“Voz de Jehová sobre las aguas: ¡El Dios de gloria ha tronado! ¡Es Jehová sobre las grandes aguas! La voz de Jehová es poderosa, la voz de Jehová es majestuosa. La voz de Jehová quebranta los cedros, Sí Jehová tritura los cedros del Líbano.…La voz de Jehová arranca llamas de fuego. La voz de Jehová estremece el desierto. Jehová sacude al desierto de Cades. La voz de Jehová hace parir las ciervas, y desnuda los bosques. Y en su Casa todo dice: ¡Gloria! Jehová preside el diluvio” (Salmo 29:3-10, BTX).
Lectura: Salmo 29:1, 2.
En este asombroso salmo David traza el sendero de Dios en una tormenta marítima. En los grandes truenos oye la voz de Dios, poderosa y majestuosa. Los relámpagos quebrantan los cedros del Líbano y ve como estos enormes árboles se caen y quedan triturados como madera prensada. Está diluviando y siente la presencia de Dios en la fuerza del aguacero. Con su fuerza devastadora la lluvia está rompiendo bosques y sacudiendo el desierto. El poder de Dios se manifiesta en las catástrofes de la naturaleza y la voz se oye por encima del rugido del viento.
David ve los estragos que causa la tormenta no como caos, sino como encauzado por Dios para comunicar su poder y majestad al mundo. No son desatadas fuerzas ciegas destructivas de la naturaleza, sino actividad productiva controlada por Dios: “Jehová preside en el diluvio, Jehová se sienta como Rey para siempre” (29:10). En una reunión la persona que preside controla el ambiente, orden, y da estructura a la función. Dios preside en la tormenta, y lo mismo se puede decir de las tormentas que toman lugar en nuestras vidas. Vemos la destrucción y la fuerza del mal operando en el mundo y pensamos que se ha escapado de las manos de Dios, pero todo lo contrario. Él está presidiendo en las calamidades y la tempestad está bajo su control.
David oye la voz de Dios en la tormenta. Está hablándonos por medio de todo esto tan fuerte que nos está pasando. Hemos de pedir que nos abra el oído para oír lo que nos está diciendo. Te dice, ¿no ves cuánto poder tengo en la naturaleza? Tengo el mismo poder para actuar en tu casa. No se ha escapado de mis manos, lo tengo todo controlado. Voy a revelar mi gloria en la tormenta que ha caído sobre tu familia y haré que los mismos ángeles me alaben por lo que logro por medio de todo lo que te está pasando: “¡Tributad a Jehová, oh seres celestiales, tributad a Jehová la gloria y la fortaleza! ¡Tributad a Jehová la gloria debida a su Nombre! ¡Postraos ante Jehová en el esplendor de la santidad!” (29:1, 2). Esta es la invocación con que empieza el salmo y la explicación sigue, a saber, que Dios está hablando por medio del diluvio, que lo preside; Él es Rey. En medio de todo aquello que pasa te dará fuerza para resistir y te bendecirá con su paz: “Jehová dará fuerza a su pueblo, Jehová bendecirá a su pueblo con la paz” (29:11).
Y lo mismo se puede decir a los creyentes a través del mundo en medio de la tormenta política en que nos encontramos ahora: Dios es Rey, preside en la tormenta y dará fuerza a su pueblo y bendecirá a su pueblo con la paz.
Enviado por el Hno. Mario Caballero