jueves, 27 de febrero de 2014

Tengo sed

Imaginemos el peor de los panoramas sin agua potable por largo periódo, no tan largo, por ciertamente el deterioro y los órganos vitales del cuerpo comenzaran a dar señales de peligro hasta que resistan más. Una garganta sediente conoce el deleite de un delicioso y refrescante vaso de agua y nuestro cuerpo lo agradece.  Así con el mismo desespero de poder ingerir agua para estar hidratados, un buen funcionamiento del cuerpo, debe saciarse la sed espiritual del alma.  Cada día debemos acudir a la fuente inagotable de la Palabra del Señor para saciarla y no padecer.

Podemos hacer nuestra las expresiones del Salmo 42.1-2  Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por tí, oh Dios el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?.  (Házlo ahora)