Tus palabras son mi gozo
Señor, Dios de los ejércitos, cuando hallé tus palabras, literalmente las devoré; tus palabras son el gozo y la alegría de mi corazón, porque tu nombre ha sido invocado sobre mí. Jeremías 15:16
Todos tenemos días en los que la vida nos parece demasiado difícil. Cuando nos toque pasar por momentos así, en los cuales creemos que hasta Dios nos ha abandonado, quizás nos ayude recordar las palabras del profeta Jeremías: “¿Por qué mi dolor no tiene fin, ni mi desahuciada herida admite ser sanada? ¿Seguirás siendo para mí tan ilusorio como las aguas de un espejismo?” (Jeremías 15:18).
El mismo profeta, antes de derramar su corazón delante del Creador, recuerda: “Señor, Dios de los ejércitos, cuando hallé tus palabras, literalmente las devoré; tus palabras son el gozo y la alegría de mi corazón, porque tu nombre ha sido invocado sobre mí” (Jeremías 15:16). No, la fuente de agua viva no se ha agotado. Dios, en Jesús, sigue amándonos. En los días difíciles recuerda que le perteneces a Dios. Por más que surjan las lágrimas, sigues en sus manos y él te protege.
Por CPTLN
Todos tenemos días en los que la vida nos parece demasiado difícil. Cuando nos toque pasar por momentos así, en los cuales creemos que hasta Dios nos ha abandonado, quizás nos ayude recordar las palabras del profeta Jeremías: “¿Por qué mi dolor no tiene fin, ni mi desahuciada herida admite ser sanada? ¿Seguirás siendo para mí tan ilusorio como las aguas de un espejismo?” (Jeremías 15:18).
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