Leer | Mateo 16.24-27
El Padre celestial ha abierto un camino para que los pecadores seamos perdonados por medio de la fe en su Hijo. Confiar en Jesucristo como nuestro Salvador personal nos hace miembros de la familia de Dios y nos coloca en el camino estrecho.
Mientras viajamos por este camino en dirección al cielo, el Espíritu Santo actúa como nuestro guía y nos enseña lo que necesitamos saber. Por medio de Él, desarrollamos la capacidad de mirar más allá de lo temporal a lo eterno: con ojos espirituales, tendremos vislumbres de la majestad del Señor, comprenderemos la profundidad del amor de nuestro Salvador por nosotros, y experimentaremos la presencia invisible y poderosa del Espíritu. Seremos testigos de la impresionante transformación de seres humanos comunes y corrientes, en humildes y amorosos embajadores de Cristo. Nuestras mentes entenderán las verdades de la Palabra de Dios y escucharemos al Señor hablándonos por medio de ella.
Pero, a pesar de esas maravillosas bendiciones, a veces nos apartamos de la voluntad del Señor. Podemos ser atraídos por el brillo de las cosas materiales o por el deseo de ser parte de la multitud. Pero sea lo que sea que esperemos encontrar fuera del plan de Dios, resultará ilusorio y efímero. Solo caminando con Cristo por el camino de la santidad encontraremos la seguridad y el contentamiento que anhelamos.
Si usted se encuentra dejando que las prioridades del mundo dirijan sus pasos, necesita entonces dar marcha atrás. El Señor Jesús le llama a negarse a sí mismo y a comprometerse a seguirlo solo a Él.
Por Min. En Contacto