martes, 26 de abril de 2022

Herederos de la eternidad

 «Para que al ser justificados por su gracia viniéramos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.»

Tito 3:7

advent15cover_spLa mejor forma de vivir es teniendo el futuro asegurado, pues un futuro asegurado significa un presente relajado. Por el contrario, un futuro incierto causa angustia e inseguridad. Entonces es lógico que nos preguntemos cómo hacer para tener un futuro seguro y estar tranquilos. A través de los siglos, el ser humano ha ideado e intentado varios caminos para tratar de obtener esa seguridad. Algunos piensan que las riquezas aseguran un buen pasar, por lo que sólo viven para acumular bienes. Otros piensan que una buena conducta y pensamientos positivos les ayudan a lograr el bienestar. Y otros niegan toda preocupación por el futuro y se dedican a vivir sólo el presente, argumentando que la vida es demasiado corta.

Pero ninguna de esas opciones llega a darnos la certeza que promete con respecto al futuro. Entonces, ¿qué nos queda? Una vez más, la seguridad viene de nuestro Señor Jesús, quien nos muestra el amor y compasión que necesitamos, o sea la gracia divina, para que ya no estemos angustiados, o inquietos. En la Navidad celebramos el nacimiento del Hijo de Dios, y recordamos que su nacimiento significa que nosotros también nacemos, por medio de él, a una nueva vida. El milagro de Belén es también nuestro milagro, porque desde el pesebre recibimos la vida de Cristo a través de los medios de gracia. Así como él es Hijo de Dios, nosotros ahora somos sus hijos. Como hijos del Padre, adoptados y unidos en la familia de la iglesia, tenemos una promesa que nos asegura el futuro: somos herederos de la vida eterna. Todo hijo tiene derecho a los bienes de su padre, tanto más los cristianos esperamos la herencia eterna en la presencia de nuestro Padre amoroso, y estamos seguros y tranquilos frente al futuro.

Por CPTLN