Leer | 1 Corintios 13.4-7
Perdonar a quienes nos han causado algún daño es una orden difícil de obedecer, ya que es más fácil aferrarnos a nuestra ira. Pero como vasos del amor de Dios, los creyentes ya no vivimos de acuerdo con los impulsos de la carne. Gracias al Espíritu Santo, cuando alguien nos trata mal, podemos perdonar y además demostrar amor a esa persona.
Primera a los Corintios 13.5 nos dice que . . .
• El amor no busca lo suyo. A muchas personas les preocupan sus “derechos”. Pero la idea de los derechos es un concepto mundano, no un mandato bíblico. Eso no quiere decir que debamos permitir que los demás se aprovechen de nosotros; sino que debemos enfocarnos en mostrar el amor de Dios a nuestro enemigo (Mt 5.44).
• El amor no se irrita. Mantener un espíritu sereno cuando estamos irritados es difícil. Pero los momentos en que somos perseguidos o agraviados son precisamente los que más nos ayudan a estar conscientes del amor de Dios que fluye a través de nosotros. Piense en las tantas veces que el Señor Jesús tuvo que enfrentar a líderes religiosos que lo provocaron deliberadamente; sin embargo, en la cruz, también, pidió el perdón para ellos.
• El amor no tiene en cuenta el mal recibido. El amor de Dios que fluye a través de nosotros puede soportar la herida causada por otra persona.
La gente nos herirá. Pero si tenemos una actitud amorosa, y nos negamos a preocuparnos por nuestros derechos, seremos capaces de dejar de lado el resentimiento y perdonar con amor.
Por Min. En Contacto