“En el principio Dios creó los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo” (Gen. 1:1, 2).
El segundo versículo de Génesis es tremendo. Describe cómo estaba la tierra antes de la intervención creativa de Dios. Es la ante-creación. Dios es orden, plenitud y luz. Dios es vida. La tierra estaba desordenada, vacía, y sumergida en densas tinieblas. Sigue la historia de la creación (Gen. 1-2). El pecado entró en este mundo y con él la muerte (Gen. 3). Job aptamente describe la muerte: “Antes que vaya para no volver, a la tierra de tinieblas y de sombra de muerte; tierra de oscuridad, lóbrega, como sombra de muerte y sin orden, y cuya luz es como densas tinieblas” (Job 10:21, 22). La muerte es: “densas tinieblas, sin orden”.
La historia de la Biblia es la historia de cómo Dios hace una nueva creación. A los que vivíamos en tierra de sombra de muerte, nos ha dado luz y nos convierte en “hijos de luz”: “Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas” (1 Tes. 5:5). “Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio” (2 Tim. 1:10). Hemos nacido de nuevo. Somos una nueva creación en Cristo (2 Corintios 5:17), pero todavía vivimos en la vieja creación. Estamos esperando, “según sus promesas,nuevos cielos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia” (2 Pedro 3:13). Y también habrá luz y orden y vida. ¿Dónde están estas promesas? ¡En los profetas! Is. 65, 66 habla de nuevos cielos y tierra nueva. ¡Y Ez. 40-48 habla del perfecto orden en esta nueva tierra!
Si tú tenías que dibujar el “orden”, ¿cómo lo harías? Es un concepto abstracto. ¿Cómo se puede plasmar orden en la casa de Dios, orden en la Ciudad de Dios, y orden en Tierra Santa? Esto es lo brillante de estos capítulos de Ezequiel. Describe un Templo simétrico, equilibrado, armonioso, con todo en su lugar perfecto para representar orden. ¿Tú iglesia es así? Luego describe una Ciudad hermosa, espaciosa, bien distribuida, con cada cosa en su lugar, un espacio adecuado para cada persona y entidad, con los gobernantes ocupando su lugar correcto, sin salir de ello. Reina la justicia bajo el gobierno de Dios. ¿Tú ciudad es así?
Luego describe un país correctamente distribuida entre todos sus habitantes, con una parcela fértil para cada familia, donde no puede haber pobreza porque cada uno tiene lo suficiente para poder abastecerse. Todos viven en paz y armonía. ¿Tú país es así? ¡El profeta está hablando de los cielos nuevos y la tierra nueva que nosotros esperamos, donde mora la justicia! ¿No te conmueve la manera tan brillante de Dios de plasmar esta realidad espiritual y escatológica utilizando símbolos materiales? ¡Allí es donde vamos a morar! Habrá orden perfecto. Estos capítulos de Ezequiel corren paralelos a los de Apocalipsis.
Los profetas están diciendo lo mismo que los escritores del Nuevo Testamento, pero está la Cruz en medio, con la inclusión de los gentiles convertidos en la familia de Dios. Al final de la Biblia tenemos el orden perfecto que se perdió cuando entró el pecado en el universo. La Biblia va desde el desorden hasta el orden por medio de la salvación que está en Cristo. Dios ordenó su universo mediante la Cruz: “sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio”. ¡Alabado sea nuestro maravilloso Dios!
Enviado por el Hno. Mario Caballero