jueves, 27 de febrero de 2014

Sin futuro...


Porque tú, Señor, eres bueno y perdonador, y grande en misericordia para con todos los que te invocan.

Salmo 86:5



(Jesús dijo:) Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.

Mateo 11:28



Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.

Gálatas 5:1
  



«¡Sin futuro!» 

¿Ha visto esos graffitis en las paredes? «¡Sin futuro!». Así es como algunos jóvenes expresan su decepción y angustia.
 Está claro que el mundo no va bien. Sabemos que los optimistas incondicionales pronostican un próximo advenimiento de la felicidad terrenal. Pero hoy en día, ¿qué ofrece este mundo? Aparte de sus progresos tecnológicos y de un bienestar mal repartido, sólo vemos injusticias, desempleo, contaminación, droga, terrorismo, sectas, incomprensión recíproca entre generaciones… Y hasta el cristianismo ha perdido su sustancia, queriéndose adaptar a las circunstancias.
 ¿No hay futuro? Entonces, los hombres reflexionan y buscan compensaciones. Afirman que la felicidad es ser libre y amado; la libertad es la posibilidad de escoger. Dicen: Cambiemos la sociedad y todo irá mejor. Dennos algo que nos motive…
Pero, ¿qué se puede dar, puesto que la religión está pasada de moda y el materialismo no llena el corazón? Y como el hombre tiene que creer en algo, se entrega a las creencias más absurdas.
 ¡Cuántos engaños! Si usted ha seguido alguno de esos caminos, no es demasiado tarde para dar media vuelta y escuchar el llamado de Jesús, quien le dice: “Venid a mí” (Mateo 11:28). ¡Él nunca ha defraudado a nadie!


De:  La buena semilla