Leer | Efesios 1.3-14
Todos experimentamos momentos dolorosos en la vida, y lamentablemente, a veces llegamos a sentir como si Dios no estuviera bendiciéndonos. Pero la realidad es que aun en momentos como esos, experimentamos muchas de sus maravillas.
A continuación hay varios ejemplos de esas bendiciones:
• Tenemos la seguridad de que nuestro todopoderoso Dios nos escogió antes de la fundación del mundo (v. 4). Nos predestinó como sus hijos (v. 5). Podemos sentirnos especiales y queridos, porque el Soberano del universo nos eligió.
• Jesús hizo posible nuestra salvación por medio de su muerte y resurrección (v. 7). Nos redimió del pecado que causa la separación de Dios y que al final conduce a la muerte. Como resultado, recibimos una naturaleza nueva y el perdón de nuestras iniquidades (2 Co 5.17; 1 Jn 1.9).
• El Espíritu Santo habita en nosotros. Nos guía, advierte y llena, por lo que siempre tenemos acceso a su consolación y dirección. Y porque Él también nos sella, nuestra vida eterna es segura (Ef 1.13).
• Nuestro Padre celestial nos prepara una herencia imperecedera (1 P 1.4). Podemos experimentar dificultades temporales, pero podemos vivir con la esperanza de que estaremos en la presencia de Dios por toda la eternidad, donde hay gozo y ningún sufrimiento.
Los creyentes en Cristo tienen bendiciones espirituales maravillosas todo el tiempo. Sin los cuatro regalos permanentes que acabo de mencionar, el temor y el vacío serían abrumadores. Reflexione en estos beneficios, y exprese gratitud a Dios, aun en los momentos difíciles que puede estar atravesando.
Por Min. En Contacto