Leer | Apocalipsis 3.14-22
Los cristianos de Laodicea se veían a sí mismos como ricos y autosuficientes cuando, en realidad, su ceguera espiritual y su fariseísmo les habían impedido reconocer su verdadera pobreza. A pesar de que habían cerrado la puerta entre ellos y el Señor Jesús, Él nunca renunció a ellos. Apocalipsis 3.20 enseña que Jesús . . .
• Está a la puerta—Él Señor toma la iniciativa. Está listo y dispuesto a buscarnos, incluso cuando hayamos levantado una barrera.
• Llama a la puerta—Él trata de llamar nuestra atención por varios medios, incluyendo circunstancias, sufrimientos, pruebas, convicción de pecado, insomnio o su Palabra. Luego espera con paciencia nuestra respuesta.
• Nos invita a abrir la puerta—Aunque Cristo es omnipotente, nunca nos obliga a relacionarnos con Él.
• Atraviesa la puerta—Si le abrimos nuestro corazón, Él entrará en nuestras vidas. Por medio de la presencia interior del Espíritu Santo, participamos efectivamente de la naturaleza divina de Cristo, y somos transformados a su imagen.
• Cena con nosotros—Ahora que nada se interpone entre nosotros y Jesús, podemos comenzar a disfrutar de todos los beneficios de una relación estrecha con Él, y ser alimentados por su Palabra.
¿Dónde está usted en este proceso? ¿Ha levantado una barrera entre usted y el Señor? Los laodicenses nos enseñan lo infelices que somos cuando mantenemos a distancia al Señor Jesús. Solo si le permitimos un acceso irrestricto a nuestras vidas, experimentaremos el gozo de vivir con Él.
Por Min. En Contacto