“Pero el ángel les dijo: ‘No teman, que les traigo una buena noticia, que será para todo el pueblo motivo de mucha alegría.'”
Lucas 2:10-11
Esta es una de esas devociones basada en una historia de buenas y malas noticias. La buena noticia es que hay muestras que la recesión está llegando a un fin. La mala noticia es que el desempleo continúa en un 5.5%.
La buena noticia es que las ventas se han incrementado más rápido que en los últimos años. La mala noticia es que las tiendas están adelantando que este año la temporada de Navidad no será buena.
Como ven, estamos en septiembre y ya estoy mencionando la Navidad. Hablar tan temprano de la Navidad no fue idea mía; yo escribo las devociones basado en lo que leo en los periódicos, y puedo decirles que los vendedores ya están hablando de lo mala que será la Navidad este año.
Quizá usted también sienta lo mismo. Es posible que esto de las malas noticias lo estén deprimiendo. Si es así, me gustaría compartir este simple pensamiento: el anuncio del ángel todavía es vigente, y la buena noticia de Dios es Jesús, quien vino al mundo por todos nosotros.
Contrariamente a los dueños de las tiendas, para quienes ‘buenas noticias’ son las directamente relacionadas con la frecuencia con que la caja registradora se abre y se cierra, las buenas noticias de Dios son… solamente buenas.
La buena noticia de Dios es buena y punto. No depende de la economía, o del estado de los asuntos en el mundo. Esta Navidad estaremos recordando al hijo de Dios que nació para salvarnos de nosotros mismos, de nuestros pecados, de Satanás, y de un mundo que sólo trae malas noticias.
Que Él tuvo éxito son buenas noticias, magníficas noticias.
De hecho, Jesús es tan buena noticia, que usted ni siquiera tiene que esperar hasta el 25 de diciembre para apreciarlo. El Salvador de la vida es la buena noticia para usted ahora mismo. Él está a su lado dándole fuerzas, escuchándole, ayudándole, y animándole.
Por CPTLN