Imagen y semejanza
Génesis 1.26
Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.
Dios existe en tres divinas personas conocidas como Padre, Hijo y Espíritu Santo. Hablando entre ellos Dios dijo que hicieran al “hombre” (ser humano). Involucra la acción de la divina trinidad en crear. Cuando leemos que menciona “hacerlo” (crearlo) a su imagen, podemos decir que la imagen en cuestión sería una reproducción de sí mismo como en sentidos, eternidad y otros como el aspecto de “hacerlo” (crearlo) incluía en dicha reproducción la semejanza, que está relacionado con el parecerse a alguien. Como por ejemplo básico un matrimonio con hijos semejantes a sus progenitores, por contar con semejanzas compartidas físicas o según van creciendo al carácter y moral. En las Sagradas Escrituras podemos leer: Éxodo 20:4 “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra”, entre innumerables citas que podríamos mencionar. De ahí la continua prohibición de Dios creador hacia el hombre creado en no crear o hacerse imagen o semejanza de alguien o algo como divinidad, toda vez que ya cuenta con la imagen y semejanza de su creador o sea Dios.
También leemos en el versículo que había creado animales de toda especie y ahora delegaba al hombre creado, señorearse de ellos usando voluntad y dominio. Otro ejemplo lo encontramos en Génesis 2:15 “Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase”. Que a su vez denota un orden y superioridad sobre las demás cosas creadas.
Por: Hna. Daisy Rodríguez