1 Pedro 1.6, 7
Lo más probable es que usted haya escuchado decir: “Si Dios es bueno, ¿por qué permite que sucedan cosas malas?” Desde la caída del hombre, la vida siempre ha incluido el sufrimiento. Pero, aunque las pruebas son dolorosas, el entender el propósito del Señor puede proporcionar gozo y esperanza.
La Palabra de Dios afirma que el sufrimiento tiene un propósito. Básicamente, el Señor está conformando a sus hijos a su imagen (2 Co 3.18). Cuando una persona conoce al Señor por primera vez, viene cargada de muchas “asperezas”. La senda que tiene por delante involucra el proceso de la santidad personal, y pocas cosas logran crear una vida santa como lo hace la aflicción. Por desgracia, rara vez maduramos durante los tiempos libres de problemas. Pero el sufrimiento hace aflorar las impurezas y nos obliga a ver la realidad de nuestra vida.
Otra razón por la que el Padre celestial permite las pruebas es para probar la fe de sus hijos. Una fe probada es más fuerte y más segura que una fe no probada.
Además, Dios permite las pruebas para dar a conocer su naturaleza, amor y poder. En las tormentas de la vida, quienes se aferren al Padre celestial descubrirán que Él es real y fiel. Y cuando surja una nueva dificultad, recordarán la fidelidad de Dios en el pasado, y descansarán confiadamente en Él.
Aunque nadie quiere sufrir, la experiencia y las aflicciones madurarán al creyente. Podemos aprender de los libros y de las historias de otras personas, pero el mayor crecimiento se produce en las pruebas. Por eso, cuando sienta una aflicción profunda, dele gracias a Dios por el propósito de su sufrimiento.
Por Min. En Contacto