“Entonces Jesús dijo: ‘Dejen que los niños se acerquen a mí. No se lo impidan, porque el reino de los cielos es de los que son como ellos.'” Mateo 19:14
A muchas personas les gusta que sus pastores oren con ellos. Quizás crean que el pastor tiene una línea directa con Dios, no lo sé, pero en general a los pastores nos gusta hacerlo.
Hace algunos años estaba hablando por teléfono con un amigo, cuando me pidió que orara con él. Recién había comenzado, diciendo: “Querido Señor”, cuando apareció mi hija pequeña.
Al escucharme decir: “Querido Señor”, se paró de golpe, y muy seriamente me dijo: “¿Estás hablando con Dios, papá? Si es él, cuando termines no cuelgues, porque yo también quiero decirle unas cosas”.
Si esta historia le hizo sonreír, espero que haya sido porque se dio cuenta que, en su inocencia de niña, mi hija creía que Dios estaba realmente allí, pronto para escuchar su oración.
Para mí ha sido -y es- una gran satisfacción, saber que mi pequeña hija conocía más el corazón de Dios que su padre, el predicador. Mi hija sabía lo que yo a veces no recuerdo: que Dios siempre está pronto a escuchar.
Quizás a usted le pase lo mismo que a mí, y a veces tampoco recuerde que Dios siempre está pronto a escuchar. Por eso es que, si siente que Dios está distante, o que ha dejado de escuchar sus oraciones, le invito a que piense en mi hija.
Porque gracias a la vida, muerte y resurrección de Jesús, podemos tener la total seguridad de que Dios realmente está con nosotros, siempre pronto a escucharnos. Dios nunca nos da la espalda ni nos abandona. Toda vez que usted tenga algo para decirle, él estará pronto a escucharlo.
Por CPTLN