martes, 16 de febrero de 2021

Complicada o sencilla

 “Por lo tanto, muestren humildad bajo la poderosa mano de Dios, para que él los exalte a su debido tiempo. Descarguen en él todas sus angustias, porque él tiene cuidado de ustedes.” 1 Pedro 5:6-7

La vida puede volverse complicada.

Hace algunos años, cuando se lanzaba al mercado una nueva marca de jabón, era necesario hacer una campaña comercial. Para ello se reunió a un grupo para que exploraran las posibilidades, y se les dijo que se sintieran libres de pensar, ya que ninguna idea, ni siquiera la más extraña o exótica, sería considerada ridícula.

Para que vean cuán exóticos fueron, uno de los eslóganes que crearon decía:

“Los elementos alcalinos y las grasas vegetales de este producto están mezclados de tal manera, que aseguran la más alta calidad de saponificación, con una gravedad específica que lo mantiene en la superficie del agua, evitando así que, quien se está bañando, tenga que molestarse en buscarlo en el fondo de la bañera.”

El gerente de publicidad tachó todo, y en su lugar escribió una palabra: “Flota”.

Ese gerente había aprendido que a la vida se la puede encarar en una de dos formas: o complicada, o simple.

La vida se nos hace complicada cuando sólo vemos las cosas desde nuestro punto de vista y tratamos de solucionarlas a nuestra manera.

Es más simple cuando aprendemos a compartir las cosas de la vida con alguien. Hay quienes creen que es mejor compartir esas cosas con un consejero, un amigo, o un familiar.

En el texto para hoy, San Pedro nos dice que es mejor aún hacerle caso a Dios. “Depositen en él toda su ansiedad, porque él cuida de ustedes”.

El Padre celestial demostró la magnitud de su amor para con nosotros cuando envió a su Hijo a este mundo a salvarnos. Jesús sufrió el rechazo, la falta de respeto y las burlas de la humanidad, para que el Padre nos aceptara nuevamente como sus hijos. Él murió para que nosotros podamos vivir.

El saber que el Señor nos cuida lo cambia todo. Lo complicado se convierte en simple… casi podemos decir que, al igual que el jabón de nuestra historia, nosotros también “flotamos”.

Por CPTLN