“Que el Rey nos oiga en el día que lo invoquemos” (Salmo 20:9).
Este salmo cortito es ideal para orar por nuestros amigos. Empieza con 7 peticiones a favor de una persona que lo está pasando mal:
Que Dios escuche tus oraciones en medio de tus dificultades: “Jehová te oiga en el día de conflicto” (v. 1).
Que el Señor te proteja: “El nombre del Dios de Jacob te defienda” (v. 1).
Que te ayude desde su trono en el cielo: “Te envíe ayuda desde el santuario” (v. 2).
Que te fortalezca: “Y desde Sion te sostenga”.
Que se acuerde del perfecto y completo Sacrificio hecho por ti: “Haga memoria de todas tus ofrendas, y acepte tu holocausto” (v. 3).
Que te dé lo que más profundamente deseas: “Te dé conforme al deseo de tu corazón”
Que haga que tus planes tengan éxito: “y cumpla todo tu consejo” (v. 4). Hasta ahora todo lo que ha dicho el intercesor está centrado en su amigo.
Ahora interviene él para expresar sus propias emociones, porque está muy identificado con este amigo y ha hecho suyo el problema del otro. “Nosotros nos alegraremos en tu salvación, alzaremos pendón en el nombre de nuestro Dios” (v. 5). Es un hombre de fe y confía en que Dios vaya a escuchar sus oraciones a favor del otro. Ya está anticipando el día cuando recibirá las buenas noticias de que Dios ha solucionado la problemática de su amigo. El intercesor está seguro de que Dios le va a atender. En este día estará muy contento. Lo va a celebrar y va a dar gracias y alabar al Señor. Sabe lo que el otro pide y le apoya en la oración. Entonces de todo corazón repite: “Qué el Señor conteste a todas tus oraciones” (v. 6).Algunos ponen su confianza en la suerte, otros en sus habilidades, otros en su formación académica, otros en la familia, o en sus conexiones, pero él no, él pone toda su confianza en Dios y sabe que Dios no defrauda al que confía en Él: “Ahora conozco que Jehová salva a su ungido; lo oirá desde sus santos cielos con la potencia salvadora de su diestra” (v. 6). Dios rescatará con su gran poder. “Estos confían en carros, y aquellos en caballos; más nosotros del nombre de Jehová tendremos memoria. Ellos flaquean y caen, mas nosotros nos levantamos y estamos en pie” (v. 7, 8). Las naciones ponen su confianza en su máquina de guerra, en espadas, carros de combate, aviones, bombas, todos sus armamentos, pero nosotros no. Conocemos al Señor y toda nuestra confianza está puesta en Él. Ellos se derrumbarán, pero nosotros estaremos firmes. Este es el resultado final de poner toda la confianza en Dios. Es la paz que viene con saber que Él contestará a nuestras oraciones, nos resolverá la dificultad que nos confronta, y al final del día estaremos perfectamente bien, dándole gracias. Pero este día no ha llegado todavía, así que, seguimos orando: “Salva, Jehová; que el Rey nos oiga en el día que lo invoquemos” (9). La fe no elimina la necesidad de orar, sino que se expresa por medio de ella.