viernes, 15 de diciembre de 2023

 Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis  (1 Juan 2:1).


            El apóstol dice que nos ha escrito ciertas cosas para que no pequemos. ¿Qué cosas son estas? Lo anterior. Tenemos que recordar que Juan no puso los capítulos y versículos. Este fue el trabajo de un editor posterior para facilitar nuestra búsqueda de la parte del texto que nos interesa. ¡En la mente del apóstol no ha cambiado de tema con el cambio de capítulo! Está hablando de reconocer nuestro pecado, confesarlo, y conseguir perdón por la sangre de Cristo que “nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:7), pero mucho mejor que tener que confesar y recibir perdón es no haber pecado, ¡evidentemente! El apóstol no escribió para que pensásemos: “Cuando peco, sé qué hacer”. Esto sí, desde luego, pero esta no es la idea que está intentando comunicar, sino un punto secundario. El punto principal es procurar no pecar.

¿Cuál es tu actitud en cuanto al pecado? ¿Que es inevitable? ¿O es que no quieres pecar, odias el pecado, y vas a usar todo el poder que Dios te ha dado (2 Pedro 1:3) para no pecar? Este es el mensaje de esta epístola: ¡No peques! ¿Has muerto al pecado? “Consideraos muertos al pecado” (Rom. 6:11). ¿Has llegado al punto de tomar una decisión en cuanto al pecado?: “He muerto al pecado. No tengo que pecar. Estoy libre del poder del pecado. Haré todo lo que pueda para no pecar, que Dios me ayude”.

La novia que ya está vestida para su boda, de punto en blanco, tiene un cuidado especial para no manchar su hermoso vestido antes de llegar a la iglesia. Evita cualquiera cosa que podría ensuciarlo. No se acerca a nada sucio. No va por caminos de barro, no coge ni toca nada que podría mancharlo. Así es el creyente. Dios nos ha revestido con la justicia de Cristo, con ropas de gala (Zac. 3:4). Hemos emblanquecido nuestras ropas en la sangre del Cordero (Ap. 7:14). Su limpieza costó demasiado cara para dejar que se ensucian. Cuidemos este vestido como la Novia que somos.

El día de hoy se presenta limpio y sin mancha alguna. ¿O es que ya he hecho, o pensado algo malo? Acudo a Dios con mi intercesor a mi lado y pido perdón y limpieza, y empiezo de nuevo. “Padre, hoy no quiero pecar. Que hoy sea un hermoso día de caminar contigo en luz. Amén”.  

“Oh Señor, recíbeme cual soy, ya no más, ya no quiero pecar.

Del pecado me quiero apartar. Justifica mi ser, dame tu dulce paz,

Y tu gran bendición.

Oh Señor, toma mi corazón y hazlo tuyo por la eternidad.

Lléname de tu santa bondad, y en mi alma pon una nueva canción

De paz y dulce amor”.                                                                    

Enviado por el Hno. Mario Caballero