lunes, 3 de abril de 2023

No durante la fiesta

 Pero decían: ‘Que no sea durante la fiesta, para que no se alborote el pueblo.’ Mateo 26:5


Posiblemente nunca se hizo tan evidente la verdad bíblica: «El hombre propone y Dios dispone» (Proverbios 16:1 NVI), que cuando los principales sacerdotes, los escribas, y los ancianos del pueblo decidieron prender y matar a Jesús, pero «no durante la fiesta». Jesús fue prendido la noche en que comenzaba la Pascua, y muerto el mismísimo día pascual.


Según los líderes del pueblo judío, con matar y comer el cordero pascual instituido en Egipto muchos años atrás, era suficiente. ¡No había que causar alboroto! Pero el alboroto se armó igual, porque el plan de Dios no podía ser abortado. El Padre celestial había enviado al verdadero «Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo» (Juan 1:29). Ésta sí que era una Pascua, la verdadera, que daba cumplimiento a todas las Pascuas anteriores.


¡Qué ingenuos que somos los seres humanos cuando pensamos que sabemos lo que es mejor para nosotros, los demás, y el mundo! Dios tiene un plan de salvación y lo ha revelado claramente en las Escrituras. ¡Nadie puede detenerlo!


Jesús, el Cordero Pascual, inocente, sin mancha, fue sacrificado por nosotros. La sangre de Jesús fue derramada y usada para pintar los dinteles (Éxodo 12:7) de nuestra vida. El ángel de la muerte pasa de largo, por encima de nosotros, no tomando en cuenta nuestros pecados, y dejándonos con vida; es más, la sangre del Cordero nos compró la vida eterna.


Aun cuando los líderes religiosos judíos se aliaron con los romanos -sus opresores- no pudieron desbaratar el amoroso plan de Dios de salvarnos a ti y a mí. Jesús murió a su debido tiempo, y a su debido tiempo nos llevará a vivir con él para siempre.


Gracias, Padre, por el Cordero que derramó su sangre por nosotros. Amén.


Por CPTLN