“Pedro le dijo: ‘Señor, si eres tú, manda que yo vaya hacia ti sobre las aguas.’ Y él le dijo: ‘Ven.’ Entonces Pedro salió de la barca y comenzó a caminar sobre las aguas en dirección a Jesús. Pero al sentir la fuerza del viento tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó: ‘¡Señor, sálvame!’ Al momento, Jesús extendió la mano y, mientras lo sostenía, le dijo: ‘¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?'” Mateo 14:28-31
Pedro tuvo miedo y comenzó a hundirse en el agua. “Entonces gritó: ¡Señor, sálvame! Al momento, Jesús extendió la mano y, mientras lo sostenía, le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?” (Mateo 14:30b-31).
Al extender su mano, Jesús demuestra su amor y cuidado, aun sabiendo que nuestra fe es tan pequeña. Al extender su mano, Jesús nos muestra que es el Señor de nuestra vida, el Hijo de Dios que escucha cada pedido de auxilio. Al extender su mano Jesús demuestra que es el Salvador que, conociendo nuestras dudas, nos toca con su amor.
Por: CPTLN