jueves, 17 de noviembre de 2022

Gozo, paciencia y constancia

 “Gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración” (Romanos 12:12).

Lectura: Romanos 12: 9- 13.

Este es un bonito trío: gozoso, sufrido, constante. Las tres cosas están relacionadas. Primero: “Gozosos en la esperanza”. El creyente tiene una hermosa esperanza: un día va a estar en mundo sin dolor, sin disgustos, sin nadie que la haga daño, sin enfermedades, sin la muerte. Estará en un reino de justicia perfecta con la naturaleza redimida y todo funcionando mejor de lo que jamás ha visto aquí y ahora, en el mundo caído. Esta es su esperanza, y si es real y viva, le proporciona gozo y consuelo en medio de su tribulación.


La tribulación sale en la frase siguiente: “sufridos en la tribulación”. El contexto de nuestra esperanza es en medio de la tribulación. Hay tantas posibilidades para sufrir que es fácil que estemos atribulados ahora. Pero si tenemos un gozo en lo que nos espera, aunque sea latente, esto nos ayuda a ser sufridos en la tribulación, porque sabemos que lo de ahora no es eterna. Un día acabará. Hemos de tener paciencia y mantener viva nuestra esperanza. Ser sufrido es tener paciencia a largo plazo. Es resistir la tentación de desesperarnos. La persona que es sufrida con gozo es un gran testimonio al poder de Dios.

El ser “constantes en la oración” tiene mucho que ver con la tribulación y la esperanza. Mientras el creyente va sufriendo, va orando. Encomienda su causa al Señor. Y el Señor le consuela recordándole su hermosa esperanza y dándole Su mismo gozo, el gozo de Dios. Con este gozo recibe ánimo para continuar orando por las necesidades de otros. Ora cuando sufre y cuando no sufre. El sufrimiento no frena la oración: la oración es un constante en la vida del hijo de Dios.

Así que, el creyente está esperanzado mientras sufre con paciencia. O está orando mientras espera gozoso su herencia. O está orando con paciencia y gozo en medio de la tribulación. Hay muchas combinaciones posibles, pero todas ellas glorifican a Dios, porque son obras sobrenaturales de su abundante gracia.


Enviado por el Hno. Mario Caballero