jueves, 2 de marzo de 2023

Las apariencias engañan

 (Mateo 17:1-9)


Curesma 2015Seis días después Jesús se llevó aparte a Pedro, a Jacobo y a su hermano Juan. Los llevó a un monte alto, y allí se transfiguró delante de ellos. Mateo 17:1


¡Qué experiencia la de Pedro, Jacobo, y Juan, y qué susto! ¡Hasta los muertos se les aparecieron! ¿Qué habrán aprendido los discípulos de esta experiencia? ¿Qué aprendemos nosotros? Me atrevo a decir que andar con Jesús tiene sus sorpresas. Nunca sabremos lo que nos puede pasar, pero con Jesús como compañero nunca seremos defraudados.


La apariencia de Jesús cambió, pero sólo su apariencia, porque él sigue siendo el mismo. En el caso de Dios, las apariencias no engañan, sólo muestran un poco más de su gloria.


De esta historia aprendemos también que los muertos están vivos. Hay vida después de la muerte, y Moisés y Elías son una prueba contundente. Aprendemos que Dios baja hasta nosotros, para indicarnos a quién debemos escuchar. Aprendemos que Jesús nos toca, nos habla y nos quita el miedo.


¿Qué cosas tendrá para decirnos Jesús? Lo mismo de siempre, que él es el Hijo del Dios todopoderoso, justo y celoso, que odia el pecado y que castiga lo malo. No importa lo que nuestra sociedad actual, sumida en el libertinaje y el escepticismo pretenda inculcarnos. Dios no cambia, y su mensaje tampoco.


Jesús tiene palabras de aliento, de perdón, de consuelo, y de esperanza. Jesús nos anima a que confiemos sólo en él, para esta vida y para la eternidad. Ante el terror, los miedos, las nubes de todo tipo que nos cubren, levantemos la vista y veamos sólo a Jesús (v 8).


Querido Jesús, gracias por cambiar tu apariencia para mostrarnos la verdad. Amén.


Por CPTLN