viernes, 18 de junio de 2021

Un corazón perfecto

 “Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él” (2 Cron. 16:9).

        Estamos de nuevo en la historia de Asa. Este rey había confiado en el Señor en días anteriores cuando le vino una prueba muy fuerte, pero luego, cuando le vino una no tan importante, falló. Buscó una solución humana en lugar de confiar en el Señor.  Nuestra fidelidad en el pasado no es ninguna garantía de que vayamos a continuar siendo fieles. El profeta tuvo que reprender a Asa: “En aquel tiempo vino el vidente Hanani a Asa rey de Judá, y le dijo: Por cuanto te has apoyado en el rey de Siria, y no te apoyaste en Jehová tu Dios, por eso el ejército del rey de Siria ha escapado de tus manos. Los etíopes y los libios, ¿no eran un ejército numerosísimo, con carros y mucha gente de a caballo? Con todo, porque te apoyaste en Jehová, él los entregó en tus manos” (v. 7, 8). Si hubiese puesto su confianza en Dios, Dios le habría salvado como la vez anterior, pero no lo hizo.

¡A Asa no le gustó la intervención del vidente! “Entonces se enojó Asa contra el vidente y lo echó en la cárcel, porque se encolerizó grandemente a causa de esto. Y oprimió Asa en aquel tiempo a algunos del pueblo”. ¿Cómo reaccionas tú cuando te corrigen? Él se enfadó. No solamente se molestó con el profeta, echándole en la cárcel, proyectó su enfado contra otros y los trató mal también. ¡Qué comportamiento más indigno para un creyente! ¡Pero sorprendentemente el veredicto de Dios sobre su vida es que su corazón fue perfecto para con Dios!: “Con todo, el corazón de Asa fue perfecto para con Jehová toda su vida” (1 Reyes 15:14). Esto nos lleva a hacer una pregunta. ¿Qué entiende Dios por “un corazón perfecto”? Evidentemente no es lo que nosotros pensamos, porque la Biblia dice que David tuvo un corazón perfecto y tuvo sus fallos. Dios mira las intenciones del corazón, lo más profundo, nuestras motivaciones, la calidad de nuestro amor para Él, no tan solo el comportamiento externo.


Un corazón perfecto:
Noé tuvo un corazón perfecto: “Noé, varón justo, era perfecto en sus generaciones; con Dios caminó Noé” (Gen. 6:9). Job también: “Hubo en tierra de Uz un varón llamado Job; y era este hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal” (Job 1:1). “Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme” (Mat. 19:21). “A quien (a Cristo) anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre” (Col. 1:28). “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Tim. 3:16, 17).
De estos ejemplos vemos que la perfección no consiste en nunca haber hecho nada malo, sino que es un estado general del corazón delante de Dios. Lejos de ser una imposibilidad, es accesible para cada creyente. Es una meta alcanzable, y lo podemos tener ahora mismo. ¡El texto del encabezamiento es para ti!

Enviado por el Hno. Mario Caballero