Leer | Mateo 25.31-46
La Palabra de Dios habla claramente de la vida después de la muerte; las personas pasarán la eternidad, o bien en el cielo, o bien en el infierno. Sin embargo, muchos creen que esta realidad no es compatible con otras verdades en cuanto al Señor. Aunque sus objeciones son comprensibles, la Biblia ofrece las respuestas a sus preguntas:
¿Cómo puede el Señor ser bueno si permite que algunas personas vayan al infierno? Dios es amor, y no quiere que nadie viva sin Él (1 Jn 4.8; 1 Ti 2.4). Toda persona puede dejar el pecado y recibir al Salvador, evitando así la separación eterna de Dios. Pero algunos rechazan a Cristo y viven sin Él todos sus días en la Tierra. Por esa decisión, vivirán excluidos de su presencia por la eternidad.
¿Por qué el Señor creó a ciertas personas, a sabiendas de que nunca creerían en Él? Para algunos, esto parece una crueldad. Sin embargo, la alternativa sería peor. Dios nos creó con libre albedrío, lo que significa que podemos elegir obedecer y seguirle. Si nuestro Padre celestial no nos hubiera dejado ninguna opción, seríamos simples robots, incapaces de amarlo y de adorarlo.
¿No es injusto un castigo eterno, particularmente si los no cristianos nunca escucharon del evangelio? Mientras que los no creyentes están vivos, el Padre celestial hace todo para librarlos del castigo eterno —menos violar su libre albedrío. Él da tiempo y evidencias suficientes para que nadie tenga razones para rechazar el camino a la salvación (Ro 1.20; Jn 14.6).
¿Conoce usted al Señor Jesucristo como su Señor y Salvador? Él quiere que pase la eternidad con Él.
Por Min. En Contacto