viernes, 16 de diciembre de 2022

La hora del gozo

 Isaías 12:2-6

Y con gran gozo sacarán ustedes agua de las fuentes de la salvación. (Is 12:3)


¿Qué cosas nos producen gozo en esta vida? ¿Con cuánta frecuencia lo experimentamos? ¿Dónde lo buscamos? El verdadero gozo es un don del Espíritu Santo, junto con la paz, la paciencia, la fe y otros regalos. Correr detrás del placer, el confort o el consumo, no necesariamente nos conducirá al gozo. A veces esa búsqueda, casi desesperada, nos dejará secos, vacíos o frustrados.


El verdadero gozo es una experiencia vibrante en nuestro espíritu. No tiene que ver con lo que nosotros hacemos por ser más o menos felices; es el resultado de lo que Dios nos hace experimentar por gracia, por ser un Dios bueno y misericordioso.


Y es por eso que el gozo puede brillar incluso en medio de las sombras del dolor, el sufrimiento y la muerte. Es una convicción que nos eleva, asociada con el perdón, la salvación, la seguridad de que lo terrible de nuestra vida no tiene la palabra final. Es como el caminante perdido en el bosque que de repente vislumbra el sendero de salida, o el sediento en el desierto que de pronto descubre el oasis.


No hay mayor gozo que la experiencia de la salvación. Es la certeza que brota de la palabra divina de que Dios ya no nos acusa, sino que nos consuela… de que ya no es nuestro enemigo, sino nuestro salvador. Cuando nuestra vida parece ser un laberinto sin salida, podemos elevar nuestra mirada y confiar en Aquel que se manifiesta como nuestro salvador en el pesebre y en la cruz. El profeta nos invita diciendo: ¡Vean a Dios, mi Salvador! Jesús es la fuente inagotable de esa salvación. Aferrémonos a Él con fe, para experimentar el favor divino.


Por CPTLN