… siendo en forma de Dios, [Jesús] no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo y tomó forma de siervo, y se hizo semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también lo exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios el Padre. Filipenses 2:6-11
Toda la familia Carlson logró escapar a tiempo del incendió que estaba consumiendo su casa. El único que faltaba era Koda, el perro. Llevó bastante tiempo hasta que los bomberos lograron encontrarlo y sacarlo de la casa en llamas.
Al principio dio la impresión que lo habían encontrado demasiado tarde y que había muerto por la inhalación de tanto humo. Pero luego de un exhaustivo examen, se dieron cuenta que el perro todavía estaba tratando de respirar.
Aunque nunca había sido entrenado para hacer algo así, Jaime, uno de los bomberos, se agachó junto a Koda, y empezó a hacerle respiración boca a hocico.
Con la ayuda de Jaime, el perro comenzó a respirar, por lo que enseguida los otros bomberos le pusieron en el hocico una máscara de oxígeno y lo llevaron de apuro a un centro de emergencias para animales.
Gracias a tantos esfuerzos, Koda está otra vez con su familia.
Cuando leí esa historia, lo primero que se me ocurrió fue en qué estaba pensando Jaime cuando se puso a darle respiración en el hocico al perro. ¿Será que hubiera hecho lo mismo si hubiera sido un gato, un loro, un ratón, o un pescado? ¿Hasta dónde habría llegado su compasión? ¿En qué punto habría dicho: ‘hasta aquí llegué, ya basta’?
Si bien la distancia que separa al Salvador de nosotros es muchísimo más grande que la que separa al bombero del perro, en ningún lugar de la Escritura encontramos a Jesús diciendo que el precios por nuestra salvación es demasiado, que ya basta.
Al contrario, Pablo nos dice que Jesús eligió despojarse de sí mismo… tomar forma de siervo… hacerse semejante a los hombres… humillarse y ser obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
Al hacer todo eso, Jesús nos demostró la inmensidad de su sacrificio… sacrificio que no merecemos, pero por el cual debemos dar gracias.
Por CPTLN