viernes, 23 de junio de 2017

La persona separada para Dios

“¡Oh Yahweh, Tú lo sabes todo! Acuérdate de mí, y visítame, y hazme justicia de mis perseguidores… Sabes que por ti soporto afrentas” (Jer. 15:15).

            Jeremías está profetizando la destrucción de Israel a manos de sus enemigos. Por un lado, su corazón está roto a causa del juicio de Dios que caerá sobre su pueblo. Ha intercedido a su favor, ha suplicado que Dios prolongue su misericordia, pero la paciencia de Dios se ha agotado y ha pedido a Jeremías que no ore más a favor de ellos porque el juicio está determinado. Además de tener que predicar un mensaje devastador para el mismo profeta, engendra el rechazo y la persecución de parte de los falsos profetas que predican lo contrario y las amenazas de muerte para Jeremías mismo.

Jeremías ama la palabra de Dios: “Fueron halladas tus palabras , y yo las comí; y tu Palabra fue para mí el gozo y la alegría de mi corazón, porque tu Nombre es invocado sobre mí. No me senté a disfrutar con los que se diviertan, forzado por tu mano me he sentado solitario” (v. 16, 17). Su único gozo está en la Palabra de Dios. En cuanto a compañía humana, está solo. Sufre por su pueblo: “¿Por qué es perpetuo mi dolor, y mi herida, incurable, rehúsa ser sanada” (v. 18).  Su fidelidad a Dios le ha costado todo.

En su soledad, dolor y temor por su vida el profeta pregunta a Dios si Él le va a fallar: “¿Serás para mí como un arroyo que se seca en tiempos de sequía?” (v. 18, nota). Recibe una palabra muy fuerte en respuesta: “Si te vuelves, Yo te restauraré, para que puedas estar en pie delante de mi presencia; si apartas lo precioso de lo vil, serás mi boca. ¡Conviértanse ellos a ti, y no te conviertas tú a ellos!” (v. 19). Frente al rechazo y el odio, delante de tanto sufrimiento, uno puede sufrir la tentación de pensar que Dios te va a abandonar, que de alguna manera te va a fallar. Esta duda recibe una reprensión inmediata, seguida por la promesa que si el profeta habla palabras dignas y no vanas o falsas, puede ser la boca de Dios para su generación. No puede hablar para congraciarse con ellos; ellos tiene que ponerse de parte de él. Y Dios guardará su vida.



Hoy día la persona que fielmente presenta la Palabra de Dios encuentra mucha oposición No predica el “evangelio” que dice que Dios siempre bendice y nunca castiga, que el creyente siempre prospera y tendrá una vida fácil y placentera. Este evangelio consigue muchos adeptos, pero el que fielmente predica lo que Dios dice recibirá oposición. Estará solo. Sufrirá por lo que tiene que decir, pero se mantendrá fiel a Dios. La Palabra de Dios es su gozo y, a la vez, su sufrimiento, porque contiene palabras muy duras. Los demás tienen que ponerse de tu parte; no puedes convertirse a su forma de pensar para tener su aceptación. “Salgamos, pues, a Él fuera del campamento, llevando su oprobio” (Heb. 13:13). El creyente sale fuera del campamento, está separado de la religión oficial, pera allí es donde tiene comunión con Jesús.

Enviado por Hno. Mario