mentirosa, rebelde, vil, inmoral, cobarde, distante, o controladora, manipuladora y conflictiva, la que siempre tiene razón, hay que preocuparse mucho y mucho.

Si los demás no comentan que han visto cambios enormes en mí, algo anda mal y debo buscar la ayuda de un pastor o amigo que vale para aconsejarme dónde estoy espiritualmente. ¿He venido a la Cruz? ¿He renunciado mi vieja forma de ser? ¿Lo he reconocido? ¿Lo he visto? ¿Me he quebrantado por mi pecado delante de Dios? La persona que ha sido convencida de pecado ha visto su corazón y se ha horrorizada. Ha pensado que es imposible que se salve. Cree que si Dios no le manda al infierno, que sería injusto. Ha venido a la cruz destrozado por lo que ha visto de sí misma y ha clamado a Dios pidiendo misericordia. Si Cristo no me salvado de mí misma, ¿de qué que me ha salvado? El Hijo de Dios vino para salvarme de mis pecados para que ande en novedad de vida. El resultado es que los demás vean cambios que evidencian que soy otra.

Pablo cambió. Antes mataba a cristianos; ahora pone su vida por ellos. Pedro cambió. Antes tenía que ser el que figuraba, el bocazas de grupo; ahora tiene corazón de pastor y mira por los demás, no por él mismo. Y si tú también has cambiado radicalmente, ¡gloria a Dios! ¡Esto es porque Cristo está en ti!

Enviado por el Hno. Mario Caballero

lunes, 23 de noviembre de 2020







 

Cristo en el Apocalipsis

 Escuela Bíblica Dominical que puedes escuchar en el Canal, haciendo clic sobre el siguiente enlace

https://www.ministeriotv.com/video/cristo-en-el-apocalipsis-21537

Fuera de mí no hay

 Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay quien salve.

Isaías 43.11


Tema nuevo

 Ya está disponible bajo el título Fruto Abundante, escuchar aquí

https://www.ministeriotv.com/video/fruto-abundante-21536

Misterio sellados

 En Marcos 4:2 se nos dice: “Y les enseñaba por parábolas muchas cosas”. Imagínate lo que sucedió con la mayoría de las personas después que se fueron a casa. Los vecinos se amontonaban a su alrededor, ansiosos por saber lo que había dicho Jesús: “¿Qué mensaje trajo? Cuéntanos lo que aprendiste”. Posiblemente aquellos que le escucharon fueron capaces de repetir Sus parábolas, pero sus palabras deben haber sido muertas, sin vida, sin impacto o poder para cambiar vidas.

Yo creo que sucede lo mismo en la iglesia de Cristo hoy en día. La palabra que sale de muchos púlpitos es letra muerta, sin revelación del Espíritu Santo o poder para libertar del pecado. Entonces, cuando la gente se va a casa, muchos de ellos solo repiten la palabra que escucharon sin la vida del Espíritu. Que contraste con los hambrientos discípulos y los otros seguidores de Cristo que se quedaron en esta escena. Esta gente representa a todos aquellos que tienen hambre de la Palabra de Dios y que, para obtenerla, buscan a Jesús a cualquier precio. Ellos componen “La Compañía de la Reina de Sabá”: siervos que quieren una revelación de Cristo que cambia vidas.

¿Cómo responde Jesús a su búsqueda? Él dice: “A vosotros os es dado saber el misterio del reino de Dios; mas a los que están fuera, por parábolas todas las cosas” (Marcos 4:11). La palabra griega para misterio aquí significa secretos. En resumen, Cristo solo revela Sus secretos a aquellos que tienen hambre de la verdad transformadora de vidas. Él está diciendo: “Si quieres respuesta a tus preguntas difíciles, búscame. Pasa tiempo conmigo. Te revelaré Mi Palabra, y te mostraré verdad que otros no pueden ver.”

Así, que ¿Quiénes son aquellos que “están fuera” (4:11)? Jesús se está refiriendo a las multitudes que no están dispuestas a esperar en Él, que no dejarán su comodidad para hacer lo que es necesario para entrenar su oído para escuchar Su voz. Puede que vayan a la iglesia regularmente y busquen del Señor para que supla todas sus necesidades humanas, pero no están interesados en conocer Su voz más allá de Su habilidad de proveer para ellos. Su verdad libertadora sigue siendo una incógnita para ellos, una serie de misterios sellados.

Enviado por el Hno. Mario Caballero

Evento recordatorio

 




Misiones seguimiento

 





viernes, 20 de noviembre de 2020




 

Obediencia

 “Obedezcan a sus pastores, y respétenlos. Ellos cuidan de ustedes porque saben que tienen que rendir cuentas a Dios. Así ellos cuidarán de ustedes con alegría, y sin quejarse; de lo contrario, no será provechoso para ustedes.” Hebreos 13:17

El escritor de la carta a los hebreos dijo que debemos “obedecer a nuestros pastores”.

Pero lo que sigue, la parte acerca de que tengamos una actitud que les permita a ellos cumplir su tarea con alegría y sin quejarse, es lo que causa problemas. Para que esto ocurra, tendríamos que ser gentiles cuando nos sometemos a su autoridad, algo que, para la mayoría de nosotros, es difícil de cumplir.

Un ejemplo es Robert, cuya hija de 16 años no respeta las reglas que él le ha puesto.

¿Qué hacer? A Robert se le ocurrió un castigo que le ayudará a su hija a recordar sus obligaciones y, al mismo tiempo, ayudará a alguien más.

Lo que él hizo fue poner el siguiente aviso en un periódico local: “Se ofrece niñera gratis”, y luego explica por qué su hija debe hacer 30 horas de cuidado de niños en forma gratuita.

Personalmente, estoy de acuerdo con la medida tomada por ese papá.

Por otro lado, a la mayoría de nosotros no siempre nos gusta que el Señor, o uno de sus representantes, nos disciplinen por los pecados que cometemos. Con frecuencia nos rebelamos, porque creemos que sabemos lo que estamos haciendo. Pero en realidad no es así. Si verdaderamente supiéramos lo que hacemos, el mundo no estaría como está.

Los cristianos debemos recordar que, cuando el Señor nos disciplina, no es porque nos odia. ¿Cómo podría odiarnos el mismo Señor que entregó a su Hijo por nuestra salvación?

No. Gracias a Jesús podemos estar seguros que el Señor nos ama. Con esto en mente, cuando el Señor nos discipline debemos ser capaces de decir: “que no se haga mi voluntad, sino la tuya”.

Por: CPTLN

Acordaos

 Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe.

Hebreos 13.7




jueves, 19 de noviembre de 2020







 

Cristo está conmigo

 (Jesús dijo) “… Pero no estoy solo, porque el Padre está conmigo.” Juan 16:32

A la mayoría de las personas no les gusta estar solos. Aun cuando algunos prefieren mantenerse alejados de los demás, a la mayoría le gusta identificarse con otras personas o grupos.

La realidad que más abunda, es la soledad. Aun cuando la soledad puede ser insufrible, para muchos provee un sentimiento de calma y complacencia.

Nuestro señor Jesucristo frecuentemente se tomó el tiempo para estar consigo mismo a solas y en silencio. De acuerdo a lo que dice en Juan 8:1, cada uno se fue a su casa, pero Jesús se fue al Monte de los Olivos, donde pasó tiempo a solas con Dios.

En el comienzo de todo, después de crear al hombre, Dios vio que no era bueno para Adán estar solo, por lo que creó a Eva para que fuera su compañera y ayudante. ¿Cuántos jóvenes hoy en día se sienten solos y están confundidos en su búsqueda de la compañía adecuada?

Si pensamos que estamos solos, estamos equivocados. Dios, nuestro Padre celestial, entregó a su hijo Jesucristo para que esté con nosotros siempre. Jesús es también llamado “Emmanuel”, que significa ‘Dios con nosotros’ (Mateo 1:23). Dios envió a su Hijo hecho hombre. Sin embargo, no fue solamente para que estuviera con nosotros, sino para que fuera nuestro Salvador. Sin el sacrificio de Cristo, sin su muerte en la cruz en lugar nuestro, estaríamos perdidos para siempre–solos y condenados por nuestros pecados.

A través de Jesús Dios nos ha dado un nuevo comienzo que continúa hasta la eternidad. Nuestro Señor también dice: “Y yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20b). Si Cristo está siempre conmigo ¿cómo podré decir que estoy solo?

Queridos amigos, determinemos quién será nuestra mejor compañía en el día de hoy. La compañía que escojamos deberá ser suficiente para cubrir todas nuestras necesidades en la vida. Cristo es el único que puede disipar nuestra soledad.

Por: CPTLN

Tema nuevo

 Decisión y lo consigues para escuchar en el Canal, haciendo clic en el enlace provisto a continuación

https://www.ministeriotv.com/video/decisin-21528

miércoles, 18 de noviembre de 2020






 

Amando a los pecadores

 “Pero Dios muestra su amor por nosotros en que, cuando aún éramos pecadores, Cristo murió por nosotros. Con mucha más razón, ahora que ya hemos sido justificados en su sangre, seremos salvados del castigo por medio de él.”

Romanos 5:8-9

Jeremy Mead tenía 6 años cuando vio a su madre ser asaltada brutalmente a punto de pistola. En las horas siguientes fue violada y estrangulada, y su cuerpo sin vida fue dejado en el bosque.

Jeremy no le fue permitido estar presente en el enjuiciamiento del asesino de su madre. En su declaración escribió sus deseos de que ese hombre, Raymond Baninski, muriera y que con gusto participaría de la ejecución.

Las autoridades, habiendo leído esta afirmación de Jeremy, la consideraron “inquietante” y no le permitirán que esté presente en la sala de la corte.

Es fácil entender por qué se siente así. Él ha visto cosas que nadie, especialmente un niño, debería ver. También entiendo la posición del Servicio Correccional de Canadá, ya que ellos tienen la obligación de proteger a los acusados, aún los culpables.

La única cosa que no puedo entender es por qué nuestro Padre celestial permitió que su Hijo viviera y muriera por los pecadores. Durante 33 años el Padre vio a su Hijo ser rechazado, malentendido, odiado, tratado injustamente, y sentenciado inocentemente a morir. Es algo que ningún padre, ni siquiera el celestial, debería ver.

Ciertamente, si hubiera sido mi hijo muriendo por otra persona yo habría interferido o me habría vengado de los responsables de tal injusticia.

Pero eso no fue lo que el Padre hizo. Él permitió que su Hijo muriera para que fuéramos salvos. Ahora, justificados por la sangre de Jesús, somos perdonados.

No entiendo por qué nuestro Padre celestial ha hecho tal cosa… pero debería estar agradecido eternamente porque lo hizo.

Por: CPTLN

Santifícalos

 Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.

Juan 17.17