Leer | Génesis 12.1-4
“¡Dios le bendiga!” Escuchamos esto todo el tiempo, ¿verdad? Escuchamos tan a menudo esta frase, que no nos detenemos a considerar lo que significa.
En Génesis 12, la orden de Dios a Abram revela su maravillosa promesa de crear una nación próspera a partir de este hombre, y de darle renombre imperecedero. Pero, además, Dios extiende también su bendición a la familia de Abram y, en última instancia, a una escala mundial, prometiendo bendecir a toda la humanidad por lo que estaba haciendo en la vida de esta persona específica.
Por tanto, cuando el Señor habla de bendecir a alguien, significa que le promete intervenir de manera clara y poderosa en la vida de ella. Esto pudiera significar darle una familia próspera y feliz o, posiblemente, prosperidad económica. También pudiera implicar seguridad emocional o discernimiento espiritual. El Padre celestial pudiera tener en mente darle honra, sabiduría o un propósito eterno. De hecho, vemos cada una de estas cosas en la promesa de Dios a Abraham.
Pero no pasemos por alto dos condiciones para tener el favor del Señor. Al observar la vida de Abram, vemos que Dios valora la obediencia y la fe (12.4; 15.6; 22.2, 3, 12).
Dios quiere traer abundancia a su vida. Asegúrese de que su bendición no esté siendo obstaculizada. Hágase estas preguntas: ¿Estoy confiando en Él? ¿He dejado de hacer algo que el Señor me ha pedido que haga? Ríndase a su llamada, y abra sus brazos para recibir lo que su Padre celestial anhela darle.
Por Min. En Contacto