lunes, 28 de noviembre de 2022

El tiempo

 “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9).


Lectura: Salmo 105:16-22


Has llevado años/décadas orando acerca de cierta situación. Y con el paso de los años, la situación ha ido a peor. Una hermana que es una verdadera sierva del Señor lleva años orando por su hijo que ahora está en el alcohol. Ha ido viendo su vida deteriorarse cada vez más hasta llagar al límite, y ella siempre orando. Dice: “Creo que es lo que el Señor está usando para mi santificación”, y es así. Es terriblemente duro ir viendo a su hijo en estas condiciones. Desgasta, pero la fe crece para estar a la altura de la prueba, y el conocimiento del Señor, su gracia y presencia son un bálsamo indescriptible, precisamente debido a lo que está pasando. La prueba tiene que estar al nivel de nuestra espiritualidad, o no sería prueba; Jesús pasó el peor de todas las pruebas. Una de las maneras que Dios usa para probarnos es una situación dolorosa prolongada. Cuánto más tiempo dura la prueba, mayor llega a ser nuestra fe.


Nosotros medimos el tiempo en término en años, ¡mientras Dios lo mide en años luz! Él ha creado y habita un universo en que así se mide el tiempo. Cualquiera cosa que ocurre en este planeta es breve, infinitésima en la mente de Dios. ¿Cuánto tiempo tarda la luz del sol en llegar a nosotros? ¿Cuál es la distancia? ¿Y la luz de la estrella más lejana? Viendo videos acerca de la creación, las distancias son astronómicas, ¡pero Dios lo tiene diseñado para que la luz de estas estrellas nos llegue para alumbrar nuestra noche! Tiene todo bajo su preciso control.


Los años que José pasó en la cárcel le habrán parecido interminables mientras esperaba el cumplimiento de la promesa de Dios: “José fue vendido por siervo. Afligieron sus pies con grillos; en cárcel fue puesta su persona. Hasta la hora que se cumplió su palabra, el dicho del Jehová le probó” (Salmo 105:17-19). Dios tardó el tiempo exacto necesario para obrar en él y en su familia los cambios necesarios para su reconciliación.


Pedro dice que el Señor cumple su promesa, que no tarda. La venida del Cristo se demora porque el tiempo de la demora es necesario para la salvación de más almas. Dios emplea bien el tiempo de lo que nosotros consideramos como “la tardanza”. La promesa llega en el momento preciso. Alabado sea nuestro Dios. Vive fuera del tiempo, pero lo comprende y lo controla. El tiempo es una creatura de su creación que Él emplea para llevar a cabo sus propósitos.


“En tus manos están mis tiempos” (Salmo 31:15). Déjalos allí. Están en buenos manos.


Enviado por el Hno. Mario Caballero