“No hagas nada“
“Hijitos míos, les escribo estas cosas para que no pequen. Si alguno ha pecado, tenemos un abogado ante el Padre, a Jesucristo el justo.” 1 Juan 2:1
De vez en cuando recibo una carta de alguien que no está satisfecho con nuestras devociones.
La mayoría de ellas están escritas en forma amable y señalan, también en forma amable, algún error que cometí. Verdaderamente las aprecio. Pero de vez en cuando llega una de esas cartas que poco menos dice que no tengo idea de lo que estoy hablando.Durante mucho tiempo me pregunté cuál sería la forma más adecuada de responder ese tipo de cartas.
Encontré un buen consejo en la historia de un hombre que le preguntó a su amigo, que era reportero en un periódico, cómo debía responderle a alguien que se había burlado de él en un artículo.
La respuesta del periodista fue: “No hagas nada, porque…
- la mitad de las personas que compró el periódico nunca vio ese artículo;
- la mitad de los que lo vieron no lo leyeron;
- la mitad de los que lo leyeron no lo entendieron;
- la mitad de los que lo entendieron no lo creyeron,
- y la mitad de los que lo creyeron nunca fueron realmente tus amigos”.
Es un buen consejo. Al seguirlo aprendí a ignorar lo que se había dicho injustamente, y eso fue lo mejor que pude haber hecho.
Pero Jesús no ignoró los pecados que cometimos contra él, ni fingió que nuestras transgresiones no lo hirieron.Siglos antes, Isaías había prometido: “Pero él será herido por nuestros pecados; ¡molido por nuestras rebeliones! Sobre él vendrá el castigo de nuestra paz, y por su llaga seremos sanados.” (Isaías 53:5).
Isaías estaba en lo correcto. Jesús invirtió toda su vida para ganar nuestro perdón total y completo. Él vivió, sufrió y murió para que podamos ser declarados inocentes de todo lo malo que hacemos.
Ahora es nuestro privilegio compartir ese amor de Jesús con los demás… un amor que no ignora el pecado, sino que lo borra.
Por CPTLN