lunes, 25 de septiembre de 2023

Brillen delante de todos

 De la misma manera, que la luz de ustedes alumbre delante de todos, para que todos vean sus buenas obras y glorifiquen a su Padre, que está en los cielos. Mateo 5:16


Un grupo de una iglesia de Líbano decidió ir al centro de la ciudad a evangelizar. El área elegida era muy concurrida por la tarde, por lo que podrían hablarles a muchas personas.


Cuando arribaron, encontraron a una señora muy pobre y de avanzada edad sentada en el suelo. Era difícil verle la cara debido a lo arqueado de su espalda. Pensaron que tendría hambre, así que le compraron un sándwich y luego le hablaron de Jesús, aunque no supieron si les entendió algo. A la mujer le llevó mucho tiempo terminar el sándwich. El grupo se alejó, dudando si sus esfuerzos habrían tenido algún resultado.


Poco después, se encontraron con un joven que estaba fumando apoyado en una verja. Luego de presentarse, una pareja del grupo entabló conversación con él. Finalmente, él les preguntó qué hacían y por qué se habían tomado tanta molestia con la anciana. En respuesta, ellos le hablaron de Jesús y de su amor por él.


Cuando terminaron de hablar, el joven dijo: «Yo los estaba observando y vi cómo ayudaron a la pobre anciana, así que pensé: ‘si estas personas se me acercan, escucharé lo que me digan’.»


¡Cuán cierto es que muchas veces nuestros actos hablan más fuerte que nuestras palabras! De no haber sido por la compasión demostrada por ese grupo a la anciana, ese joven no hubiera escuchado el mensaje que ellos tenían para darle. Sus acciones construyeron un puente que ni sabían que se podría construir. Gracias a eso, pudieron compartir con él el Evangelio de Jesucristo.


Pero el Espíritu Santo aún no había terminado con ese joven… todavía no.


La pareja escuchó unas semanas después que el joven había hecho confesión de su fe y reconocido a Jesucristo como su Señor y Salvador. Cuando en la iglesia escucharon esto, agradecieron a su Padre celestial por usar sus humildes esfuerzos: primero para ayudar a una anciana, y luego para dar testimonio del Evangelio a aquel joven.


Por CPTLN