jueves, 8 de diciembre de 2022

Las cuentas en claro

 Isaías 1:18-20


El Señor dice: «Vengan ahora, y pongamos las cosas en claro. Si tus pecados son como la grana, se pondrán blancos como la nieve». (Is 1:18a)


Suele decirse que las cuentas claras conservan la amistad. Muchas relaciones se han deshecho por causa de alguna deuda que no fue honrada a tiempo. Saber honrar las deudas es una virtud preciosa. A veces se desperdician largos años de amistad por causa de una deuda impaga.


Dios quiere poner en claro las cuentas con cada uno de nosotros. La relación Dios-hombre, que es el vínculo vital de nuestra existencia, se ha visto profundamente afectada por el pecado. Una relación destinada a ser de armonía, confianza y comunión, se convirtió en temor, ira, vergüenza e incluso indiferencia.


Muchas veces tratamos de convivir con esa realidad dolorosa y remediarla a nuestra manera: huimos, nos escondemos, tratamos de negociar con Dios, apretamos los dientes y negamos la realidad. Pero, en el fondo, sabemos que algo que debe ser arreglado todavía sigue pendiente. Los remedios que usamos no nos traen verdadera paz.


Y las cosas no pueden ser de otra manera, a menos que Dios mismo las arregle. Para que esas deudas no sean un estorbo en nuestro vínculo con el Dios santo, Él mismo las toma y las coloca sobre su Hijo santo e inocente. Cuando Dios nos dice que hemos sido perdonados, no es que esté postergando un reclamo para el futuro. Él perdona de veras, y lo hace porque Jesús, con su sufrimiento y muerte, efectivamente pagó nuestra culpa. El pecado es quitado, borrado, echado en lo profundo del mar. Jesús vino a este mundo a cargar con aquello que nos destruye.


Entonces, no huyamos. Vayamos al encuentro con Dios en arrepentimiento. Él nos perdonará, y las cuentas quedarán en claro.


Por CPTLN