miércoles, 29 de diciembre de 2021




 

Emanuel: Dios con nosotros

 Leer | Mateo 1.18-25

Los nombres tienen un gran significado en la Biblia. Jesús fue llamado Mesías en hebreo, que se traduce como Cristo en griego. Estas dos palabras lo designaron como el ungido que se convertiría en Rey. Emanuel fue otro nombre importante que se le dio, el cual significa “Dios con nosotros” (Mt 1.23).

Para entender lo importante que es tener a Dios con nosotros, piense en el efecto que tuvo esta bendición en tres personajes de la Biblia. Primero, la presencia del Señor fue la razón por la que Moisés se presentaba una y otra vez ante Faraón para exigir la libertad de los esclavos israelitas —la promesa de Dios le permitió superar su temor (Ex 3.12).

Segundo, después de la muerte de Moisés, Josué fue designado para introducir a Israel en la Tierra Prometida. Imaginemos lo que significaba para este nuevo líder estar consciente de que el Padre estaba siempre cerca. Como comandante, Josué enfrentaría muchos retos, incluyendo el viaje, los combates y la rebelión. Logró ser un líder valeroso porque sabía que el Señor nunca lo abandonaría.

Tercero, como un joven pastor y después como rey, David conocía bien la presencia del Señor (1 S 17.37; 2 S 7.18). En el Salmo 23 escribió que en sus momentos más sombríos, no tendría temor porque Dios estaba con él.

Nuestro Padre celestial ha prometido estar con quienes ha redimido (Is 43.1, 2). Si usted ha recibido a Jesús como su Salvador personal, entonces su Espíritu Santo mora en su interior. No importa lo que pase en su vida, Dios permanece con usted para fortalecerle, guiarle y alentarle.

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Lectura para la reflexión de hoy

 Mateo 1.18-25

18 El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. 19 José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. 20 Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. 21 Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS,[a] porque él salvará a su pueblo de sus pecados. 22 Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo:

23 He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo,

Y llamarás su nombre Emanuel,

            que traducido es: Dios con nosotros.

24 Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer. 25 Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS.


martes, 28 de diciembre de 2021





 

Lea Lucas 15.11-24


La humanidad tiende a proyectar su propia conducta en Dios. Piense en cómo muchas personas dan por hecho que tenemos que negociar, suplicar o esforzarnos para ganarnos el favor del Señor. Cuando en realidad, así como lo aprendió el hijo pródigo, el amor del Padre es incondicional.

El joven descarriado volvió al hogar, sin esperar ser amado como antes; la única esperanza que tenía era un lugar entre los sirvientes de la familia. Imagínese el recibimiento entusiasta de su padre. Las acciones del joven no merecían una demostración de amor, pero el tema de la parábola de Jesús es el de un Padre que ama incondicionalmente.

Un amor basado en la conducta mantendría a las personas preguntándose: ¿He hecho lo suficiente? Por el contrario, Dios le ama simplemente por ser usted quien es, y Él no espera nada a cambio. Piense en cómo fue la vida del hijo pródigo después de la fiesta de bienvenida. No se alojó entre los sirvientes, ni tuvo que trabajar como ellos. Fue restituido a su lugar como el hijo de un hombre rico, con todos los privilegios que eso suponía. De la misma manera, los creyentes son los hijos del Señor (2 Co 6.18). Cuando Dios los mira, no se centra en sus fracasos, faltas o pecados del pasado. Ve a los herederos de su reino que lo aman y desean pasar la eternidad en su presencia.

No importa cuán lejos podamos desviarnos de la perfecta voluntad de Dios, siempre somos bienvenidos al regresar. La Biblia enseña que el amor de Dios no puede perderse, a pesar de nuestro pecado o de nuestras malas decisiones. Los brazos de nuestro Padre están siempre abiertos.

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Lectura para reflexionar

 Lucas 15.11-24

11 También dijo: Un hombre tenía dos hijos; 12 y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes. 13 No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente. 14 Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle. 15 Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. 16 Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba. 17 Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! 18 Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. 19 Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. 20 Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. 21 Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. 22 Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. 23 Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; 24 porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.

Misiones

 


lunes, 27 de diciembre de 2021


 

Proclama 2022

 Pueblo santo del Señor te hacemos un llamado a Santa Convocatoria mediante esta Proclama que se llevará a cabo los días 1 al 7 de enero del 2022.  Continuamos conectados a la vez juntos y únanimes en los propósito del Señor. Todos los detalles los escuchas siguiendo el enlace a continuación

https://www.ministeriotv.com/video/proclama-para-el-2022-23939

Restaurar la dignidad humana

 Tema corresponde a la reciente enseñanza ofrecida en la Escuela Bíblica Dominical y que puedes escuchar siguiendo el vínculo a continuación, te esperamos:

https://www.ministeriotv.com/video/restaurar-la-dignidad-humana--23938

Proyecto III-2022

 Tercer proyecto del año nuevo 2022 para seguir conectados y unidos en el propósito del Señor.  Todos los detalles disponibles en el Canal, haz clic en el enlace para escuchar, te esepramos:

https://www.ministeriotv.com/video/proyecto-iii-2022-23937

Seguros eternamente en Cristo

       Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados,  anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz,

Colosenses 1.13-14


Aunque muchos cristianos saben que son salvos, tienen preguntas en cuanto a su seguridad eterna. ¿Nuestra salvación depende de nuestra conducta? Examinar lo que sucedió cuando recibimos a Jesús como nuestro Salvador nos dará garantía de la seguridad que tenemos en Él.

Antes de ser salvos teníamos un problema espiritual. Nacimos con una naturaleza inclinada a rebelarse contra Dios. Por nuestra condición pecaminosa estábamos muertos espiritualmente (Ef 2.1), bajo el juicio de Dios y destinados a la separación eterna de Él. Ninguna cantidad de buenas obras, de arrepentimiento o de buena conducta podrían haber cambiado nuestra condición pecaminosa. Era necesaria una solución divina. Sabiendo esto, nuestro Padre celestial proveyó lo que necesitábamos por medio de su Hijo Jesucristo (He 9.11-14).

El día que pusimos nuestra fe en Cristo, nuestra situación cambió de condenación y muerte a perdón y vida (Jn 5.24). Recibimos una nueva naturaleza deseosa de agradar a Dios y fuimos adoptados en su familia (2 Co 5.17). El regalo divino de la salvación nos libró de la muerte eterna, y nos dio vida espiritual y vida eterna. Nuestra nueva condición de hijos de Dios es permanente porque se basa en lo que el Señor Jesús ha hecho.

Aunque nuestra conducta no reflejará siempre nuestra nueva naturaleza, los errores que cometamos no ponen en peligro nuestra salvación. Recuerde que no son nuestras acciones sino la obra de Cristo en la cruz lo que cambió nuestra condición. Y nada puede deshacer un renacimiento espiritual producido por la fe en Cristo (Jn 6.37).

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Jesús también te llama a tí




Promesa

 


Evento de diciembre

Esta es la semana final del Evento, pendiente al de Enero 
 

Misiones


 

viernes, 24 de diciembre de 2021




 

El fin del camino

 Y mientras estaban allí, se cumplió el tiempo de que ella diera a luz.

Lucas 2.6

María y José estaban en Belén. Había llegado el momento en que habría de nacer su hijo. No habían imaginado que iba a nacer en un establo, pero después de pensarlo bien, quizás era apropiado que el Salvador del mundo naciera en medio de su creación.

Jesús nació en Belén, que significa «casa de pan». Años más tarde, Jesús se definiría a sí mismo como el «pan de vida» (Juan 6.35), prometiendo a quienes coman de él que nunca más van a tener hambre.

Muchos de nosotros tomaremos la santa comunión como parte de la celebración del nacimiento de Cristo, de la Encarnación del niño nacido en Belén-la casa de pan. En el pan Jesús se nos va ha acercar y nos va a decir cuánto nos quiere y nos cuida. En ese pan él va a renovar nuestras fuerzas para que continuemos nuestro viaje más allá de Belén, hacia nuestros hogares, nuestras comunidades, y por todo el mundo.

María y José hicieron un camino de Adviento de Nazaret a Belén, pero no terminó allí, sino que habrían de seguir hasta Egipto para escapar de la envidia del rey Herodes, y de vuelta a Nazaret, donde Jesús crecería aprendiendo junto a su padre el oficio de carpintero. Años más tarde Jesús andaría por el río Jordán, donde sería bautizado, y seguiría hasta el Calvario, donde sería crucificado. Pero su viaje no habría de terminar allí, pues al tercer día habría de resucitar, y finalmente ascendería a los cielos donde tiene preparado un lugar para nosotros.

Nuestro viaje terminará cuando Jesús vuelva a buscarnos. Si bien el viaje que hacemos de Nazaret a Belén es importante, el viaje que habremos de hacer a nuestro hogar celestial será el mejor de todos. Y eso es posible gracias al viaje de Adviento que María y José hicieron a Belén, y al nacimiento de Jesucristo, el Salvador del mundo.

Por CPTLN

Lucas 2.16-20


16  Vinieron, pues, apresuradamente, y hallaron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. 17 Y al verlo, dieron a conocer lo que se les había dicho acerca del niño. 18 Y todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les decían. 19 Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. 20 Y volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, como se les había dicho.


Lucas 2.16-20

jueves, 23 de diciembre de 2021





 

Lucas 1.77

Para dar conocimiento de salvación a su pueblo,

Para perdón de sus pecados,

Lucas 1.77

El gozo de la salvación

 Y con gran gozo sacarán ustedes agua de las fuentes de la salvación.

 Isaías 12:3


Hay lugares a los que nos cuesta ir. Por ejemplo: al médico, al dentista o a hacer un trámite que sabemos nos va a llevar bastante tiempo de espera. Por lo general posponemos hacerlo hasta que ya no podemos esperar más. Por otro lado, si alguien nos invita a ir de paseo, a salir a comer o a ir a pescar al río, no dudamos en acomodar responsabilidades y asuntos pendientes para estar libres y poder ir. No nos pesa ir a esos lugares donde sabemos que disfrutaremos de un momento de alegría.


De la misma manera, el profeta Isaías anticipa que todos los hijos de Dios experimentarán una alegría superior cada vez que se acerquen a la fuente de la salvación, es decir, a Jesús. La imagen que ofrece el profeta es evidente: en un lugar desértico donde el agua escasea, llegar a la fuente de donde fluye agua fresca, pura y sin límites, debe ser el momento más sublime y relajante para el exhausto viajero. Antes de eso sólo tiene incertidumbre sobre el futuro, y desesperación porque la sombra de la muerte comienza a crecer a su alrededor. Pero, una vez que sabe dónde está la fuente de la salvación, corre hacia ella. Sabemos que en Jesús está nuestra salvación, por lo que corremos entonces hacia él. Cuando llegamos a su presencia experimentamos el gozo de la salvación, porque nos consuela con su perdón, que es el agua que nutre nuestro cansado espíritu. Jesús nos invita a que vivamos reflejando en todo momento la alegría que nos dio en el agua del bautismo, para que esa vida verdadera produzca también en nosotros frutos dignos de un hijo de Dios.


Por CPTLN

miércoles, 22 de diciembre de 2021





 

El campo de los Pastores

En esa misma región había pastores que pasaban la noche en el campo cuidando a sus rebaños.

Lucas 2.8

El viaje de María y José de Nazaret a Belén está por llegar a su fin. Sólo les quedan unas pocas millas para llegar a Belén. El camino los lleva por el pozo de Raquel, y les hace recordar cuando Jacob y su familia pasaron por allí, cientos de años antes.

También los lleva por los campos de los pastores, donde las ovejas seguramente estaban alimentándose mansamente bajo el cuidado de sus pastores. María y José no tenían idea que pronto se encontrarían cara a cara con esos pastores. No tenían idea que esos pastores serían los primeros en comprender que el Salvador había nacido. No tenían idea que un coro de ángeles les habría de cantar: «¡Gloria a Dios en las alturas!» (Lucas 2.14).

Tampoco tenían idea que, años después, su hijo se llamaría a sí mismo el «buen pastor». Él sería el Buen Pastor que habría de dar su vida por sus ovejas (Juan 10.11). Y esas ovejas somos usted, yo, y el mundo entero.

Por CPTLN


Lucas 2.8-11

8 Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. 9 Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. 10 Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: 11 que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.

Lucas 2.8-11

Oremos

 




Separa tu tiempo

 


martes, 21 de diciembre de 2021


 

Siempre con el Señor

 1 Tesalonicenses 4:16-17

16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. 

17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.


Belén

Como José era descendiente de David y vivía en Nazaret, que era una ciudad de Galilea, tuvo que ir a Belén, a la ciudad de David, que estaba en Judea.  Lucas 2.4

Muy poco queda ya para que María y José lleguen a su destino. El camino que comenzó en Nazaret con un esposo cuidando con cariño a su esposa embarazada – el camino que los llevó de una aldea a la otra – está llegando a su fin. Han pasado por lugares llenos con la historia de su pueblo, y se han cruzado con personas cuyas vidas habrían de ser impactadas en gran forma por su hijo. Su camino está por terminar. Están llegando a Belén.

Pero no eran muchos los que estaban prontos para recibirlos en Belén. Los habitantes no estaban prontos. Las personas de la posada no estaban prontas. Los líderes religiosos de Jerusalén no estaban prontos. La promesa ya hacía mucho tiempo que se había hecho. Sólo María y José sabían que pronto, muy pronto, el Salvador prometido iba a nacer en el mundo.

Las aldeas de donde nosotros venimos y los lugares en donde vamos a celebrar su venida pueden ser insignificantes. Pero lo que vamos a hacer será muy significativo. Es fácil encontrar excusas por las que los habitantes y visitantes de Belén no estaban preparados para recibir al Salvador del mundo. Pero nosotros no tenemos excusas. Aún cuando todo lo demás no esté pronto- los regalos, las decoraciones, la comida- nosotros podemos estar preparados para celebrar la encarnación del Cristo, el Dios hecho carne que ha venido a nuestro mundo, nuestras vidas, y las vidas de nuestros seres queridos.

Preparados o no, el Cristo está viniendo.

Por CPTLN

lunes, 20 de diciembre de 2021


 

Felicidades

 






Proyecto II-2022

 Sigamos conectados durante el 2022, te esperamos. Dios te bendiga.

Escucha todos los detalles del proyecto en el vínculo a continuación

https://www.ministeriotv.com/video/proyecto-ii-2022-23909


Abrir los ojos para entender el propósito de Dios

 Enseñanza disponible ofrecida en la Escuela Bíblica Dominical, para escuchar haz clic sobre el siguiente enlace

https://www.ministeriotv.com/video/abrir-los-ojos-para-entender-el-propsito-de-dios-23910


Betania

 «Y dejándolos, se fue a la ciudad de Betania.» Mateo 21.17a

María y José se están acercando a Belén. Llegan a Betania, un lugar donde habrían de descansar-un lugar donde los niños juegan en las calles. María rezaba para que su bebé pronto pudiera ser un niño feliz, jugando con otros niños.

Jesús iba a pasar momentos felices en Betania. María, Marta y Lázaro iban a ser algunos de sus mejores amigos. A su casa iría a descansar.

Betania también habría de ser el lugar donde Jesús diría algunas de sus palabras más memorables. Cuando Marta se quejaba porque su hermana no la ayudaba, Jesús le dijo: «María ha escogido la mejor parte» (Lucas 10.42b). Allí fue donde Jesús dijo ser «la resurrección y la vida» (Juan 11.25a). Allí fue donde mostró una de las emociones humanas más profundas, cuando se nos dice que «Jesús lloró» (Juan 11.35).

Allí es donde Jesús realizó el milagro de resucitar a Lázaro de la muerte. Es desde allí desde donde Jesús entraría a Jerusalén montado en un burro mientras las multitudes le aclamaban, diciendo: «¡Hosanna! ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Hosanna en las alturas!» Para María y José, y más adelante para Jesús, Betania fue un lugar de descanso.

Quizás usted tenga una Betania. Usted también está acercándose a Belén. Ojalá que tenga un lugar donde pueda descansar en compañía de buenos amigos, porque pronto se encontrará sumergido de lleno en las celebraciones de la Encarnación. Mucho de lo que va a vivir será lo esperado, pero quizás también haya alguna sorpresa.

Por CPTLN

Promesa

 


Recordatorio

 Afiche del evento de diciembre 



Misiones

 


viernes, 17 de diciembre de 2021



 

Simeón

 “Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor. Y movido por el Espíritu, vino al templo. Y cuando los padres del niño Jesús lo trajeron al templo, para hacer por él conforme al rito de la ley, él le tomó en sus brazos, y bendijo a Dios, diciendo: Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, conforme a tu palabra; porque han visto mis ojos tu salvación” (Lu.2:25-30).


Simeón es un ejemplo de la obra del Espíritu Santo en una persona. Primeramente vemos que el Espíritu Santo nos hace santos; él es Espíritu de santidad. De Simeón se nos dice que era “justo y piadoso”; o sea, en cuanto a su persona, era justo y bueno, vivía una vida recta, conforme a la voluntad de Dios; y su vida espiritual está resumida en la palabra “piadosa”: no sólo era buena persona, sino que también amaba a Dios y estaba entregado a Él. “Esperaba la Consolación de Israel”, es decir, al Mesías. Simeón vivía esperando la venida del Mesías de la misma forma que los creyentes de hoy vivimos esperando su segunda venida. Esta ilusión llenaba su vida. Y había recibido la promesa de parte de Dios de que no moriría antes de ver “al Ungido del Señor”. ¡Qué ilusión más grande para mantenerle viviendo en justicia y santidad día tras día, esperando la Consolación de Israel, al Consolador, a Jesús!


El Espíritu Santo no sólo le ayudaba a vivir una vida santa, sino que le revelaba cosas y le dirigía. “Movido por el Espíritu, vino al templo”. La obra del Espíritu es así. Nos conduce a Jesús. Le llevó al templo justo a la hora cuando José y María estaban presentando a su Hijo al Señor. El Espíritu Santo no habla de sí mismo, no llama la atención a sí mismo; su tema unilateral es Jesús. Y el Espíritu le reveló que aquel niño era el Salvador. El Espíritu nos conduce a donde podemos encontrar a Jesús y nos revela quién es.


Después nos da amor para la persona de nuestro Salvador. “Le tomó en brazos”. Abrazar a Jesús es recibir la salvación de Dios con amor. Esto es lo mismo que hemos hecho todos los creyentes desde entonces, hemos abrazado a Cristo como nuestro Salvador y le amamos. Y finalmente, el Espíritu le puso en los labios palabras de alabanza a Dios: “Y bendijo a Dios”. Aquí tenemos la Trinidad: el Espíritu Santo que conduce al Hijo, y el Padre que recibe la alabanza. Y aquí tenemos al creyente: gozoso en la salvación de Dios.


Así es el creyente: justo y piadoso, esperando el retorno de Cristo, recibiendo revelaciones del Espíritu para su vida personal, dirigido por el Espíritu, en el templo, abrazando a Cristo como Salvador, bendiciendo a Dios y viendo el cumplimiento de las promesas de Dios en su vida. Y al final de la misma, con Simeón decimos: “Padre, despide a tu sierva en paz, porque has cumplido en mi vida todo lo que me prometiste”.


Enviado por el Hno. Mario Caballero

jueves, 16 de diciembre de 2021




 

Todo cuanto existe está en Él

 “En él fueron creadas todas las cosas” (Col. 1:16)


            “En él fueron creadas todas las cosas”, tanto en el mundo visible como en el mundo invisible. Es decir, el mundo material, consistiendo en: esta planeta, nuestro sistema solar, todos los sistemas solares de todos los soles del universo, la inmensidad del espacio, la energía y el movimiento de todos los cuerpos celestiales, el macro y el micro, desde una piedra hasta la galaxia más grande, todo fue creado en Él.


            También es el Creador del mundo espiritual, de fuerzas inteligentes que no podemos ver, pero que obran en el universo, llamados en las Escrituras “tronos, dominios, principados, y poderes”. Todas las fuerzas, las de Dios y las de Satanás, tuvieron su origen en Él. Él es superior, infinitamente más poderoso, y tiene autoridad sobre toda fuerza y poder existente: “El es la cabeza de todo principado y potestad” (Col. 2:10). “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra” (Mat. 28:18).


Todo el incalculable poder que mantiene el universo funcionando tuvo y tiene su origen en Él, así mismo toda vida: “En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres” (Juan 1: 4). “En él vivimos, y nos movemos, y somos” (Hechos 17: 28). “Yo soy la resurrección y la vida” (Juan 11:25). No hay vida fuera de Jesús: “Todas las cosas en él subsisten” (Col. 1:17). Todo existe dentro de Él. Desde el más pequeño partícula de una molécula, la vida y movimiento dentro de un átomo, la vida en una célula pequeñita, hasta el árbol más grande, toda vida procede de Él y toma lugar dentro de Él. Vida, luz, amor, todo está en Él. Todo amor procede de Él (1 Juan 4:7, 8), por eso el amor es eterno: “El amor nunca deja de ser” (1 Cor. 13:8), porque Él es eterno. 


En Él está toda sabiduría, conocimiento y ciencia: “…Cristo, en quién están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento” (Col. 1: 3). Él es la Palabra (Juan 1:1). Sin palabras y luz (Juan 1:4) no hay comunicación, expresión, entendimiento o revelación. Sin Cristo nada tiene sentido; todo es un sin sentido, un gran incógnito. 


            Él es la fuerza cohesiva, unificadora, del universo. Todo gira alrededor de Él. Es el centro de todo cuanto existe y la fuerza que mantiene todos los cuerpos celestiales en su órbita y lugar en el espacio. El propósito de Dios al final del tiempo es unir todas las cosas en Cristo: “Dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el dual se había propuesto en sí mismo, de reunir todas las cosas en Cristo en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra” (Ef. 1:10, 11). Fuera de Él todo está suelto, separado, dividido y aislado.


Él es el motivo por el cual todo existe: “Todo fue creado por medio de él y para él” (Col. 1:16). Todo pertenece a Él. Existe debido a Él. Fuera de Jesús no hay nada: no hay poder, cohesión, luz, amor, unidad, paz (Col. 1:20), relación, o entendimiento, no hay nada, solo caos, oscuridad, confusión y muerte. Cristo lo es todo. Fuera de Él solo hay un vasto, abismal vacío, sin sentido, ni razón de ser: la nada.  


Enviado por el Hno. Mario Caballero

Lucas 1.46-47


46 Entonces María dijo:


Engrandece mi alma al Señor;


47 Y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador.


miércoles, 15 de diciembre de 2021




 

Proyecto I-2022

 Los detalles disponibles siguiendo el vínculo a continuación

https://www.ministeriotv.com/video/proyecto-i-2022-23858


La promesa

 “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Rom. 12:1, 2).


El joven canta: “Oh Jesús, yo he prometido servirte hasta el final” con toda la ilusión y vigor de la juventud. Va a comerse el mundo. Piensa en todo lo que puede hacer para el Señor con la vida por delante, en sus dones y talentos, en su formación, y en lo que el Señor puede lograr por medio de su vida, y está muy ilusionado. No hay límite a lo que Dios puede hacer por medio de una persona totalmente consagrada a Él. El poder de Dios es infinito y esto, juntamente con la disponibilidad del hombre, es dinamita. Está como el atleta posicionado a comenzar la carrera esperando el disparo de la pistola para correr con toda la fuerza de su cuerpo.


El viejo siervo de Dios canta la misma estrofa con otro ritmo. Esto es su deseo, poder llegar al final todavía sirviendo al Señor, pero el final lo tiene mucho más cerca. Ya ha superado las tentaciones de la juventud, las pasiones de la carne. El mundo ya no le dice nada; aborrece su engaño, sus falsas promesas, su hueca oferta de felicidad, sus diversiones. Lo que tiene por delante es otra clase de desafíos: un mundo cambiado, la tecnología moderna, la pérdida de fuerzas, enfermedades, el cambio de residencia, la posibilidad de terminar en un hogar de ancianos. ¿Podrá seguir sirviendo al Señor hasta el final como prometió en días de la juventud? Ya no puede contar con la fuerza que antes tenía, sino solo con la gracia y el poder de Dios. Ha aprendido a no depender de su carne. Ha tenido años conociendo al Señor y ha visto su sabiduría en cómo monta la vida. Ha experimentado su capacitación. Se ha dejado corregir baja su vara de amor y la carne está en su sitio. No, ya no depende de la carne, ni puede, porque el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil, y ahora, literalmente.


Así que, con todo lo que ha vivido durando décadas de servicio al Señor, canta la última estrofa del himno: “Señor yo he prometido servirte hasta el final, oh concédeme la gracia para seguir a mi Maestro y mi Amigo”. Ya no está ofreciendo al Señor la fuerza de su juventud, sino está pidiéndole la gracia para poder llegar al final de la carrera todavía sirviéndole. En el fondo de su corazón sabe que un viejo guerrero puede más que un joven ambicioso, porque la obra es de Dios, no de la fuerza del hombre: “No con ejercito, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos” (Zac. 4: 6). Tiene la profunda convicción que Dios le contestará, que será como el árbol que produce su mejor fruto en la vejez, el resultado exclusivo de la gracia de Dios.


Enviado por el Hno. Mario Caballero


Evento

 Ya echastes un vistazo, visita:

https://www.ministeriotv.com/video/evento-de-diciembre-23805


Recordatorio

 


Oremos

 


martes, 14 de diciembre de 2021





 

Datos sobre el evangelio de Mateo

       Siguiendo el argumento del evangelista Mateo, la próxima cosa que hace es establecer la autoridad del Rey (Mat. 8-9). Jesús tiene autoridad sobe la enfermedad (8:1-4), ¡hasta puede curar a distancia! (8:5-13); sobre la naturaleza (8:23-27); sobre demonios (8:28-32); sobre el pecado (9:1-8); sobre vidas destrozadas (9:9-13); sobre la religión (9:14-17); y sobre la muerte (9:18-26). ¡Ten fe en él!, porque “conforme a vuestra fe os será hecho” (9:29).     


Mateo ha presentado los credenciales del Rey, ha hablado de la ley del Reino, la autoridad del Rey,y ahora tocará la extensión del Reino (Mat. 10-12).Crece por medio de la evangelización (Mat. 10). La evangelización resulta en tensiones (Mat. 11, 12) con los líderes religiosos que irán en aumento hasta que ellos, finalmente, acaben con él. Surgen problemas y conflictos con los líderes religiosos en cuanto a la interpretación de la ley: “En aquel tiempo iba Jesús por los sembrados en un día de reposo…” (12:1), la práctica de la religión y la autoridad de Jesús. También se produce conflicto con la familia (12:46-50). Le interrumpen en su ministerio, pero Jesús no los atiende. No concede a su familia más importancia de la que da a los demás creyentes. Su verdadera familia son los que hacen la voluntad de su Padre que está en los cielos.  


            Mateo deja esta sección de conflictos para hablar sobre la naturaleza del Reino que Jesús vino a establecer. En la parábola del Sembrador (Mat. 13), Jesús enseña que el Reino es un organismo vivo, como un plantío que crece en buena tierra y produce fruto. Crece en los corazones y las mentes de los hombres, transformando sus vidas. Es como el trigo que crece en medio de la cizaña, rodeado de enemigos, pero sobrevive. Su reino  es un reino de paz, pero le hacen la guerra. Está rodeado de conflictos, tanto religiosos como políticos. Juan el Bautista, quien denunció el pecado del rey Herodes, fue ejecutado (Mat. 14:1-12). Lejos de derrocar a los romanos, el precursor del Rey es matado. Si esto lo han hecho con su heraldo, ¿qué no harán con él?


            La primera parte de este evangelio termina con la famosa pregunta que se va a repetir hasta el final: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?… Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” (Mat.16:13-17). Es la pregunta que hizo Juan el Bautista desde la cárcel cuando el Reino no se estaba desarrollando como él anticipaba, y la que tendrán que contestar todos los lectores del Evangelio. Este hombre que no parece tener nada de realeza, ¿cómo puede ser el heredero del trono de David? ¿Por qué no le aclaman los líderes religiosos? ¿Por qué es tan pobre y tiene tan poco prestigio? ¿Cuándo va a montar una revolución contra los romanos? ¿Cómo puedo creer en él? ¿Quién es? Esta es la pregunta que tú también tendrás que contestar, querido lector, y tendrás que decidir si quieres formar parte de la clase de reino que él vino a introducir.


Enviado por el Hno. Mario Caballero

lunes, 13 de diciembre de 2021




 

Únete

 Nuevo proyecto para el 2022, únete y comparte, todos los detalles siguiendo el enlace a continuación

https://www.ministeriotv.com/video/proyecto-i-2022-23858


El Señorío de Cristo, sobre toda la creación

 Ya puedes escuchar la enseñanza disponible en el canal, visita:

https://www.ministeriotv.com/video/el-seoro-de-cristo--23861


La conversión marca un antes y un después

 “Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un Varón” (Gen. 32:25).


La conversión es un alto en el camino. Toda nuestra vida nos ha preparado para este momento. Antes íbamos alegremente por la vida haciendo lo que nos parecía bien, reaccionando según los motores de nuestra personalidad, haciendo lo que nos venía por naturaleza, bien o mal, es indiferente, siempre pecaminoso, porque tenía sus orígenes en nuestra carnalidad y egoísmo, cuando, de repente, ¡un rayo de luz!, ¡un relámpago estalla delante de nosotros!, y paramos en seco, cegados por el esplendor de Dios contra el trasfondo de la oscuridad de todo lo que somos nosotros, y claudicamos. La conversión es un choque frontal entre Dios y el hombre en el cual caímos del burro de nuestro orgullo, y nos postramos delante de Dios, diciendo: “Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador” (Lc. 5:8). “Y cayendo en tierra… temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga?” (Hechos 9:4-6). “¡Ay de mí!, que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos” (Is. 6:5).


La conversión es Rut en el camino a Belén. Detrás está Moab, su pueblo, con sus dioses, delante está el pueblo de Dios y el Dios de Noemí. Las mujeres hacen un alto en el camino y se paran, y deciden. ¿Delante o detrás? Rut dejó su vida vieja por una nueva en Dios.


Es Pablo en el camino a Damasco, cuando en un instante comprendió que toda su vida había estado encaminado a hacer su propia voluntad y por primera vez preguntó al Señor: “¿Qué quieres que yo haga?”. Desde aquel momento vivía para hacer la voluntad del Señor.


Es el carcelero de Filipos, sacudido por un terremoto, a punto de morir, que se postró temblando a los pies de Pablo y de Silas y les dijo: “Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?” (Hechos 16:29, 30). Su primer acto después sería uno de misericordia.


Es el endemoniado que de día y de noche andaba dando voces en los montes y en los sepulcros, hiriéndose con piedras, pero ahora librado, sentado a los pies de Jesús, vestido y en su juicio cabal (Marcos 5:15). Cuando ruega a Jesús que le deje estar con él y el Señor no se lo permite, manso y obediente, vuelve a los suyos y les cuenta cuán grandes cosas el Señor ha hecho con él, cómo ha tendido misericordia de él.


Es lo que pasó en la cuidad idolátrica y inmoral de Tesalónica cuando llegó el evangelio: “os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar de los cielos a su Hijo” (1 Tes. 1:9, 10). Recibieron la luz, dejaron su cultura y costumbres pecaminosas, y se dedicaron a servir al Dios verdadero y vivir para Él.


Es Jacob en el camino a Betel, a punto de cosechar lo que él mismo ha sembrado a manos de su airado hermano, enfrentando la muerte por toda una vida de engaño, aterrorizado, solo; allí se produjo la conversión. Jacob se encuentra con Dios.


Enviado por el Hno. Mario Caballero


Promesa

 


Misiones

 


viernes, 10 de diciembre de 2021





 

Cómo librarse de la preocupación enfermiza

 Leer | MATEO 6.25-34


¿Qué es lo que más le preocupa a usted? ¿Su salud, su familia, o tal vez sus finanzas? Aunque la mayoría de los cristianos dicen confiar en el Padre celestial, muchos no dejan de angustiarse.


Es importante que distingamos entre preocupación enfermiza y preocupación legítima. Queremos, sin duda, ser conocidos como miembros confiables de la sociedad, lo cual implica tener un sentido de responsabilidad de modo que llevemos nuestra carga y corrijamos las cosas que necesitan ser enmendadas. Pero la preocupación enfermiza es más que eso; es un veneno que destruye nuestra confianza en Dios. ¿Qué podemos hacer en cuanto a la ansiedad?


Para comenzar, necesitamos estar conscientes de la diferencia que hay entre ser un creyente en Jesús y ser un seguidor de Jesús. Un creyente es alguien que ha puesto su fe en el Señor para salvación, y que ha recibido el regalo de la vida eterna. Un seguidor va más allá, y trata de conocer y obedecer a Dios.


Por medio de la Palabra de Dios, nosotros, como seguidores de Él, entendemos cada vez más su naturaleza y el cuidado que tiene de nosotros. Cuando lleguemos a estar plenamente convencidos de que nuestro Dios es tan benigno y misericordioso como la Biblia lo describe, con toda seguridad evitaremos caer en la angustia.


La Biblia enseña que Dios conoce todas nuestras necesidades y preocupaciones, pero aun así nos ordena que no nos angustiemos. ¿Le ordenaría Él hacer algo, sin darle la capacidad para hacerlo? ¡Por supuesto que no! El Señor quiere que usted confíe plenamente en Él y se dé cuenta de que la angustia es inútil.


Por Min. En Contacto

Lectura sobre la reflexión

Mateo 6.25-34

 25 Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? 26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? 27 ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? 28 Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; 29 pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. 30 Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? 31 No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? 32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. 33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.

34 Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.

jueves, 9 de diciembre de 2021





 

La manera de no entrar al cielo

Leer | JUAN 3.1-17


Si se le pregunta: “¿Por qué cree usted que entrará al cielo?”, la mayoría de las personas responderán que la razón para ser aceptadas por Dios es porque (a) son bastante buenas o (b) no han hecho nada realmente malo; por tanto, no merecen ser condenadas. Esto es una falacia teológica predominante en nuestro mundo de hoy. Cuando yo era joven, asistí a tres diferentes iglesias antes de que alguien me dijera la verdad acerca de la salvación.


En realidad, no importa qué clase de persona sea usted, lo importante es la sencilla verdad de la Palabra de Dios. La idea equivocada de que podemos ganar la salvación, tiene consecuencias desastrosas. Para empezar, si usted pudiera entrar al cielo basándose en sus méritos terrenales, la muerte de Jesús en el Calvario habría sido totalmente innecesaria.


Y si ese fuera el caso, resultaría que Dios Padre cometió un error terrible al enviar a su Hijo a una muerte cruel. Y además, si la salvación fuera posible aparte de Jesucristo, entonces usted podría tener una relación personal con Dios dejando igualmente de lado a Jesucristo.


No debemos desfigurar el gran amor que Dios nos tiene, utilizando una teología incorrecta. Somos perdonados únicamente por el increíble sacrificio de Jesucristo, que procede de un amor incondicional.


Es importante conocer bien la Biblia para reconocer la enseñanza falsa. Muchas personas van a iglesias que dicen: “Dios ama a todo el mundo, y por eso usted estará bien con Él si hace las cosas lo mejor que puede”. Si ese fuera el caso, la muerte de Cristo habría sido una equivocación.


Por Min. En Contacto

 

Lectura sobre la reflexión

 Juan 3.1-17

Jesús y Nicodemo

3 Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. 2 Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. 3 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. 4 Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? 5 Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. 6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu,[a] espíritu es. 7 No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. 8 El viento[b] sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. 9 Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto? 10 Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto? 11 De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio. 12 Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales? 13 Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo. 14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, 15 para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.


De tal manera amó Dios al mundo

16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.