“Cristo es todo“
Delante de Dios, todos los seres humanos somos iguales: pecadores que necesitamos de su gracia y amor en Jesús, sin importar el color de nuestra piel, la educación que tengamos, o el idioma que hablemos. Sin embargo, debido al pecado, la historia de la humanidad ha registrado escenas lamentables de abuso de poder, como en el caso de la esclavitud.
Pero damos gracias a Dios porque, en Cristo, restableció su plan original “donde ya no importa el ser griego o judío, estar circuncidado o no estarlo, ser extranjero o inculto, siervo o libre, sino que Cristo es todo, y está en todos” (Colosenses 3:11). Jesús nos trae la paz que da libertad y una nueva vida, donde no hay excepción de personas, “porque ante Dios todas las personas son iguales” (Romanos 2:11).
Por CPTLN