…antes yo había sido blasfemo, perseguidor e injuriador; pero fui tratado con misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad… Pero por esto fui tratado con misericordia, para que en mí, el primer pecador, Jesucristo mostrara toda su clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer en él para vida eternal.1 Timoteo 1:13, 16
A veces pareciera que estamos más allá de toda redención.
Si bien el apóstol Pablo recorrió miles de millas durante sus viajes misioneros llevando el Evangelio a los romanos y a los griegos, antes de hacer eso se dedicaba con gran fervor a buscar y aniquilar a quienes creían en ese mismo Evangelio.
Habiendo perseguido y asesinado a algunos de los primeros creyentes, no cabe duda que Pablo, al convertirse él en cristiano también, habrá sufrido por los actos cometidos en su vida de antes. Pero la gracia y el perdón de Dios fueron mayores que esos actos, por lo que Pablo recibió a Jesucristo como su Salvador y vivió una vida ejemplar al servicio del Evangelio.
Es posible que alguno de nosotros tenga un pasado tan oscuro como el de Pablo. ¿Hay pecados en su pasado que cree que son imperdonables? No subestime el poder de Dios. Dios el Padre, a través de Jesucristo, le perdona y quiere sanarlo de todo lo que lo agobia y persigue, sea de su pasado, o de su presente.
Demos gracias a Dios cuya misericordia revelada en Jesucristo es suficiente para cubrir todo pecado y limpiar nuestra maldad. «Todos perderemos el rumbo, como ovejas, y cada uno tomará su propio camino; pero el Señor descargará sobre él todo el peso de nuestros pecados» (Isaías 53:6).
Por CPTLN