Recuerda las promesas que me hiciste, en las cuales he puesto mi esperanza. En mi aflicción, ellas son mi consuelo; pues tu palabra me infunde nueva vida. Salmo 119:49-50
Vivir sin esperanza es algo muy triste. Todos pasamos por momentos en los que a veces tenemos que luchar para no perder la esperanza. Ojalá que nunca tengas que pasar por algo así. Por ello es que hoy queremos compartir algo contigo: cuanto más aprendas acerca de la Palabra de Dios y le conozcas a él, más esperanza tendrás en tu vida. El salmista escribió: “En mi aflicción, ellas [las promesas de Dios] son mi consuelo; pues tu palabra me infunde nueva vida” (Salmo 119:50).
Vivir sin esperanza es algo muy triste. Todos pasamos por momentos en los que a veces tenemos que luchar para no perder la esperanza. Ojalá que nunca tengas que pasar por algo así. Por ello es que hoy queremos compartir algo contigo: cuanto más aprendas acerca de la Palabra de Dios y le conozcas a él, más esperanza tendrás en tu vida. El salmista escribió: “En mi aflicción, ellas [las promesas de Dios] son mi consuelo; pues tu palabra me infunde nueva vida” (Salmo 119:50).
Confía en el amor de Dios. La prueba de ese amor la tenemos en el sacrificio de Cristo, quien no dudó en dar su vida en la cruz para pagar el precio necesario por nuestros pecados, para que tú y yo fuéramos perdonados y pudiéramos recibir la promesa de la vida eterna. Entonces, confía en Dios y en sus promesas, y en tu vida nunca faltará la esperanza.
Por CPTLN