viernes, 7 de febrero de 2014

El evangelio de la gracia de Dios

El evangelio de la gracia de Dios

Leer | HECHOS 20.16-24


Al apóstol Pablo lo consumía una pasión que era aun mayor que su deseo de vivir o el temor al sufrimiento. Tenía un ministerio que cumplir y un mensaje de salvación que dar. Sus palabras en Hechos 20.24 nos ayudan a entender el concepto fundamental involucrado en nuestra salvación. Pablo lo llamó el "evangelio de la gracia de Dios".

Somos salvos simplemente porque el Señor es misericordioso. Él sabía que nunca podríamos ser lo suficientemente buenos para salvar la brecha que había entre nuestro pecado y su santidad. Es por eso que usted nunca oirá hablar del "evangelio de la ley de Dios". ¿Se puede imaginar cantando: "Sublime ley del Señor, que un infeliz salvó"? Jamás podríamos cumplir los requisitos, especialmente por la manera en que Jesús amplió el significado de la ley en el Sermón del monte (Mt 5­-7). Pero la gracia es totalmente diferente; no tiene nada que ver con nuestra valía o buen desempeño, sino se basa únicamente en el favor inmerecido de Dios para con nosotros.

Lo más sorprendente es que la única posibilidad para nuestra salvación, se encuentra en la fe. La gracia que Dios nos da al salvarnos es su regalo, no algo que podamos lograr por nuestras obras (Ef 2.8, 9). De lo contrario, tendríamos que limpiar nuestras vidas para ser salvos, y eso anularía la gracia.

¡Alabado sea el Señor por su maravilloso plan de salvación! Cristo pagó nuestra deuda de pecado con su muerte, y lo único que tenemos que hacer es creerlo. Nunca tendremos que preocuparnos de que no seamos suficientemente buenos, ni de que perderemos su favor. Su gracia es para siempre.

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