Cómo aquietar su alma
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| SALMO
131.1, 2
¿Se
apresura durante su tiempo de oración, para poder ocuparse en otras
cosas? Si es así, reflexione en el ejemplo de Jesús en su hábito
de apartar tiempo para estar con su Padre celestial.
A
solas.
Aunque Jesús estaba constantemente rodeado de personas, atendiendo
sus necesidades, también entendía su propia necesidad de estar a
solas. Con frecuencia, después de un intenso período de ministerio,
se apartaba de las multitudes, e incluso de sus discípulos, para
orar en privado.
Tiempo
apartado.
No importa qué estuviera pasando, Jesús solía apartar tiempo para
descansar en el Espíritu, enfocarse en su relación con el Padre, y
fortalecerse física y emocionalmente. Aunque las personas clamaran
por Él, su prioridad era proteger este tiempo, sabiendo que su
ministerio fluía del mismo.
Quietud.
¿Qué
significa “estar quietos”? El Salmo 46.10 nos llama a estar
quietos: “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios”. Para saber
en qué consiste esta paz interior constante, cada cierto tiempo deje
de hacer algo en lo que está concentrado, y ponga su alma en
contacto con la presencia del Espíritu Santo. En la lectura de hoy,
David la describió como el estado de un “niño destetado”, que
está en descanso perfecto y feliz, por el solo hecho de estar en los
brazos de su madre.
Haga
de estas cosas esenciales una prioridad, y cosechará unos inmensos
beneficios en su vida de fe. Esto representa un reto en este mundo
acelerado y de tantas tareas. Aquiete su corazón delante de Dios, y
descubra lo mucho que necesita la paz de su presencia. ¡Es un regalo
que no tiene precio!
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