“Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y lo desmenuzó. Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecho una gran monte que llenó toda la tierra” (Daniel 2:34, 35).
Aquí tenemos la visión de una gran estatua que representa en grandes rasgos la historia de este mundo y su final. Estamos viviendo en los tiempos del cumplimiento de la última parte de esta visión, en los que la estatua ha recibido el golpe mortal y se va cayendo, y la piedra está creciendo para llenar toda la tierra. Vamos a retroceder para recoger los detalles.
A Nabucodonosor, monarca absoluta de Babilonia, Dios dio una visión del curso de la historia en forma de la figura de un gran estatua de un superhombre compuesto de cuatro metales representando cuatro clases sucesivos de gobierno. La primera es el absolutismo. Así fue el rey de Babilonia. Tuvo un vasto emperio que absorbió muchas naciones. Él fue adorado como semidivino y su palabra era ley. No permitió ninguna religión sino la adoración de su persona. Solo había muerte para el que no se sometía a su autoridad (Dan. 3:7). Él trasladaba la gente que había conquistado a otros lugares y mezclaba lenguas y nacionalidades para que no se sublevasen. Deportó a los israelitas a Babilonia y a gentes de otras partes de su imperio a Israel. (Los hijos de estas gentes eran los que constituían los samaritanos en tiempos de Jesús).
El gobierno siguiente era el de los persas. Para ellos la ley estaba por encima del rey. (Por eso el rey no podía cambiar la ley para salvar a Daniel; Dan. 6:12). Éstos eran pluralistas: respetaban la religión de cada pueblo y permitían a los que habían sido deportados a Babilonia a que volviesen a sus países de origen y reconstruyesen sus templos, incluyendo a los de Israel (Esdras 1:1, 2).
Los persas fueron seguidos por los griegos bajo Alejandro Magno. Llegaron a tener un gobierno que abarcaba a gran parte del mundo. Su gobierno fue una mezcla de dictadura y democracia.
La cuarta parte de la estatua representa el gobierno romano, el gran imperio romano, imponente poder militar mezclado con la voz del pueblo, cosa que no cuaja, el hierra y el barro. Éstos estaban en el poder cuando nació Jesús. Él es la piedra cortada sin mano, es decir, de origen divino, que hiere la estatua en sus pies y termina desmenuzándola, dejándola hecho polvo y va creciendo y creciendo. Es la piedra que los edificadores desecharon que ha vendo a ser la cabeza del ángulo (1 Ped. 2:1-7). Jesús es la primera piedra, el fundamento, del templo de Dios, la Iglesia, que Él mismo está edificando, compuesta de piedras vivas, de los salvos de todas las naciones. Esta Iglesia seguirá creciendo hasta llenar todo el mundo. Entonces Cristo volverá y establecerá su gobierno, una teocracia. Reinará en justicia y paz sobre todos los países del mundo al final de la historia. En nuestros días estamos viendo crecer enormemente la iglesia en toda América Latina y en el Oriente. Quizás esta sea la generación que verá su venida.
Enviado por el Hno. Mario Caballero