¿Acaso no oirá el que hizo los oídos? ¿Acaso no verá el que hizo los ojos? ¿No va a reprender el que castiga a las naciones? ¿Acaso no sabe de ciencia el maestro del género humano? El Señor conoce la mente humana, y sabe que sólo piensa tonterías. Salmo 94:9-11
A veces mi esposa habla, pero yo no escucho.
Eso me recuerda la historia del Rey Alfonso de España. Alfonso, quien gobernó esa gran nación desde 1886 hasta 1931, tenía muchas cualidades admirables, pero apreciación por la música no era uno de esos atributos. La verdad es que Alfonso tenia un oído tan malo para la música, que tuvo que contratar a una persona que llegó a ser conocida como “El Hombre del Himno», cuyo trabajo era avisarle al Rey cuando se tocaba el himno nacional.
Hay muchas personas que parecen sufrir de un mal semejante: tienen problemas para escuchar al Señor. Dios habla con nosotros a través de su Palabra, pero muchos prefieren ignorar y negar lo que Él dice.
Esa es otra razón más por la que doy gracias por la grandeza de nuestro Dios. El Salmista lo dijo bien: “¿Acaso no oirá el que nos puso las orejas?» El Señor oye, más allá de que nosotros le escuchemos a él. Al Señor le place oír las súplicas de los corazones. Él conoce nuestras peticiones aún antes de que sean formadas completamente en nuestra mente.
Aquél que nos creó y que envió a su Hijo para ser sacrificado por nuestra salvación, está siempre listo para escuchar lo que tengamos que decir.
Así que, si pudiera tomar el lugar del “Hombre del Himno» por sólo un momento… y si usted hasta ahora ha estado sordo a las palabras del Señor… puede que sea hora que comience a prestar atención. Dios tiene algo que decir y, si escuchamos con atención, podremos darnos cuenta que Dios nos está anunciando buenas noticias de gran gozo: que tenemos un Salvador que nos ama muchísimo.
Por CPTLN