jueves, 16 de noviembre de 2023

Cinco ministerios del Espíritu Santo

 “No andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu” (Romanos 8:4).

            Desde que tenemos el Espíritu Santo, nuestra vida ha cambiado. Aquí van enumerados algunos de sus ministerios en beneficio nuestro: 

El Espíritu Santo nos imparte vida. Capacita al creyente a tratar las obras de la carne como muertas, sin tener más poder en su vida: “Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros” (Rom. 8:9). El creyente vive en el Espíritu, no en la carne. Está en Cristo, pertenece a su cuerpo, está unido con los demás creyentes en la comunión del Espíritu (Fil. 2:1), y en la unidad del Espíritu (Ef. 4:3).

El Espíritu da nos libertad. Nos hace libres: “Donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad” (2 Cor. 3:17). Libera de la ley: “Ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra” (Rom. 7:6). Libera del pecado: “Habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios”  (Rom. 6:18, 22).

El Espíritu nos hace nacer de nuevo para ser hijos de Dios. Por su poder hemos sido hechos hijos de Dios: “A todos los que le recibieron… les dio potestad para ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12). “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios” (Rom. 8:14). Por el Espíritu llamamos a Dios “Padre”: “Habéis recibido el Espíritu de adopción, en el cual clamamos: ¡Abba Padre!” (Rom. 8:15).

El Espíritu Intercede por nosotros. Dirige nuestra vida de oración: “El Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles” (Rom. 8:26).  

El Espíritu nos santifica. Mientras vivimos, la carne siempre estará en guerra contra el Espíritu. Los creyentes que se someten al Espíritu no están controlados por la carne. El Espíritu nos da la victoria sobre las obras de la carne: “Si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis” (Rom. 8: 13).

El Espíritu en nosotros ahora es el anticipo y la garantía de nuestro futuro con el Señor. El Espíritu nos da el poder de Cristo para vivir la vida cristiana. La vida en el Espíritu ahora es un anticipo de la gloria que pronto será revelada. Su vida de resurrección en nosotros es la garantía de que un día resucitaremos. Él nos da vida eterna ahora: “La dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús” (Rom. 6:23); después tendremos la redención de nuestros cuerpos mortales (Rom. 8:23). La liberación de la esclavitud que hemos empezado a experimentar ahora, la tendremos en plenitud entonces. Ahora “tenemos las primicias del Espíritu” (Rom. 8:23); después tendremos en plenitud todos sus beneficios. Cuánto más vivimos en el Espíritu, más experimentamos la vida que será nuestra cuando el Señor Jesús vuelva a por sus amados.   

Enviado por el Hno. Mario Caballero