“Cuando Jesús oyó esto, le dijo: ‘No temas. Sólo debes creer, y tu hija será sanada.'”
Lucas 8:50
La hija de Jairo, de doce años, está gravemente enferma. Y su padre está desesperado. Así es que decide ir a buscar la ayuda de un hombre que andaba sanando enfermos. Ese hombre era Jesús. Mientras está hablando con Jesús, Jairo recibe la noticia: ‘tu hija murió’. Pero Jesús le dice: “No temas. Sólo debes creer, y tu hija será sanada” (Lucas 8:50). Sin entender lo que estaba sucediendo, Jairo regresó a su casa, acompañado por Jesús. Cuando llegaron a la casa, Jesús tomó la mano de la niña y ella volvió a la vida.
A través de esta historia podemos ver cuán importante es que Jesús tenga un lugar en nuestra familia. La presencia de Jesús en la casa de Jairo cambió completamente la situación: donde había muerte, pasó a haber vida. Aun hoy, Dios quiere estar presente en nuestra familia, en la educación de nuestros hijos, en nuestro día a día. Cuando como familia confiamos en Dios, su presencia hace que las cosas cambien.
Por CPTLN