Hoy
Vivimos en el tiempo, maravilloso regalo de Dios. Él nos da un tiempo para cada cosa, así que no debemos despilfarrarlo.
A menudo oímos decir: «Tengo prisa; la vida es demasiado corta». La gente se queja del estrés, esa enfermedad moderna.
Dios le da cada instante, cada día; es un regalo muy valioso que usted posee: hoy puede ser feliz, pero no puede hacer nada con el ayer, ni con el mañana. La mayoría de nuestros males provienen del recuerdo de los fracasos del pasado o del miedo al mañana.
Viva el “hoy”, y vívalo de verdad. Los «ayeres» Dios se los llevó, y los «mañanas» aún están en sus manos. Utilice el hoy para amar a Dios, para dialogar con él. Dios le hablará mediante la Biblia, y usted le responderá por medio de la oración. Muéstrele que le ama aprovechando cada oportunidad para servir a su prójimo, pero no tomándolo como una obligación, sino por amor, porque usted mismo es amado por su Padre celestial. Aproveche cada hora y cada minuto para hacer el bien, y por la noche no olvide decirle: ¡Gracias, Señor, por este hoy!
«Señor, ayúdame a apartar cada día un momento para estar contigo, el tiempo necesario para escuchar a los demás, para admirar, reflexionar, sonreír, sin olvidar preciosos instantes para dar las gracias, perdonar, amar y orar».
“Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece” (Santiago 4:14). “Aprovechando bien el tiempo” (Efesios 5:16).
A menudo oímos decir: «Tengo prisa; la vida es demasiado corta». La gente se queja del estrés, esa enfermedad moderna.
Dios le da cada instante, cada día; es un regalo muy valioso que usted posee: hoy puede ser feliz, pero no puede hacer nada con el ayer, ni con el mañana. La mayoría de nuestros males provienen del recuerdo de los fracasos del pasado o del miedo al mañana.
Viva el “hoy”, y vívalo de verdad. Los «ayeres» Dios se los llevó, y los «mañanas» aún están en sus manos. Utilice el hoy para amar a Dios, para dialogar con él. Dios le hablará mediante la Biblia, y usted le responderá por medio de la oración. Muéstrele que le ama aprovechando cada oportunidad para servir a su prójimo, pero no tomándolo como una obligación, sino por amor, porque usted mismo es amado por su Padre celestial. Aproveche cada hora y cada minuto para hacer el bien, y por la noche no olvide decirle: ¡Gracias, Señor, por este hoy!
«Señor, ayúdame a apartar cada día un momento para estar contigo, el tiempo necesario para escuchar a los demás, para admirar, reflexionar, sonreír, sin olvidar preciosos instantes para dar las gracias, perdonar, amar y orar».
“Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece” (Santiago 4:14). “Aprovechando bien el tiempo” (Efesios 5:16).
Enviado Hno. Mario