“Yo estoy ya a punto de ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano.”
2 Timoteo 4:6
Cuando visitaba a enfermos en los hospitales, en la época en que servía como pastor, tuve oportunidad de ver muchas cosas extraordinarias.
Recuerdo haber presenciado cuando una señora le dio permiso a su esposo, ya desahuciado por cáncer, para que se fuera con Jesús. El esposo dio un respiro, y se durmió… para despertar ante el Señor.
También estuve presente en ocasiones en que los doctores decían: “No hay esperanzas. La medicina no puede ayudarle. Ponga sus cosas en orden, porque sus días son contados”.
Algunas de esas personas todavía están vivas 30 años después. Hasta los médicos dicen: “Es un milagro”.
De acuerdo a un estudio publicado por la cadena de noticias MSNBC, la población de los Estados Unidos está de acuerdo. El 57% de los entrevistados dijo que la intervención de Dios puede salvar a una persona, aún cuando el tratamiento indicado por el médico no haya dado o no esté dando resultado.
En otras palabras, el Señor puede hacer milagros, si esa es su voluntad.
Por supuesto que, como cristiano que ha sido salvado de la muerte eterna por la vida, sufrimiento, muerte y resurrección del Salvador, usted ya lo sabía, ¿no es cierto?
Por otro lado, es necesario que recordemos que la muerte temporal es una realidad que tarde o temprano nos espera.
El Rey David sabía que su muerte habría de llegar en algún momento. Es por eso que escribió que, cuando le llege ese momento de atravesar el valle de sombra de muerte, no iba a temer ningún mal (Salmo 23).
El apóstol Pablo también sabía que su muerte se aproximaba cuando le escribió a Timoteo acerca de su partida, en las palabras usadas en esta devoción.
Lo interesante es que, por causa de su fe, estos héroes de la Biblia estaban preparados para ser llamados a ir con su Señor. No pensaban que el cielo fuera algo malo, ni tenían miedo ante la muerte, lo cual, comparado con lo que la mayoría de la humanidad siente acerca de la muerte, es un milagro.
Una de las cosas que Jesús hace, es quitar de sus seguidores el miedo a la muerte. Lo hizo por el Rey David y por el apóstol Pablo, y también lo quiere hacer por usted, porque, así como ellos, quiere que usted esté preparado.
Por CPTLN