…corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús. Hebreos 12:1b-2a
En el centro de la ciudad de Saint Louis se están construyendo edificios cada vez más altos, cosa que no me sorprende. Quienes sí me causan admiración son los constructores, especialmente los que caminan por las vigas allá en lo alto del cielo. La semana pasada tuve la oportunidad de conversar con uno de esos hombres y le pregunté cómo hacía para mantener el equilibrio.
Encogiendo los hombros, me dijo: «Uno se acostumbra».
Al ver que yo estaba realmente interesado, siguió diciendo: «La primera regla es nunca mirar hacia abajo o alrededor, sino mantener la mirada en el lugar hacia donde uno se está dirigiendo, así uno no se asusta».
Esa es una gran regla. Mantener la mirada fija en donde uno va. Esa regla se aplica también a otras cosas, no solamente al caminar sobre vigas de metal. Los cazadores, por ejemplo, necesitan mantener la mirada en el camino cuando se internan en los campos. Los automovilistas necesitan mantener la mirada en la ruta cuando manejan sus autos.
Y, por sobre todo, uno necesita mantener la mirada en el camino correcto, cuando se trata de la vida eterna. El mirar a las cosas que hay en el mundo y a las tentaciones que el diablo ofrece puede ser atemorizante, desconcertante y peligroso. La caída puede ser muy fácil.
Es por ello que necesitamos mirar no sólo a dónde nos dirigimos, sino también a Jesús, que es quien nos está llevando allá. Cuando vemos su cuna, su cruz y su tumba vacía, nuestros temores desaparecen y nos sentimos seguros.
Mire a Jesús y estará seguro.
Por CPTLN
