En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
Juan 1.1
Juan escribe el libro siendo su tema central Jesús y su obra como Hijo de Dios. Tomemos como punto de partida lo siguiente que expresa el verbo: un juicio acerca del sujeto y el proceso de una acción y/o estado. En el principio era el Verbo, la palabra que lleva a la acción. Dios presente desde el principio, es decir alfa, sin origen, su existencia perpetuada debido a su eternidad. El verbo era con Dios. Dios es trino así que su palabra y acción está presente tanto en el Padre, Hijo y Espíritu Santo unánimes en estado espiritual-divino. El verbo era Dios apunta a la persona de Jesús, Hijo de Dios, enviado con un mensaje y una acción a completar en su obra sobre la tierra al ofrecerse para salvación en favor de la humanidad. Jesús mismo expresó la palabra de Dios (verbo) en Juan 14:24 leemos: “El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió”. Dios envía a Jesús su Hijo y habla por medio de Él. Por eso se le conoce como el “verbo viviente” (la palabra viviente). Juan quiere llevar al oyente y lector hacia el principio donde el Padre, Jesús y el Espíritu Santo co-existían. A la vez que hace una labor de evangelista al detallar y describir la persona de Jesús al igual que la obra salvífica. Implicando a la vez que Jesús encarnado es el Mesías Salvador anunciado desde la antigüedad por su eternidad existiendo desde el principio dándolo a conocer como el “verbo era con Dios”. Por lo antes descrito encontramos los tres elementos del “verbo” presentes en Jesús, a saber: sujeto, proceso, acción y/o estado. Dios mismo dio testimonio de su enviado como “verbo” es decir como palabra, refiriéndose a Jesús leemos lo siguiente en Mateo 17:5 Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd.
Por: Hna. Daisy Rodríguez