viernes, 24 de diciembre de 2021

El fin del camino

 Y mientras estaban allí, se cumplió el tiempo de que ella diera a luz.

Lucas 2.6

María y José estaban en Belén. Había llegado el momento en que habría de nacer su hijo. No habían imaginado que iba a nacer en un establo, pero después de pensarlo bien, quizás era apropiado que el Salvador del mundo naciera en medio de su creación.

Jesús nació en Belén, que significa «casa de pan». Años más tarde, Jesús se definiría a sí mismo como el «pan de vida» (Juan 6.35), prometiendo a quienes coman de él que nunca más van a tener hambre.

Muchos de nosotros tomaremos la santa comunión como parte de la celebración del nacimiento de Cristo, de la Encarnación del niño nacido en Belén-la casa de pan. En el pan Jesús se nos va ha acercar y nos va a decir cuánto nos quiere y nos cuida. En ese pan él va a renovar nuestras fuerzas para que continuemos nuestro viaje más allá de Belén, hacia nuestros hogares, nuestras comunidades, y por todo el mundo.

María y José hicieron un camino de Adviento de Nazaret a Belén, pero no terminó allí, sino que habrían de seguir hasta Egipto para escapar de la envidia del rey Herodes, y de vuelta a Nazaret, donde Jesús crecería aprendiendo junto a su padre el oficio de carpintero. Años más tarde Jesús andaría por el río Jordán, donde sería bautizado, y seguiría hasta el Calvario, donde sería crucificado. Pero su viaje no habría de terminar allí, pues al tercer día habría de resucitar, y finalmente ascendería a los cielos donde tiene preparado un lugar para nosotros.

Nuestro viaje terminará cuando Jesús vuelva a buscarnos. Si bien el viaje que hacemos de Nazaret a Belén es importante, el viaje que habremos de hacer a nuestro hogar celestial será el mejor de todos. Y eso es posible gracias al viaje de Adviento que María y José hicieron a Belén, y al nacimiento de Jesucristo, el Salvador del mundo.

Por CPTLN