viernes, 26 de marzo de 2021

En rescate por muchos II

 Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos. Marcos 10.45

Cuánta admiración, perplejidad, celebración y reconocimiento surge en ocasiones al preciso momento o después, cuando dan a conocer historias inspiradoras que narran hechos sorprendentes de rescates, desde simples caídas, hasta rescates por aire, mar y tierra. Algunos de ellos con finales felices y otras veces a costa del daño físico o muerte del rescatista convertido en héroe.  Posiblemente pasado algún tiempo algunos olviden, pero definitivamente los rescatados lo llevaran consigo como marca indeleble.

Hay un rescatista, héroe universal, que dejó marca indeleble y eterna de su acto digno de admirar, que infunde perplejidad, es motivo de celebración y se sigue reconociendo por las narraciones de sus hechos sorprendentes en favor no solo de uno, o algunos cuantos, sino de muchos, más específicamente la humanidad entera. Y ese es el Mesías prometido, que se cumplió en la persona de Jesús, conocido por el “hijo del hombre” por asumir un cuerpo humano como el nuestro y cumplir su misión de rescate.  El rescate de la opresión por las tinieblas ejercida por el satanás y sus demonios, el Señor lo reprenda.  Necesidad de ser libres también del pecado que produce muerte espiritual, destituyendo la posibilidad de participar en el Reino de Dios Padre. El vino a servir por medio de su ministerio hasta cumplir a cabalidad no solo la voluntad de Dios sino que ello incluye la posibilidad de reconciliarnos para siempre con Dios y participar de su Reino.  Que acto valeroso, encomiable y único, pues sólo Jesús, a concedido Dios que sea mediador entre Él y nosotros, dándole un nombre superior y un lugar de total autoridad en los cielos y en la tierra. 

Jesús hizo este rescate por todos. Entonces, porque mencionar “por muchos”. Primeramente no se puede pasar por alto que el Padre en su Omniciencia conocía el hecho que no todos decidirían ser rescatados, esto pese al elevado privilegio, significado, necesidad de su acto heroico para rescatar a toda la humanidad, lamentablemente solo “muchos” han recibido este regalo inmerecido de Dios y sacrificial de Cristo Jesús. Jesús dio toda su vida al servicio hasta morir y resucitar para rescatar a la humanidad del pecado, muerte, satanás y demonios, reconciliarnos con Dios y a eso se le suma toda bendición celestial incluída, pero aún hay tantos que han decidido no participar de su rescate.  Al final, su alma eterna, no podrá participar de la vida abundante en Cristo, se quedaran sin nada para admirar, quedar perplejos, celebrar y reconocer ahora y en la eternidad al Héroe de héroes, al rescatista más valioso digno de honra y honor, el Hijo del hombre, Jesús Salvador e Hijo de Dios.  ¿Estás entre los rescatados?.  Si no es así reconócele en este momento y recibe el servicio y rescate que hizo, quien nadie más puede ofrecer ni dar.

Por: Hna. Pastora Daisy Rodríguez